Los comicios previstos para el 9 de abril en Italia plantean la paradoja de un alto número de electores comprometidos con el desarrollo internacional y un monto de asistencia particularmente bajo.
La coalición opositora de centroizquierda La Unión promete aumentar la ayuda al desarrollo de su actual 0,13 por ciento del producto interno bruto (PIB) a la meta de 0,7 por ciento, adoptada hace tres décadas por las naciones ricas.
En su periodo de cinco años, el gobierno del actual primer ministro Silvio Berlusconi redujo de modo constante el presupuesto de asistencia al desarrollo a su actual registro, el más bajo de las potencias industriales.
El presupuesto para el desarrollo fue fijado en 0,20 por ciento del PIB cuando Berlusconi llegó al poder, y desde entonces se ha reducido progresivamente.
Ahora Berlusconi busca la reelección encabezando la coalición centroderechista Casa de las Libertades, construida en torno de su partido Forza Italia.
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La Unión es liderada por el ex primer ministro y ex presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, quien había vencido a Berlusconi en los comicios de 1996, pero abandonó el cargo antes de completar su periodo al retirarle el parlamento su confianza.
La Unión tendrá un fuerte respaldo público para elevar el gasto en asistencia al desarrollo, según una encuesta encargada por varias organizaciones no gubernamentales (ONG).
Según el sondeo, nueve de cada 10 italianos consultados quieren un gasto más elevado en asistencia al desarrollo y, ante la opción entre asignar un euro más a la salud o la ayuda al desarrollo, siete de cada 10 lo gastarían en lo segundo.
Nueve de cada 10 querrían que el euro extra fuera gastado en desarrollo y no en defensa. Y 55 por ciento se mostró proclive a preferir a un candidato comprometido con el combate a la pobreza.
"La historia italiana de lucha contra la pobreza (está llena) de promesas perdidas", dijo a IPS Raffaele Salinari, líder de la Coordinación Italiana de Redes Internacionales de ONG. "Ahora es tiempo para un giro radical en la dirección de la justicia internacional".
La voluntad del pueblo debe reflejarse en el presupuesto, dijo a IPS Eveline Herfkens, coordinadora ejecutiva de la Campaña del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). "Ahora Italia tiene que traducir la voluntad de sus ciudadanos, prestando atención no sólo a la cantidad de asistencia, sino también a su calidad".
La nueva investigación apunta al "fuerte peso electoral del tema de la cooperación para el desarrollo", señaló Herfkens.
"Si los candidatos quieren ganar votos, y no perderlos, deben poner estos asuntos en un lugar prioritario de su agenda política. Cuando sea llamado a elegir a su gobierno, el electorado tendrá esto en gran consideración", agregó.
Pero no está claro hasta qué punto los votantes tendrán en cuenta la cooperación internacional cuando sufraguen el 9 de abril. Dirigentes de centro-derecha dicen que reorganizarán las agencias gubernamentales para que la cooperación al desarrollo alinee a Italia con otros países europeos, en lugar de prometer un aumento del gasto para el desarrollo.
La presión de la sociedad civil ha forzado al gobierno a actuar antes. La campaña del Jubileo 2000 por la abolición de las deudas de los países más pobres condujo a la adopción de una innovadora ley sobre cancelación bilateral de endeudamiento. La aspiración era cancelar 6.000 millones de dólares, pero sólo se condonaron 2.500 millones de dólares de esa suma.
Organizaciones que trabajan en desarrollo quieren ahora un mayor compromiso en la asistencia con alguna presión de la Campaña del Milenio, que fiscaliza el cumplimiento y progresos de los gobiernos hacia la concreción de los Objetivos de Desarrollo de la ONU, acordados por la comunidad internacional en 2000.
Estos objetivos incluyen reducir a la mitad la proporción de personas que viven en la indigencia y padecen hambre (en relación a 1990), lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la mortalidad materna en tres cuartos y combatir la expansión del VIH/sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la malaria y otras enfermedades.
Otras metas son asegurar la sustentabilidad ambiental y generar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur, con plazo máximo en el año 2015.
