ISRAEL: Comunidad rusa en la encrucijada de las urnas

Mientras el flamante partido centrista Kadima se mantiene al frente de las encuestas rumbo a las elecciones del 28 de marzo en Israel, aún resulta incierto el destino del decisivo voto de la comunidad rusa.

Los inmigrantes rusos y sus descendientes, que con un millón de integrantes constituyen alrededor de 20 por ciento de la población, son notorios por sus impredecibles preferencias electorales.

Se trata de una comunidad muy educada y altamente politizada, con una marcada tendencia centroderechista.

Sus votos fueron determinantes para la constitución de todos los gobiernos desde 1992, cuando el derechista Yitzhak Rabin logró consagrarse como primer ministro, dijo a IPS Ze'ev Khanin, del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Bar-Ilan.

También se inclinaron en 1996 por el derechista Binyamin Netanyahu, en 1999 por el centroizquierdista Ehud Barak y en 2001 por el conservador Ariel Sharon, recordó Khanin.

La comunidad rusa es una de la de más acelerado crecimiento en Israel, donde los judíos procedentes de todo el mundo tienen la opción de obtener la ciudadanía plena apenas ingresan al país. La inmigración desde Rusia comenzó en 1988, y la corriente no ha cesado aún.

Los partidos políticos lanzaron intensas campañas que apuntan a los votantes de origen ruso en las que destacan la presencia de candidatos de esa comunidad en avisos publicitarios, octavillas y visitas hogareñas.

"Este sector del electorado puede cambiar el rostro de cualquier coalición parlamentaria", afirmó Khanin. "Pero siempre determinan su voto por razones diferentes." Por eso, añadió, pueden cambiar radicalmente su preferencia de una elección a otra.

Una mitad de los inmigrantes rusos muestran gran preocupación por la política exterior y la seguridad. La otra, en cuestiones socioeconómicas y cívicas, sostuvo el experto.

"Se identifican mucho con Ariel Sharon", dijo Ira Sharkansky, profesor de Ciencia Política y Administración Pública de la Universidad Hebrea de Jerusalén. "Era duro y podía hablarles en ruso."

Pero el compromiso de esos votantes con el hoy comatoso primer ministro y líder de Kadima está en cuestión, consideró Sharkansky. Los rusos se sienten intimidados por Kadima y por su líder y primer ministro interino, Ehud Olmert.

"Tal vez todavía no lo conocen bien", indicó.

Olmert tiene ciertas dificultades para aproximarse a la comunidad rusa. En los últimos días, manifestó en público que su madre nació en la ciudad ucraniana de Odessa, y que no pudo aprender a hablar ruso por las extenuantes circunstancias de su vida.

Khanin atribuyó la menguante popularidad de Kadima entre los votantes rusos a los escándalos de corrupción y a su posición poco clara sobre asuntos socioeconómicos y de relaciones internacionales.

Pero el centroizquierdista Partido Laborista y el conservador Likud, cuyos sectores más centristas se separaron para formar Kadima, están cometiendo errores políticos que pueden costarles caro, según Sharkansky.

El laborismo se presenta como un partido socialista, que es "lo último que un ruso querría" tras haber vivido en la disuelta Unión Soviética, explicó.

Mientras, Likud parece tener una plataforma basada sobre una sola consigna: no hacer concesiones territoriales a los palestinos.

Por otra parte, el estilo "rimbombante" y "pretencioso" de Netanyahu, su líder, no le permite ganar votos, ni entre los rusos ni entre los israelíes en general, advirtió Sharkansky.

La propaganda televisiva de Likud incluye un aviso titulado "Amanecer rojo", en que el rostro del presidente ruso Vladimir Putin se transforma en el de Olmert.

Se trata de una crítica doble: a Putin, por invitar a líderes del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) a Moscú, y a Olmert, por permitir que ese sector participara en las elecciones de enero, las que a la postre ganó.

Desde los retrocesos en la salud de Sharon en enero, algunos votantes rusos parecen haber abandonado Kadima para migrar al Likud.

Sharkansky cree que el fiel de la balanza se ubicará en tiendas del partido nacionalista Yisrael Beiteinu, liderado por Avigdor Lieberman, quien se ha concentrado en cuestiones de defensa y suele hacer discursos en ruso.

Pero los miembros de la comunidad rusa ya no se sienten obligados a votar por un candidato que comparta sus raíces, como sí sucedía en el pasado, cuando trataban de reafirmar su identidad en reacción a un ambiente político, social y cultural nuevo, dijo el periodista de origen ruso Marc Amusin.

"No se sentían representados por la política tradicional israelí", explicó Amusin a IPS. Al final, se integraron más en la sociedad y, en consecuencia, se redujo el poder de los partidos basados sobre la pertenencia a la comunidad rusa.

Amusin consideró que Lieberman mejora su convocatoria entre los ciudadanos de origen ruso debido a la enfermedad de Sharon, un candidato creíble que representaba cabalmente sus intereses.

Ahora Lieberman "se presenta como un hombre fuerte de su mismo origen, como un hombre en el que los rusos pueden creer", sostuvo. (

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