IRAQ: Insurgencia gana adeptos por represión en Siniyah

Al periodista de IPS se le negó en dos ocasiones la entrada al central poblado iraquí de Siniyah, convertida en una prisión para sus habitantes. Sólo le fue posible contactar a los residentes en el puesto de control ubicado a la entrada de la localidad.

Hace un mes, las fuerzas de Estados Unidos construyeron una muralla de arena de unos 10 kilómetros de largo alrededor de Siniyah, 220 kilómetros al norte de Bagdad.

La localidad está cerca de Tikrit, la ciudad natal del ex presidente Saddam Hussein (1979-2003), y del centro de refinación petrolera de Beiji.

La construcción de la muralla comenzó el 7 de enero, en respuesta a los repetidos ataques contra las fuerzas estadounidenses apostadas en la zona. Ahora, por las noches reina toque de queda.

El enviado de IPS no pudo ingresar a la localidad para investigar la situación de la población, pero los mandos militares de Estados Unidos insisten en que la prensa tiene acceso libre.
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"A la prensa no se le ha limitado el ingreso ni la salida de Siniyah. La coalición y las fuerzas iraquíes se trasladan largas distancias para asegurarse de que los periodistas puedan hacer su trabajo en un ambiente seguro", dijo a IPS el portavoz de las fuerzas de ocupación, mayor Tim Keefe.

Pero soldados estadounidenses detuvieron al enviado de IPS y le impidieron ingresar a Siniyah en dos ocasiones.

No obstante, muchas personas que esperaban en fila para atravesar el puesto de vigilancia a la entrada de Siniyah estuvieron dispuestas a hablar sobre sus problemas.

"Están tratando de aislar a los combatientes iraquíes que los atacan todos los días", dijo Muhammed, un ingeniero de 34 años que reside en la ciudad.

"Los soldados han estado expuestos a atentados con bomba y con diferentes armas en las carreteras. La resistencia además destruyó los oleoductos hacia Turquía", señaló.

La ciudad fue cerrada no sólo por los ataques que se producían dentro de ella, sino por considerársela base de la resistencia que planifica atentados en otras áreas del país. La principal preocupación de las fuerzas estadounidenses es impedir un ataque contra la refinería de Beiji.

En cierta medida, muchos residentes de Siniyah apoyan los ataques contra instalaciones petroleras.

"Este petróleo irá a Turquía y es robado por las fuerzas de ocupación. Cuando Turquía lo pague, el dinero irá para ellos" y no para Iraq, sostuvo Muhammed.

Los residentes se quejan de que las fuerzas de ocupación son injustas y han aislado a la ciudad del gobierno central iraquí.

"Siniyah se convirtió en un verdadero campo de batalla ahora, y las fuerzas de ocupación destruyeron varios de nuestros hogares. No hay seguridad dentro de Siniyah, y ahora es el peor lugar de Iraq", dijo Sumiya, un ama de casa de 33 años.

"La ocupación y la Guardia Nacional Iraquí incursionan en las casas de Siniyah todos los días y detienen a muchos. Hay un toque de queda desde las cinco de la tarde hasta las cinco de la mañana. En Bagdad es sólo desde la medianoche hasta la mañana", afirmó.

Sumiya lamentó que sus hijos ahora no puedan ir a la escuela, y señaló que toda la población de la ciudad han sido afectadas por el conflicto.

"Mi centro de estudios está fuera de Siniyah, y es muy difícil para mí ir y venir todos los días atravesando estos puestos de control", dijo Ammar, un estudiante de 20 años.

"Tuve que dejar mi empleo porque estaba fuera de Siniyah, y me era imposible ir y venir todos los días por culpa de esta muralla de tierra y estos puestos de vigilancia en el camino", señaló, por su parte, Abdulá Jabar, de 45 años.

Estados Unidos asegura que la muralla fue construida con la aprobación de la población local.

"La policía, los miembros del consejo de la ciudad, los jeques y los líderes religiosos se reunieron con los jefes del primer escuadrón del 33 Regimiento de Caballería de la 101 División Aerotransportada para discutir la operación", dijo el mayor Keefe, quien, sin embargo, no brindó detalles sobre las negociaciones.

Mientras continúa el aislamiento de Siniyah, sus 3.500 residentes parecen unificarse detrás de la resistencia.

"No creo que las fuerzas de ocupación detengan a la resistencia con estas medidas, porque la violencia causa más violencia", dijo Ammar. "La resistencia en cualquier país ocupado es habitual a lo largo de la historia, pero no hubo ocupación alguna que haya usado este tipo de violencia."

"Estamos en una muy mala situación y vivimos en una prisión muy grande para unas 3.000 personas, una llamada Siniyah", dijo Jabar.

Las fuerzas de ocupación ya habían usado tácticas similares. En las centrales ciudades de Samarra y Faluya también instalaron muros y centros de vigilancia.

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