Una reunión entre los gobiernos de Irán y Rusia que se celebrará el próximo lunes en Moscú podría ser la última oportunidad para la diplomacia, antes de que se vuelvan inevitables sanciones internacionales u otras medidas punitivas contra Teherán por su plan de desarrollo nuclear.
Tras un endurecimiento en la postura de las potencias occidentales, reflejado en un voto contra Irán hace dos semanas en la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), la reunión de la capital rusa todavía puede hacer algo para evitar que un informe sobre el caso iraní llegue al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo que podría derivar en sanciones contra ese país.
Pero la actual ventana de oportunidades podría cerrarse de golpe con la próxima reunión del Consejo de Gobernadores de la AIEA, que se celebrará el 6 de marzo en Viena, y en la que se espera que el director general de ese organismo dependiente de la ONU, Mohamed ElBaradei, presente un informe sobre Irán.
Si la diplomacia fracasa, Estados Unidos podría ser tentado a lanzar una acción militar contra Irán con o sin la colaboración de Israel, con consecuencias graves para la región.
"Los efectos probables de una operación militar contra Irán serán catastróficos para todo Medio Oriente. Habrá una conflagración virtual en el mundo musulmán. Además, es improbable que las actividades nucleares de Irán terminen definitivamente", sostuvo el analista Achin Vanaik, profesor de estudios internacionales y políticas globales en la Universidad de Nueva Delhi.
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Estados Unidos y algunos países europeos alegan que el programa atómico iraní está destinado a la fabricación de armas de destrucción masiva, aunque Teherán asegura tiene solo fines pacíficos.
Mientras se acerca la reunión de Moscú, Teherán envía señales conciliatorias. El jueves aclaró oficialmente que no comenzó a pleno con el enriquecimiento de uranio en las instalaciones atómicas de la meridional ciudad de Natanz. Sólo inyectó una pequeña cantidad de gas hexafluoruro de uranio en las centrifugadoras, y no empezó a operarlas ni a probarlas.
Además, el presidente de la Agencia de Energía Atómica de Irán, Gholamreza Aghazadeh, subrayó que todavía están funcionando las cámaras de supervisión instaladas por los inspectores de la AIEA.
Tras la votación del 4 de este mes en el organismo, Irán advirtió que suspendería la implementación del protocolo firmado en 2003, que permite inspecciones internacionales. Sin embargo, la permanencia de las cámaras es una señal de que la decisión no es irreversible.
Irán considera que las inminentes conversaciones con Rusia serán "constructivas", pese a las reservas en torno a una propuesta de Moscú de lanzar un proyecto de riesgo compartido, bajo el cual el uranio iraní sería enriquecido en suelo ruso para ser empleado luego en reactores de energía eléctrica.
Teherán sostiene que "la propuesta tiene el potencial de resolver el tema si sus deficiencias y desventajas son eliminadas". La clave para superar estas "deficiencias" es permitir que Irán lleve a cabo el proceso de enriquecimiento en su propio suelo, dentro de un marco de proyecto conjunto con otro estado.
Irán aseguró que estudiaría la propuesta rusa con un espíritu positivo y que le gustaría ampliar el proyecto incluyendo a otros países. A comienzos de esta semana, el presidente del parlamento, Gholam Ali Haddad Adel, insinuó que Venezuela podría sumarse a la iniciativa.
Al parecer, Irán impuso tres condiciones para aceptar la propuesta de Rusia. Según Radjab Safarov, presidente del Centro de Estudios Contemporáneos de Irán, Teherán quiere que a sus expertos se les permita el acceso al proceso de enriquecimiento, que parte del mismo tenga lugar en territorio iraní y que un tercer país se una al proyecto.
"No está claro cuán lejos llegarán los rusos en el intento de persuadir a Estados Unidos para discutir tal arreglo", dijo Vanaik.
"Ellos, como los chinos, adoptaron una postura débil y pro-Estados Unidos en la AIEA. A diferencia de septiembre, cuando se abstuvieron sobre una moción para calificar a Irán como 'incumplidor' de sus obligaciones con la AIEA y el Tratado de No Proliferación Nuclear, el 4 de febrero votaron por una resolución contra Irán auspiciada por Occidente", añadió.
Tanto Rusia como China insisten en que quieren una resolución diplomática, pacífica y negociada a la crisis. Pero permanece la duda de si están dispuestos a vetar una dura resolución de Estados Unidos contra Irán en el Consejo de Seguridad de la ONU o si intentarán disuadir a Washington.
Mientras, el periódico londinense The Sunday Telegraph informó que Estados Unidos ya prepara un devastador bombardeo a varios objetivos iraníes.
El diario citó como fuente a un alto consejero del Departamento de Defensa (ministerio) estadounidense, quien aseguró que esa preparación es "más que una simple evaluación de contingencia militar" y que "ha adquirido una urgencia mucho mayor en los últimos meses".
Dentro del esquema estadounidense, a un estado "díscolo" como Irán no se le puede permitir acceso a tecnología que, a largo plazo, podría ayudarle a desarrollar armas nucleares. Altos funcionarios estadounidenses, incluyendo a la secretaria de Estado (canciller) Condoleezza Rice, así lo afirman.
India, aunque tiene buenas relaciones con Irán, expresó preocupación por la posibilidad de que su vecino desarrolle tecnología nuclear. De hecho, Nueva Delhi votó contra Teherán en las últimas dos sesiones de la AIEA, y es probable que mantenga esa postura el 6 de marzo.
El primer ministro indio Manmohan Singh afirmó el lunes en una sesión especial del parlamento, convocada para discutir el voto en la AIEA, que había asuntos clave "no resueltos" en la crisis con Irán.
Los parlamentarios "son conscientes de que la fuente de esa proliferación clandestina de tecnologías delicadas procede de nuestro vecindario, según la información incluida en los sucesivos informes de la AIEA", dijo Singh, en clara alusión a Pakistán.
El primer ministro subrayó que su país busca una solución que contemple tanto los intereses de Irán como la preocupación de la comunidad internacional.
"Hemos trabajado consistentemente para promover un consenso en la AIEA dirigido a este fin. Ésta ha sido la lógica de nuestra posición en las reuniones del Consejo de Gobernadores, tanto en septiembre de 2005 como a comienzos de este mes", afirmó.
Singh dijo tener esperanzas de que las discusiones entre Irán y Rusia tengan un resultado positivo.
Para el analista Paul Rogers, profesor de la británica Universidad de Bradford, "hay por lo menos un riesgo de 50 por ciento de alguna clase de crisis real, probablemente con acción militar, antes de fin del año próximo".
Un ataque estadounidense probablemente tendría un "poderoso efecto unificador" en la población de Irán y estimularía a ese país a desarrollar armas nucleares, alertó.
Eventuales represalias iraníes tendrían consecuencias devastadoras en Afganistán, Iraq, Líbano y Siria.
Rogers sostuvo que la única salida es darle una oportunidad a la diplomacia. Lo que queda por ver es si las potencias occidentales y Rusia lo harán.