Casi dos tercios de los estadounidenses encuestados para el último sondeo sobre Asuntos Internacionales de la firma Gallup consideran que el presidente George W. Bush no es una figura respetada por sus pares del resto del mundo.
Apenas un tercio de los entrevistados dijeron creer que los líderes mundiales "respetan" a Bush, mientras 63 por ciento consideraron que "no lo respetan mucho".
Se trata de una encuesta periódica de Gallup, y que en esta ocasión mostró el peor resultado para el presidente estadounidense en ese rubro desde su primera investidura hace cinco años.
También marca una caída estrepitosa desde su momento de mejor desempeño, en febrero de 2002, poco después de que el gobierno de Bush orquestó la salida del movimiento islamista Talibán al frente de una coalición internacional. Tres de cada cuatro encuestados consideraron entonces que el presidente era respetado por sus pares extranjeros.
Gallup estimó que el público estadounidense ya era bastante escéptico sobre el respeto del mundo hacia Bush hasta que ocurrieron los atentados que dejaron 3.000 muertos en Nueva York y Washington el 11 de septiembre de 2001.
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En sus primeros seis meses de gobierno —iniciado el 20 de enero de 2001—, apenas 45 por ciento de los entrevistados por Gallup consideraban que era un líder mundial respetado.
Pero después de los atentados de septiembre, la opinión pública se alineó de su lado. De todos modos, todo fue cuesta abajo desde febrero de 2002.
El nuevo estudio, basado sobre entrevistas telefónicas con una muestra al azar de 1.002 adultos, realizadas entre el 6 y el 9 de febrero, concluyó que apenas 43 por ciento de los encuestados manifiesta satisfacción con la imagen actual de Estados Unidos ante el mundo.
Ese porcentaje se elevaba a 71 por ciento tras la caída de Talibán y a 69 por ciento durante la invasión de Iraq, en abril de 2003.
En una señal de lo que puede suceder en el futuro, el nuevo informe indica que, por primera vez desde que Bush asumió la presidencia, Irán es el país más señalado como el principal enemigo de Estados Unidos (casi un tercio de los entrevistados).
Le siguen, lejos, Iraq (22 por ciento), Corea del Norte (15 por ciento) y China (10 por ciento).
En las anteriores encuestas de Asuntos Internacionales de Gallup, en 2001 y 2005, Irán se ubicaba en tercer lugar, detrás de Iraq y China, en el primer caso, y de Iraq y Corea del Norte, en el segundo.
El ascenso de Irán en el ranking de enemigos ocurre en medio de un aumento de la tensión entre Teherán y Washington en torno del programa de desarrollo nuclear del país del Golfo y de una seguidilla de declaraciones polémicas del presidente Mahmoud Ahmedinejad.
Una encuesta por el estilo, realizada el mes pasado por el Centro de Investigaciones Pew para el Pueblo y la Prensa, arrojó resultados similares.
El estudio, junto con otro de Gallup para la cadena televisiva CNN y el diario USA Today entre el 9 y el 12 de febrero, ofrece nueva evidencia sobre la desilusión del público estadounidense con el manejo de Bush de la política exterior.
En su último sondeo, Gallup detectó que 55 por ciento de los encuestados creen que Washington cometió un error al enviar tropas a Iraq. Pero ese rechazo tuvo, en realidad, su pico en septiembre, luego del huracán Katrina sobre el golfo de México, con 59 por ciento.
El analista de Gallup Jeffrey Jones observó, en un artículo que acompañaba los resultados de la encuesta, que entre los seis grandes conflictos bélicos en que se involucró Estados Unidos desde la segunda guerra mundial, concluida en 1945, sólo la guerra de Vietnam dio origen a tanta oposición pública cuando aún estaba en curso.
En dos encuestas realizadas durante esa guerra —en 1971, cuando el gobierno estadounidense había dispuesto una gran retirada, y en 1973, en vísperas de la firma del Acuerdo de Paz de París—, alrededor de 60 por ciento de los entrevistados afirmaron que el enfrentamiento bélico era un "error".
La última encuesta también indica que el público manifiesta más pesimismo que nunca en torno de la guerra: apenas 31 por ciento de los entrevistados consideraron que Estados Unidos y sus aliados están ganando la guerra.
Tales conclusiones son particularmente urticantes para el gobierno, cuyos principales portavoces se resisten a las crecientes demandas de repliegue de Iraq, en particular tras el atentado de la semana pasada contra la Mezquita Dorada en Samarra, que desató una ola de violencia sin precedentes entre las comunidades religiosas chiita y sunita.
Si Iraq se sumerge en una guerra civil, la administración de Bush estará sometida a una presión sin precedentes para la retirada.
Además, Bush tiene dificultades para mantener las tropas en Iraq, pues cada vez le cuesta más lograr el consenso de los legisladores de su Partido Republicano, y menos aún de los del opositor Partido Demócrata.
El presidente es cuestionado por apoyar la compra de una compañía operadora portuaria británica por parte de una firma estatal de Emiratos Árabes Unidos, que daría al país árabe el control de seis grandes puertos de Estados Unidos, y a un polémico acuerdo de asistencia nuclear con India.
Los asesores de Bush confiaban en mejorar su imagen como líder mundial con la gira de esta semana a India y Pakistán. Pero la encuesta de Gallup demuestra que esas aspiraciones eran desproporcionadas.