ESTADOS UNIDOS: La derecha se mira en el espejo canadiense

Paul Weyrich, uno de los padres del conservadurismo estadounidense moderno, mira hoy al norte con la esperanza de que el nuevo primer ministro Stephen Harper transforme el paisaje social y político de Canadá.

Pocos días antes de las elecciones del 23 de enero, y con la intención de desalentar distracciones indeseables para la campaña, Weyrich recomendó por correo electrónico a sus camaradas de Estados Unidos evitar dar declaraciones a los "medios canadienses de izquierda".

"Los votantes canadienses fueron inducidos a creer que los conservadores estadounidenses somos temibles", advertía el mensaje de Weyrich, presidente en Washington del instituto académico derechista Free Congress Foundation.

Al mismo tiempo, los adversarios de Harper consideraban que si los medios de comunicación "vinculan al Partido Conservador con nosotros" tal vez podrían impedir su victoria, según este líder de opinión estadounidense.

Tras el triunfo de Harper, Weyrich sostuvo, desde la página web de la Free Congress Foundation, que surgía un escenario optimista y otra pesimista de estas "emocionantes" elecciones.
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La visión pesimista implica que, como carece de mayoría parlamentaria, Harper adopte "un punto de vista más razonable hacia Estados Unidos" que el actual gobierno liberal, y "corrija algunas premisas del marxismo cultural que defienden los canadienses, como el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto voluntario".

Pero el próximo gobierno canadiense puede hacer mucho más que eso. "A Harper le complace que los medios de comunicación y muchos de sus propios correligionarios suelen ubicarse a la contra", explicó Weyrich.

"Semejante pesimismo reducirá las expectativas y le dará a Harper una elasticidad adicional para cumplir con su agenda. El plan de juego, aparentemente, es enfrentar a los liberales (…) con el Bloc Québécois", dadas las posiciones federalistas y proclives al aumento del gasto público de unos y las descentralizadoras del otro, según el líder conservador estadounidense.

Para Weyrich, la prensa canadiense comprende que Harper promoverá el gasto de defensa, y que "no le gusta el Protocolo de Kyoto".

"Paul Martin, a quien Harper derrotó, dirigió una campaña antiestadounidense. Eso funcionó el año pasado. Este año, no. Lo que es más importante, Harper favorece la participación en el programa de misiles de defensa de Estados Unidos. Martin se oponía", recordó.

"No es algo que se sepa mucho en nuestro país que un primer ministro canadiense tiene más poder que un presidente de Estados Unidos. Harper podría designar a 5.000 nuevos funcionarios, pues no se requiere la confirmación del parlamento. El primer ministro también podría designar a cada juez, desde los tribunales comunes a los de apelaciones y a la Suprema Corte de Canadá, a medida que haya vacantes", dijo.

"Tal como ocurrió en el caso en Estados Unidos, el marxismo cultural en Canadá fue ampliamente promovido por parte de los tribunales. Si se designa a jueces respetuosos de la Constitución, confirmarán que esos derechos (el aborto voluntario y el matrimonio entre personas del mismo sexo) no constan en ella. ¿Les suena familiar?", ironizó.

Estas palabras van más allá de la típica exposición de opiniones conservadoras.

En su larga y colorida carrera como estratega político, Wayrich fue uno de los principales arquitectos de la muy desarrollada y políticamente potente infraestructura de organizaciones de expertos y activistas del movimiento conservador estadounidense.

Weyrich contribuyó con la fundación de The Heritage Foundation, hoy una de las instituciones académicas más poderosas de Washington.

También acuñó el nombre "Moral Majority" (Mayoría Moral) para la organización encabezada por el reverendo Jerry Falwell, y ayudó a convertirla en el foro más poderoso de la derecha comienzos de los años 80. Luego, colaboró con el reverendo Pat Robertson a construir la Coalición Cristiana de Estados Unidos.

Weyrich fue el cerebro detrás de la creación del Consejo Estadounidense de Intercambio Legislativo, organización patrocinada y financiada por grandes corporaciones y compuesta en su mayoría por cientos de legisladores del Partido Republicano.

Esta institución brinda a legisladores de los estados modelos de ley en apoyo de un gobierno limitado, del libre mercado, del federalismo y de su visión de las libertades individuales.

Durante el periodo previo a la invasión a Iraq —cuando se registraban en todo Estados Unidos protestas masivas en contra la guerra—, Weyrich exigió investigar la financiación de las organizaciones "neocomunistas" que, según él, estaban detrás del movimiento antibelicista.

Sugirió que un comité del Congreso legislativo, similar al Comité Parlamentario de Actividades Antiestadounidenses de los años 50 dentro de la cual se procesó la persecución de comunistas supuestos y reales emprendida por el senador Joseph McCarthy.

Su propuesta implicaba investigar a activistas contra la guerra y reprimirlos, según los nunca del todo extinguidos parámetros del macartismo.

Es más que una mera coincidencia que Weyrich utilizara el término "marxismo cultural" para describir el paisaje social y político canadiense.

El "marxismo cultural", que depreda el popular y excesivamente empleado término "corrección política", ha preocupado tanto a Weyrich como a sus asociados en la Free Congress Foundation durante varios años.

La Fundación alega que el "marxismo cultural" fue un proyecto de eruditos europeos judíos que trasladaron a Estados Unidos sus teorías culturales y políticas al huir desde Europa antes de la segunda guerra mundial (1939-1945).

Con más que una insinuación de antisemitismo en su esencia, el término se emplea para describir una conspiración izquierdista que aspira a devastar la cultura y moralidad estadounidenses.

William Lind, uno de los estrategas políticos asociados a la Free Congress Foundation, trató de popularizar la idea de que los "marxistas culturales" quieren "descristianizar" Estados Unidos.

Lind dijo en 1998 que el marxismo cultural "ha controlado los partidos políticos y es aplicado por muchas leyes y regulaciones del gobierno. Controla casi totalmente al elemento más poderoso de nuestra cultura, la industria del entretenimiento. Domina la educación pública y la terciariaà Incluso ha capturado al clero en muchas iglesias cristianas".

El Centro de Derecho sobre la Pobreza del Sur, organización dedicada a investigar a organizaciones de extrema derecha, recordó en su perfil de la Free Congress Foundation que "en 1987 Weyrich encargó el (informe) 'Conservadurismo Cultural: Hacia una Nueva Agenda Nacional', que se convirtió en el guión de lo que se volvió conocido como la 'guerra de culturas'".

Aunque el Partido Conservador de Stephen Harper ganó las elecciones canadienses de enero, no obtuvo la mayoría de los escaños parlamentarios.

De los 308 escaños, los conservadores alcanzaron 124, y el resto será ocupado por liberales, con 103; el secesionista Bloc Québécois, dominante en la oriental provincia francohablante de Québec, con 51; y el socialdemócrata Partido de los Nuevos Demócratas, con 29. Otro escaño más fue obtenido por un independiente de Québec.

Aún no se sabe si el gobierno de Harper intentará desmantelar sistemáticamente los avances en materia de derechos humanos y civiles concretadas por los liberales canadienses en el gobierno.

La red de seguridad social liberal de Estados Unidos fue planificada tras la depresión económica de 1929 mediante el New Deal (Nuevo Trato) del presidente demócrata Franklin Delano Roosevelt (1933-1945), política de reactivación económica basada sobre la asistencia social y el intervencionismo estatal.

Para Weyrich, quien durante décadas trabajó para desmantelar esa red, todo es posible.

(*) Bill Berkowitz es un connotado observador del movimiento conservador estadounidense. Publica periódicamente la columna "Conservative Watch" en la revista electrónica WorkingForChange.org

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