Hillary Rodham Clinton figura entre los senadores de Estados Unidos, tanto oficialistas como opositores, contrarios a que una empresa de Emiratos Árabes Unidos compre la compañía británica que opera seis grandes puertos del país norteamericano.
Se trata de una suerte de reedición de las presiones legislativas que el año pasado impidieron a una empresa de China comprar la gigantesca compañía petrolera estadounidense Unocal.
Por otra parte, las gestiones contradicen la campaña con la cual el gobierno de George W. Bush promociona la creación del Área de Libre Comercio de Medio Oriente, que vincularía a Estados Unidos, Israel y 22 países árabes para 2013.
Un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Marruecos entró en vigor el 1 de enero, y otro, con Bahrein, tendrá vigencia desde marzo, tras su ratificación en diciembre por el Senado. El país norteamericano tiene tratados similares con Israel y Jordania.
El 13 de febrero, Dubai Ports World, propiedad del emirato de Dubai, acordó por 6.800 millones de dólares la compra de la británica Peninsular and Oriental Steam Navigation Co., la cuarta operadora portuaria del mundo.
Peninsular administra los puertos de Baltimore, Filadelfia, Miami, Nueva Jersey, Nueva Orleans, Nueva York, entre unas 85 terminales de 19 países. La operación ya fue aprobada por el comité oficial estadounidense a cargo de autorizar las inversiones extranjeras.
Pero legisladores estadounidense exigieron al Departamento del Tesoro (ministerio de finanzas) una cuidadosa revisión del acuerdo y el análisis de todos los supuestos problemas de seguridad que aparejaría su entrada en vigor.
Algunos legisladores llegaron a pedirle al gobierno que frene el acuerdo, pues, según ellos, Emiratos Árabes Unidos no ha colaborado lo suficiente en la guerra contra el terror. Emiratos es el tercer socio comercial de Estados Unidos en Medio Oriente, sólo superado por Israel y Arabia Saudita.
El 17 de este mes, los senadores Robert Menendez y Hillary Rodham Clinton, ambos del opositor Partido Demócrata, anunciaron su intención de presentar un proyecto de ley que impediría la concreción del acuerdo empresarial.
"No deberíamos entregar la patrulla fronteriza o el servicio aduanero a un gobierno extranjero, y no podemos darnos el lujo de tampoco de entregar los puertos de esa manera", dijo Menendez.
El senador Vito J. Fossella, del gobernante Partido Republicano, afirmó que el acuerdo es inconsistente con los esfuerzos de Washington por fortalecer la seguridad nacional.
"La falta de transparencia ha dejado sin respuesta muchas preguntas, entre ellas por qué Emiratos obtendría el control de bienes estratégicos de Estados Unidos", advirtió Fossella.
Washington no debería confiar en el gobierno de Emiratos, una confederación de siete reinos al sudeste de Arabia Saudita, según el senador demócrata Charles E. Schumer.
Dos de los secuestradores de aviones que participaron en los atentados que dejaron 3.000 muertos en Nueva York y Washinghton el 11 de septiembre de 2001 procedían de Emiratos, recordó Schumer.
"La pregunta que debe contestarse es si se les puede confiar la operación de nuestros puertos" tras los atentados de 2001, según el senador demócrata. "La administrador debe analizar este acuerdo de nuevo."
La semana pasada, Schumer exigió al secretario (ministro) de Seguridad Interna, Michael Chertoff, la presentación al Congreso legislativo, en un plazo de un mes, de un informe sobre las implicancias de seguridad de la operación empresarial.
El presidente del Comité de Seguridad Interna de la Cámara de Representantes, el republicano Peter T. King, se habría reunido con funcionarios del gobierno para acordar audiencias en el Congreso con el fin de analizar el asunto.
Expertos afirman que las protestas ponen en duda la sinceridad de la prédica estadounidense en pro de la libertad de comercio y de mercado, y advierten que podrían derivar en un retroceso de la agenda económica del gobierno en Medio Oriente.
Por otra parte, Estados Unidos y Emiratos están embarcados en negociaciones de liberalización comercial, cuya vigencia permitiría, al menos en teoría, la admisión de que empresas de un país operen en el otro.
"Hay preocupaciones de seguridad legítimas, pero rechazar esta transacción sería un error y un verdadero insulto a uno de nuestros principales socios comerciales", dijo el director del Centro de Estudios sobre Política Comercial del liberal Instituto Cato de Washington, Daniel T. Griswold.
"No se trata sólo de un error económico, sino de una garrafal metedura de pata en una cuestión de política internacional", agregó Griswold.
Washington promueve la liberalización comercial a través de su influencia en instituciones financieras como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en las condiciones de la asistencia que brinda su Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid) y en las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Una ola de presión proteccionista, también impulsada con argumentos sobre seguridad nacional, impidió el año pasado la compra de la petrolera estadounidense Unocal por parte de la compañía China National Offshore Oil.
La firma china retiró su oferta y, finalmente, Unocal fue adquirida por la compañía estadounidense Chevron.
La compra de Peninsular por parte de Dubai Ports World ya fue aprobada por el Comité sobre Inversión Extranjera en Estados Unidos, organismo oficial con representación de varas agencias del gobierno y presidida por el secretario del Tesoro (ministro de Finanzas).
Entre las potestades del Comité figura el análisis de las potenciales inversiones sobre la base de la seguridad nacional.
El senador republicano Marko Foley consideró que Emiratos era un socio dudoso porque intenta, según él, un acuerdo de libre comercio con Irán, "entre gallos y medias noches". (