En la nororiental provincia argentina de Chaco, la más pobre del país, nació hace casi cinco años el Programa de Abuelas Cuentacuentos, con tanto éxito en este lapso que llevó al Ministerio de Educación a apropiarse de la iniciativa y convertirla en política nacional.
La propuesta de la Fundación Mempo Giardinelli es tan simple como efectiva. Consiste básicamente en personas de la tercera edad que de modo sistemático y voluntario leen libros a los niños.
"El objetivo del programa es ayudar a los niños a vivir mejor, porque la lectura hace vivir mejor", explicó a IPS el escritor argentino Mempo Giardinelli.
La actividad, destinada originariamente a escuelas, en la actualidad se implementa también en hospitales, institutos para discapacitados, comedores infantiles, orfanatos y parroquias.
"Nuestra fórmula secreta es la siguiente: afecto, más literatura de calidad, igual chicos lectores", graficó ante IPS Natalia Porta López, coordinadora del Programa.
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Los abuelos visitan cada semana la escuela o institución que les es asignada, y allí leen a los niños y niñas un relato diferente cada vez.
"Toda la actividad gira en torno al objeto libro, del cual se intenta transmitir de la manera más amorosa y generosa su valor simbólico, para concretar así el objetivo de fomentar la lectura desde la primera infancia", indican los principios del Programa.
"La figura de la abuela cuentacuentos refiere a ese momento de belleza e intimidad, (en que) un adulto abre un libro y dice al niño: 'te voy a leer un cuento'". Eso es concreto, es fácil, y es mágico", afirmó Porta López.
"Se ha dejado de lado esa costumbre, y entonces alguien tiene que hacerlo. 'Abuela cuentacuentos' es una figura simbólica. Cualquiera que lo desee puede asumir el papel, reproducir ese instante definitorio, sea mujer u hombre, tenga la edad que tenga", explicó.
La Fundación orienta y capacita a los voluntarios, asesora acerca del uso de la voz y la gestualidad, y les provee los libros y materiales necesarios para la tarea.
Los registros de la institución indican que 130 abuelas y abuelos han leído para alrededor de 50.000 niños y niñas, muchos de ellos indígenas, de barrios periféricos o de comunidades marginadas.
"Para nosotros, la lectura es un derecho. Se trata de una emergencia: hay hambre y sed de educación", indicó Porta López.
El Programa fue fundado por Giardinelli en su provincia natal y de residencia, Chaco, donde según datos oficiales se registran los niveles de pobreza más altos del país.
Más de 60 por ciento de la población, y casi el 75 por ciento de los menores de 14 años se encuentran bajo la línea de pobreza en esta provincia.
"Los chicos no tienen libros en su casa. Les gusta mucho tocarlos. Es eso lo que impresiona. Uno se da cuenta de que no tienen contacto con libros…", dijo a IPS Beatriz Oest, una de las abuelas de la capital chaqueña.
De hecho, Matías, uno de los niños, dijo un día al terminar la actividad: "Me pareció una fiesta de cumpleaños pero con libros."
Abuelas Cuentacuentos está presente en 13 ciudades argentinas. Colombia, Gran Bretaña, México, Perú y Venezuela ya han mostrado interés en el programa.
"Me da mucha satisfacción ver cómo se expande, como si fuera una epidemia sana y benéfica. Y es que realmente lo es…", confió Giardinelli.
"Hemos desarrollado una tecnología solidaria de bajísimo costo y grandiosos resultados, altamente sostenible y con enormes posibilidades de crecimiento", sostienen los responsables del proyecto.
"Es una cosa chiquita lo que uno da, que se hace muy grande…", dijo a IPS María Ester Enrico, una abuela de la ciudad bonaerense de 9 de Julio, emocionada por las muestras de cariño que recibe.
"El Programa tiene también un importante impacto de género, puesto que las voluntarias son, en su mayoría, mujeres instruidas mayores de 50 años que la ferocidad del mercado laboral excluye", dijeron los organizadores.
"Aquí encuentran un nuevo sentido para su tiempo y su capacidad de dar afecto", subrayaron.
Por cierto, además, el denominador común de todas las abuelas es el placer por la lectura.
"Algunas como yo, que guardamos los libros de nuestros hijos, también los utilizamos, por supuesto con la supervisión de la Fundación", contó Oest.
Efectivamente, el material de lectura es seleccionado por especialistas. Clásicos, mitos y leyendas universales, así como escritores contemporáneos de calidad son algunos de los elegidos.
"Un chico que ahora lee cuentos, mañana va a leer otras cosas y va tener herramientas para defenderse, que es lo que estos chicos hoy no tienen", afirmó Enrico.
En tanto, el Ministerio de Educación decidió tomar el Programa como modelo para aplicarlo en todo el país a partir de abril.
"Nuestro lema es: 'Leer abre los ojos'", subrayó Giardinelli.