ECONOMÍA-INDIA: Cuidado con los baches sociales

La economía y las finanzas de India atraviesan un auge nunca visto. Pero se teme que el país pueda empantanarse en un ambicioso programa para impulsar el empleo.

Ante una infraestructura social y física crujiente, el ministro de Finanzas, Palaniappan Chidambaram, debe hallar de algún modo los recursos para lo que ha sido descrito como la mayor iniciativa mundial en materia de seguridad social, anunciada el año pasado.

Chidambaram necesita recaudar lo suficiente para un ambicioso programa de empleo que aspira a dar trabajo por un salario diario de 60 rupias (menos de un dólar y medio) durante 100 días al año a un miembro de cada familia en las áreas rurales. Se estima que dos tercios de la población india, de más de mil millones de personas, viven en aldeas distantes de las aglomeraciones urbanas.

Pero incluso en las vibrantes ciudades de India, un tercio de los ciudadanos vive en una pobreza abyecta, no accede a empleos seguros, seguridad social ni instalaciones sanitarias básicas o agua potable. Buena parte del dinero que el gobierno gasta en programas de desarrollo es desviado por funcionarios corruptos y los subsidios previstos para los pobres no llegan a quienes los necesitan.

"Por las distorsiones estructurales, el gran crecimiento del producto interno bruto (PIB) no pudo reducir la pobreza y la desigualdad", dijo el economista Kamal Nayan Kabra.
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Mientras el sector de servicios (que representa alrededor de la mitad del ingreso nacional) y la industria manufacturera se expandieron rápidamente en los últimos años, el crecimiento del sector agrícola se mantuvo entre tres y cuatro por ciento anual. Y miles de agricultores se han suicidado por no poder pagar sus deudas de intereses usurarios a prestamistas.

El gran crecimiento del sector servicios de India fue "antinatural, sin garantías e indeseable", dado que fue a costa de la agricultura y de una mejor producción de "bienes para asalariados", mercaderías de consumo masivo.

Kabra, profesor retirado del Instituto Indio de Administración Pública, considera que el programa de empleo puede conducir apenas a que haya mayores ingresos nominales en manos de los agricultores. "Sin un aumento acorde de la producción de bienes para asalariados, la inflación puede neutralizar esos mayores ingresos o incluso empeorar la situación de los pobres de las zonas rurales", afirmó.

Este martes, Chidambaram, educado en la estadounidense Universidad de Harvard, presentó el tercer presupuesto anual de la coalición centroizquierdista gobernante, la Alianza Progresista Unida, liderada por el Partido del Congreso, mientras se prevé que el PIB crecerá este año ocho por ciento.

Esta sería la segunda vez en la historia de India independiente, de casi seis décadas, en que la economía muestra un crecimiento de más de siete puntos durante tres años consecutivos.

Aunque la actividad económica fue promisoria a mediados de los años 90, luego el crecimiento se enlenteció. Esta vez, las expectativas empresariales son muy optimistas, y los índices bursátiles alcanzan valores récord, alimentados por el ingreso de fondos extranjeros.

"El principal desafío del ministro de Finanzas es reducir el presupuesto a una declaración anual de ingresos y gastos del gobierno, despojada de publicidad y que no conlleve esfuerzos para impulsar reformas económicas", dijo Bibek Debroy, secretario general de la Cámara de Comercio PHD.

Los presupuestos de India tienden a ser más que un balance estatal de gastos e ingresos. Habitualmente están repletos de mensajes y declaraciones políticas.

Debroy agregó que le gustaría que el ministro simplificara la compleja estructura impositiva del país y terminara con el gasto improductivo del gobierno.

El economista Saumitra Chaudhuri, miembro del consejo económico asesor del primer ministro, dijo a IPS en una entrevista que "el desafío principal es forjar un presupuesto que apoye el clima de crecimiento económico mientras se recorre el camino de consolidación fiscal".

Incluso con un PIB que crece rápidamente, la economía tiene importantes debilidades estructurales: la generación de electricidad no acompasa el crecimiento general de la actividad, las importaciones de petróleo alimentan la inflación, las carreteras están en muy mal estado y en muchas áreas rurales ni siquiera existen, los puertos y aeropuertos están congestionados, y las instituciones financieras conceden préstamos principalmente a la elite social.

Chidambaram y una parte del gobierno liderado por Manmohan Singh —el hombre que liberó a la industria india de las trabas burocráticas a comienzos de los años 90, cuando era ministro de Finanzas— quieren medidas políticas favorables al mercado. Pero están limitados pues la coalición gobernante depende del apoyo parlamentario de los comunistas.

Éstos han resistido firmemente los esfuerzos de privatizar empresas públicas que dejan ganancias al Estado, y el gobierno de la Alianza tuvo que acceder a sus deseos. Al mismo tiempo, las divisiones dentro de filas comunistas permitieron al gobierno tomar medidas como la privatización parcial de los aeropuertos más grandes del país, en Nueva Delhi y Mumbai.

Los comunistas urgen al gobierno a cumplir con un programa mínimo común delineado en junio de 2004, para elevar el gasto en el sector social (especialmente en la educación primaria y la atención de salud) y abordar la pobreza y el desempleo.

Uno de cada cuatro indios —alrededor de 250 millones de personas— vive bajo la línea nacional de pobreza. Pero si se utiliza el parámetro internacional de pobreza extrema, de ingresos inferiores a un dólar por día, cerca de un tercio de la población de la segunda nación más poblada del mundo es indigente.

Uno de cada tres indios no sabe leer ni escribir su propio nombre, y cerca de la mitad de los niños que se inscriben en la escuela la abandonan antes de completar 10 años de educación, lo que constituye el grado de deserción más elevado de los países asiáticos.

Pero los sectores privilegiados de India tienen otras preocupaciones, que a menudo se reflejan en las páginas de los diarios financieros, cuyos artículos editoriales atronan sobre resistir la influencia de los comunistas, modificar drásticamente (si no eliminar) un impuesto a los beneficios del sector empresarial y eliminar el gravamen a grandes retiros de efectivo de los bancos y a las transacciones bursátiles.

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