El Congreso legislativo de Estados Unidos marcó un triste récord al inicio de este nuevo año, al cumplir 100 meses sin aprobar un aumento del salario mínimo federal para millones de trabajadores de los peldaños más bajos de la economía..
Con pocas expectativas de que los legisladores actúen en breve, al menos antes del cambio de guardia en las elecciones parlamentarias de noviembre, defensores de los trabajadores pobres optaron por trasladar su campaña a los estados.
Hasta ahora, 17 estados y el Distrito de Columbia (en el este) han aumentado el salario mínimo local por encima del federal, de apenas 5,15 dólares por hora. Florida (sudeste), Oregon y Washington (noroeste) optaron por una solución a largo plazo y decidieron ajustar anualmente los salarios para mantener el ritmo de los incrementos en el costo de vida.
Vermont (noreste) medirá los aumentos en base a la inflación a partir de 2007.
En Arizona (sudoeste), Arkansas (sur), Colorado (centro), Michigan y Montana (norte), Nevada (oeste) y Ohio (noreste) se convocará a los votantes para decidir sobre los aumentos.
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En California, el gobernador Arnold Schwarzenegger propuso un incremento de un dólar para 2007 en el salario mínimo actual de 6,75 dólares la hora.
La Asociación Nacional de Pequeñas Empresas arguyó que los crecientes costos de atención médica de sus empleados y la competencia de las firmas extranjeras exprimen sus ya escasos márgenes de ganancias.
Un aumento del salario mínimo, sostienen, estancará el crecimiento económico y obligará a las firmas más pequeñas a despedir a gran parte de sus empleados o reducir sus horas de trabajo.
Pero, según un estudio del California Budget Project (Proyecto sobre el Presupuesto de California), organización no gubernamental en defensa de los ciudadanos de bajos ingresos, los últimos aumentos en los salarios mínimos estaduales no han tenido efectos negativos en el empleo, como auguran los empresarios.
El estudio también concluyó que la capacidad adquisitiva de los 1,4 millones de californianos que reciben salarios mínimos, la mayoría de ellos trabajadores de tiempo completo, es 33,1 por ciento más baja que en 1968, y muy inferior a la necesaria para el sustento de un solo adulto, mucho menos de una familia entera.
Otros investigadores llegaron a conclusiones similares. El independiente Instituto de Política Fiscal, con sede en el Distrito de Columbia, descubrió que un aumento en el salario mínimo del estado de Nueva York (noreste) a seis dólares la hora no causó ningún tipo de perjuicio en las principales industrias con trabajadores de bajos ingresos, como restaurantes y negocios de venta al por menor.
Por el contrario, el empleo en estos sectores aumentó.
"La evidencia está totalmente a favor de que aumentar el salario mínimo ayuda y no trae perjuicios. El problema es el poder que tienen los empleadores en el Congreso", dijo a IPS el analista Jeff Chapman, del independiente Instituto de Políticas Económicas (EPI, por sus siglas en inglés), con sede en Washington.
Chapman lamentó que existiera una "increíble desconexión" entre los estados que están de acuerdo con el aumento del salario mínimo, y subrayó el hecho de que sus representantes no han impulsado el tema en forma coordinada ante el Congreso para adoptar una decisión a nivel federal.
El senador de Massachusetts (noreste) Ted Kennedy, del opositor Partido Demócrata, propuso en 2005 la Ley de Salario Mínimo Justo, que establece el primer incremento federal desde 1997, de 5,15 a 7,25 dólares la hora, en forma progresiva durante dos años. El proyecto aún no ha sido aprobado.
El aumento, según los analistas del EPI, beneficiaría a 7,3 millones de trabajadores, cerca de seis por ciento de la fuerza laboral del país.
"Esto es, literalmente, lo mínimo que podemos hacer para las familias trabajadoras", dijo Chapman.
"Es frustrante que debamos gastar tanta energía en esto, cuando en realidad nos deberíamos abocar a otros asuntos, como promover políticas para mejorar los ambientes de trabajo, asegurar la atención médica a los empleados y luchar para cerrar la brecha entre el salario mínimo y las necesidades de aquellos que lo reciben", añadió.
"Uno de los verdaderos éxitos en los últimos años es que el ciudadano promedio está empezando a entender que hay muchos estadounidenses que no tienen acceso a las cosas que la mayoría da por descontado", destacó.
En los más de ocho años que han pasado desde que el Congreso aprobó el último aumento, el poder adquisitivo de quienes reciben el salario mínimo cayó 17 por ciento, y hoy está en su segundo nivel más bajo desde 1955, alertó el EPI.
Incluso el propio gerente general de la cadena de supermercados Wal-Mart, Lee Scott, no precisamente famoso por defender a los trabajadores, exhortó al Congreso a considerar un aumento del salario mínimo federal.
"Aunque es inusual que tomemos una postura pública sobre un asunto como éste, simplemente queremos decir que es tiempo de que el Congreso adopte una actitud responsable en relación al salario mínimo y otras leyes que ayuden a las familias trabajadoras", afirmó.
Mientras, la economista Heather Boushey, del Centro para la Investigación Económica y Política, con sede en Washington, sostuvo que las últimas acciones de los estados son muy prometedoras.
"El proceso para aumentar el salario mínimo estado por estado es en verdad muy bueno. Tiene la ventaja de que se puede adoptar un incremento más acorde a la realidad local, pero la desventaja de que las compañías pueden mudarse a otro estado y dejar a muchos trabajadores detrás", señaló.
Las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses están de acuerdo con el aumento del salario mínimo, una de las razones detrás de las iniciativas para someterlo a votación en algunos estados, como Florida y Nuevo México (sur).
La coalición de sindicatos, grupos religiosos y organizaciones de servicio social New Mexicans for a Fair Wage (Nuevos Mexicanos por un Salario Justo) divulgó el 4 de enero un estudio demostrando que en la mayoría en los estados con sueldos mínimos más altos que el federal creció el empleo y disminuyó la pobreza.
La alianza señala que 75 por ciento de los votantes registrados en ese estado apoyan la elevación del sueldo mínimo de 5,15 a 7,50 dólares.
"Se trata de un asunto ético. Si quieres vivir en una sociedad donde la población trabaje y tenga una vida decente, debes pagar ese salario", afirmó Boushey.