El Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) logró un evidente triunfo en las elecciones parlamentarias de Palestina, lo que sacudió al gobernante partido laico Fatah y sembró dudas sobre el futuro del proceso de paz con Israel.
También se avizoran nubarrones sobre las relaciones entre la Autoridad Nacional Palestina y la comunidad internacional, en especial con Estados Unidos y la Unión Europea, dada la percepción predominante de Hamas como organización terrorista.
Las primeras elecciones parlamentarias palestinas en 10 años, celebradas el miércoles en Jerusalén oriental, Gaza y Cisjordania, asignaron 76 de los 132 escaños legislativos a Hamas y 43 a Fatah, según informes preliminares. Participaron 77 por ciento de los votantes habilitados.
Las encuestas habían pronosticado una estrecha paridad entre ambos contendientes.
El gobierno de Israel había manifestado en las postrimerías de la campaña su preocupación ante la posibilidad de que Hamas obtuviera una cantidad importante de puestos parlamentarios en su primera participación en elecciones.
Funcionarios del gobierno advirtieron que Israel se negaría a dialogar con miembros de Hamas, grupo político armado que postula la destrucción del estado judío y ha manifestado en reiteradas oportunidades su rechazo a la negociación de un acuerdo definitivo de paz.
Militantes de Hamas han realizado numerosos atentados suicidas en territorio israelí, en los que murieron cientos de personas.
Con altibajos, Israel y la Autoridad Nacional Palestina, liderada hasta el año pasado por el fallecido líder de Fatah Yasser Arafat, trabajaron en conjunto en los últimos años en busca de la paz.
Gobiernos occidentales advirtieron a Hamas que deberá renunciar al uso de las armas y asumir la causa de la paz con Israel. Pero dirigentes del movimiento advirtieron este miércoles que gobernar Palestina y mantener el carácter combativo del grupo no eran excluyentes.
El estudiante de Ramalá Mehran Hamed, de 20 años, mostraba felicidad este jueves, mientras miles de militantes celebraban desplegando banderas de Hamas y disparando al aire.
Hamed cree que el futuro ahora será mejor, después de años de lo que percibe como un gobierno corrupto a cargo de Fatah, acusado de mala administración y de permitir el caos para dominar los territorios palestinos.
Ahora, pronosticó el joven, Hamas invertirá en programas sociales —como la educación y la salud—, aprovechando su experiencia en tareas caritativas que en el pasado les granjearon gran popularidad.
"Ya probamos a Fatah y no nos fue bien. Se equivocaron mucho", dijo Hamed, quien rechazó el calificativo de "terrorista" que Israel y Occidente endilgan a Hamas.
"Ellos son parte de nuestra sociedad, son parte de nosotros", añadió, al tiempo que manifestó sus dudas en que el movimiento avance hacia la paz con Israel. La imposición de la shariah (ley islámica) será beneficiosa, pues todos los musulmanes creen en ella, dijo el joven.
Los sentimientos eran muy diferentes en la Ciudad Vieja de Jerusalén oriental, donde viven y trabajan muchos palestinos cristianos.
"Hay una gran diferencia entre política y religión. Hamas sólo tiene religión. No tiene política. No es bueno que ambas cosas se mezclen", dijo el comerciante Elias Yanni, de 31 años.
Yanni afirmó que la Unión Europea y Estados Unidos no querrán trabajar con un gobierno palestino beligerante, por lo que recortarán la asistencia económica, de la que tanto depende la población del territorio árabe.
Hamas cree en la guerra, por lo que no avanzará hacia la paz con Israel, añadió.
Muchos palestinos cristianos muestran una evidente ansiedad ante la posibilidad de que se establezca la shariah como ley en Palestina, a pesar de que no toda la población es musulmana.
Yanni teme que Hamas reprima prácticas como el consumo de alcohol y los vínculos de amistad entre personas de diferente sexo.
"Se llevarán mi democracia", se lamentó. En Jerusalén oriental, Yanni goza de las libertades que le depara su carácter de residente en Israel, pero ya augura que sufrirá restricciones si visita a amigos en Belén o en Ramalá.
"Sin paz, sin negociaciones con Israel, sin ayuda europea… todo será peor que antes", dijo.
Sima Kuhail, residente en Ramalá de 22 años, dijo haber votado a Fatah por sus aspiraciones de paz. Pero, pronosticó, tal vez la victoria de Hamas no sea perjudicial.
A la joven no le preocupa que se imponga la ley islámica en los territorios palestinos. "Podrían forzar a las mujeres a cumplirla, pero no creo que lo hagan. El Islam proclama el libre albedrío. Si no me visto como una buena musulmana, esperaré el castigo divino, no el de los partidos políticos", sostuvo. (