Escritoras, artistas, legisladoras y activistas sociales de Estados Unidos se unieron a dirigentes femeninas de todo el mundo para forjar una intensa campaña contra la guerra de Estados Unidos en Iraq.
Una organización femenina con sede en Estados Unidos lanzó una campaña mundial para reunir 100.000 firmas para el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, fecha en que serán entregadas a la Casa Blanca y a sus representaciones diplomáticas en todo el planeta.
"Estamos desatando un coro global de voces femeninas que gritan '¡Basta!'", dijo Medea Benjamin, cofundadora de Codepink: Mujeres para la Paz, organización de derechos humanos con sede en California que dirige la campaña denominada "Las mujeres dicen no a la guerra".
"El gobierno está intentando salir indemne, pero nosotras no permitiremos que eso ocurra", dijo a IPS Jodie Evans, de Codepink. "Esta campaña es increíble. Está uniendo a miles de mujeres cruzando fronteras, está creando algo que ni siquiera podemos ver", agregó.
Describiendo la respuesta inicial al llamado de la organización a juntar firmas como "abrumadora", Benjamin dijo que más de 200 mujeres célebres de variadas procedencias apoyaron la campaña incluso antes de que fuera lanzada formalmente a comienzos de este mes.
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Las signatarias incluyen a la famosa actriz cinematográfica Susan Sarandon, la dramaturga Eve Ensler y la comediante Margaret Cho, así como a escritoras premiadas como Alice Walkers, Anne Lamott, Maxine Hong Kingston y Barbara Ehrenreich.
"Nosotras, las mujeres de Estados Unidos, Iraq y el mundo entero, hemos tenido suficiente de la guerra sin sentido en Iraq y del cruel ataque a civiles en todo el mundo", reza el llamado. "Hemos enterrado a muchos de nuestros seres queridos. Hemos visto demasiadas vidas segadas para siempreà".
"Éste no es el mundo que queremos para nosotros o para nuestros hijos", prosigue. "Con fuego en nuestro vientre y amor en nuestros corazones, las mujeres nos estamos levantando —cruzando fronteras— para unirnos y demandar un fin al derramamiento de sangre y la destrucción".
Una de las primeras firmantes fue Cindy Sheehan, cuyo hijo Casey murió en combate en Iraq y que logró presencia en los medios de comunicación con su vigilia cerca de la hacienda del presidente estadounidense George W. Bush en Texas, para reclamar —sin éxito— una reunión personal con él.
"El dolor que esta guerra causó a las personas de todo el mundo es inimaginable", expresó en una declaración. "He conocido mujeres que están prontas para mantenerse unidas y hacer que nuestros líderes pongan fin a esta locura", manifestó.
Urgiendo a un cambio en la estrategia estadounidense en Iraq "de un modelo militar a un modelo de resolución de conflictos", las organizadoras dijeron pretender una retirada de todas las tropas extranjeras de Iraq, con plena representación de las mujeres en el proceso de paz.
"Las mujeres iraquíes están devastadas ahora. Nos llevará décadas de lucha recuperar una vida pacífica y civilizada", dijo Yanar Mohammed, firmante de la campaña y presidenta de la Organización para la Libertad de las Mujeres en Iraq.
"La ocupación de Estados Unidos sembró las semillas de la división étnica, preparando a Iraq para una guerra civil, y bendijo la supremacía religiosa por encima de y contra los derechos humanos, en particular los de las mujeres", agregó.
Desde la invasión de Iraq en marzo de 2003 a manos de una coalición internacional liderada por Estados Unidos, fallecieron decenas de miles de civiles iraquíes, incluidos mujeres y niños.
Pese a las críticas de influyentes organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, el ejército estadounidense continúa en Iraq sin inmutarse por la responsabilidad que le cabe en la muerte y el sufrimiento de víctimas civiles, según los críticos.
Una encuesta independiente publicada por el periódico médico británico The Lancet concluyó el año pasado que la guerra se había cobrado hasta entonces al menos 100.000 vidas civiles en Iraq.
Algunas organizaciones humanitarias que trabajan de cerca con el gobierno de Estados Unidos comenzaron a pedirle ahora compensaciones para las familias de víctimas civiles de los bombardeos sobre Iraq.
"Tenemos la responsabilidad de ayudar a las víctimas y a sus seres queridos", dijo Sarah Holewinsky, directora de la Campaña para los Civiles Inocentes en Conflicto, organización con sede en Washington fundada por la activista Maria Ruzicka, fallecida en un atentado suicida en Iraq mientras realizaba allí tareas humanitarias.
Pero pese a la negativa del gobierno a fijar fechas a la retirada, la mayoría del público estadounidense se volvió contra la guerra, según las encuestas.
Por otra parte, muchos militares retirados y legisladores que en su momento apoyaron la invasión exigen el establecimiento de una estrategia de salida.
Los sondeos de opinión también reflejan una continua caída en la popularidad de Bush, que ha procurado exhibir una imagen de presidente de tiempos de guerra.
Mientras, la campaña mundial de mujeres contra la guerra crece día a día. El lunes, una semana después de su lanzamiento, las firmas registradas en su sitio web ya ascendían a 21.326.