Mientras los ejecutivos de las firmas transnacionales y los gobernantes se devanan los sesos esta semana en el Foro Económico Mundial (FEM) por hallar una respuesta a la crisis del empleo, un ignoto sindicato mexicano resolvió ese problema con una histórica receta: la lucha obrera.
El Sindicato Nacional Revolucionario de Trabajadores de la Compañía Hulera Euzkadi (SNRTE) celebra este jueves el primer aniversario de la reconquista de los puestos de trabajo en esa fábrica de neumáticos de El Salto, en el occidental estado mexicano de Jalisco, que tres años antes había sido cerrada por la empresa transnacional propietaria, la alemana Continental.
Jesús Torres Nuño, dirigente del SNRTE, se declara contento y satisfecho de los éxitos alcanzados. Ahora queremos decir a toda la gente que "se puede luchar y, además, se puede ganar", confió a IPS.
El conflicto sindical comenzó en El Salto cuando Continental pretendió imponer a sus trabajadores decisiones orientadas a aumentar la productividad, un rasgo de la actividad laboral que ha sido relacionada estrechamente con la retracción del empleo en los análisis que se realizan en la reunión anual del FEM, que se desarrolla esta semana en el centro turístico suizo de Davos.
Juan Somavía, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), confirmó a IPS la existencia de ese vínculo entre aumento de productividad y la caída de la oferta laboral.
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En ese sentido, Somavía ofreció un dato significativo: a pesar del fuerte crecimiento económico de 4,3 por ciento en 2005, la economía mundial no está dando respuestas adecuadas a la creación de nuevos empleos para los que ingresan al mercado de trabajo.
La crisis adquiere proporciones enormes, advirtió el funcionario internacional durante los debates del Foro de Davos.
Cerca de 1.400 millones de trabajadores pobres viven hoy con menos de dos dólares al día por persona. El desempleo creció, según fuentes oficiales, más de 25 por ciento y afecta a unos 192 millones de personas, equivalentes a seis por ciento de la fuerza laboral.
De todas maneras, Somavía destacó la decisión del FEM de debatir la cuestión de la creación de empleo en su reunión anual en este centro de turismo alpino.
Sin embargo, el mundo empresarial y los líderes gubernamentales presentes en Davos deben tomar medidas para abordar el empeoramiento en la situación del empleo en el mundo, dijo.
Los 971 trabajadores representados por el SNRTE actuaron de manera expeditiva cuando Continental decidió cerrar la fábrica de El Salto el 16 de septiembre de 2001, después del rechazó sindical a la propuesta de aumento de la productividad.
La fábrica había sido creada en 1935 por un empresario vasco, de allí el nombre de Euzkadi. Durante años fue la empresa líder del sector en México. En 1992, la fábrica fue adquirida por el multimillonario mexicano Carlos Slim, también propietario de Teléfonos de México.
Continental se apoderó del paquete accionario de Hulera Euzkadi en 1998, cuando la planta ya producía 4,5 millones de neumáticos por año.
Apenas conocida la decisión de Continental de cerrar el establecimiento, el sindicato emplazó a la empresa a revisar la medida y al mismo tiempo declaró la huelga.
Parecería ilógico realizar una huelga en una fábrica cerrada, pero bajo la legislación mexicana es la única posibilidad de mantener el control y de evitar que el propietario retire las maquinarias, dijo Torres Nuño.
Durante tres años de conflicto estuvimos yendo y viniendo entre México y Alemania, donde participamos de la asamblea de accionistas de Continental y obtuvimos el apoyo de dos organizaciones no gubernamentales independientes, FIAN Internacional y Germanwatch, explicó.
"Lamentablemente, los sindicatos alemanes no nos apoyaron", aseguró el activista mexicano a IPS.
Sin embargo, Cornelia Heydenreich, de Germanwatch, y Martin Wolpold-Bosien, de FIAN, incluyeron al grupo de solidaridad internacional de la Unión Industrial de Trabajadores Metalúrgicos, como también a la Fundación Friedrich-Ebert, entre las organizaciones que contribuyeron al éxito del sindicato mexicano.
Finalmente, SNRTE concertó un acuerdo con Continental que aseguró a los 600 trabajadores que se mantuvieron en conflicto una indemnización de un valor total de unos 12 millones de dólares.
Además, los trabajadores recibieron la propiedad de la mitad de la fábrica, valuada en unos 40 millones de dólares. La otra mitad fue vendida por Continental al grupo mexicano Llanti Systems, especializado en la comercialización de neumáticos.
Luego de tres años de inactividad, la planta estaba deteriorada, pero ya la rehabilitamos y en diciembre pasado elaboramos el neumático número 100.000.
Los niveles de producción son todavía modestos para la capacidad de la planta pues se encuentran en unos 3.000 neumáticos diarios. Estamos lejos de las 12.000 a 14.000 unidades que se producían en el mejor momento, abundó.
Por la campaña contra Continental, el SNRTE y las dos entidades alemanas, FIAN y Germanwatch, recibieron esta semana en Davos el "Premio Positivo", que las organizaciones no gubernamentales suizas Pro Natura y Declaración de Berna instituyeron para distinguir iniciativas alentadoras.
El galardón se entregó en forma simultánea con los premios de censura a las compañías transnacionales, denominados el Ojo Público de Davos, que este año correspondieron a Citigroup, por evasión fiscal y blanqueo de capitales, a la firma petrolera Chevron, por la contaminación en Ecuador, y a Walt Disney, por violaciones de derechos laborales y humanos en sus plantas del sur de China.
El Premio Positivo es un estímulo y nos satisface que finalmente haya un reconocimiento a una lucha obrera triunfante, dijo Torres Nuño.
La victoria sobre Continental, en las condiciones en que nos encontrábamos los obreros de Euzkadi, fue impresionante porque teníamos en contra al Estado mexicano, aseguro el sindicalista.
En México, el Estado es totalmente servil de las empresas transnacionales, concretamente de las de capital alemán. La primera fuente de inversiones en México son los capitales estadounidenses y luego le siguen los alemanes.
Durante el conflicto hubo inclusive una amenaza de que, si la huelga no se resolvía con una decisión favorable a Continental, otras compañías alemanas, como Volkswagen y Boge, una fabricante de amortiguadores y de partes de automóviles, abandonarían el país, recordó Torres Nuño.