La moral entre los militares de carrera de Estados Unidos sigue alta, pero su confianza en el presidente George W. Bush y otros miembros del gobierno cayó sustancialmente en 2005, según una encuesta del semanario castrense Military Times.
La investigación concluyó que la aprobación de los militares a las políticas de Bush en Iraq cayó de cerca de dos tercios a fines de 2004 a 54 por ciento el año pasado, mientras el respaldo a su desempeño general disminuyó de 71 a 60 por ciento en el mismo período.
Si bien siguen siendo indicadores altos en comparación con el 40 por ciento de aprobación que tiene el mandatario entre el público general, se trata de una caída preocupante para la Casa Blanca, sobre todo considerando que 60 por ciento de los militares consultados se identificaron como simpatizantes del gobernante Partido Republicano.
Entre los civiles que expresaron ser republicanos en las últimas encuestas generales, la aprobación de Bush fue de 80 por ciento o más, mientras que el apoyo a su política en Iraq llegó a unos dos tercios de los consultados.
"Los militares siempre han estado muy firmes detrás de Bush. Cuando los indicadores están cayendo nueve u 11 puntos porcentuales, sobre todo en esta comunidad, que es muy republicana y notoriamente más conservadora que la población general, entonces el presidente debe prestar atención", dijo el editor de Military Times, Robert Hodierne.
[related_articles]
Si el apoyo a Bush y a la invasión en Iraq esta menguando entre los mandos castrenses, la pérdida de confianza en el mandatario por parte de instituciones civiles, en particular el Congreso legislativo y los medios de prensa, debe ser mucho mayor, según el semanario.
El estudio presentado el lunes por Military Times, el tercero desde 2003, constató también que el distanciamiento entre las opiniones de los militares y de los civiles estadounidenses se hizo más pronunciado en 2005.
Los funcionarios civiles del Departamento de Defensa también son vistos con escepticismo por parte de los militares. Cincuenta por ciento de los consultados dijeron no creer que estos tengan "los mejores intereses".
La vasta mayoría de los oficiales encuestados dijeron discrepar con los pronósticos del gobierno de Bush, que confía en que el nuevo ejército iraquí será capaz de reemplazar a un gran número de soldados estadounidenses dentro de un año o dos.
Sólo 29 por ciento de los consultados estuvieron de acuerdo con la proyección, mientras que 40 por ciento sostuvieron que ello tomará en realidad entre tres y cinco años, y 24 por ciento dijeron que llevará entre cinco y 10 años.
La encuesta, hecha a través de completos cuestionarios enviados a 4.000 militares activos, es considerada uno de los más acertados estudios sobre el pensamiento de un grupo tan cerrado y difícil de analizar con el castrense.
Military Times aclaró que la mayoría de los consultados son más viejos, experimentados y con más larga trayectoria en las Fuerzas Armadas que el resto de la población militar. Más de la mitad declararon haber actuado en Afganistán o Iraq.
Los resultados de la investigación fueron divulgados en momentos que aumenta la polémica sobre la estrategia de Bush en territorio iraquí.
Congresistas del opositor Partido Demócrata, liderados por el representante John Murtah —veterano de la Marina muy vinculado con los militares— llevan adelante una campaña de presión al gobierno para que retire a la mayoría de los soldados de Iraq este año.
Murtah, que incluso había exigido un repliegue más rápido, expresó especial preocupación por el Ejército y la Marina, que componen casi toda la fuerza de 160.000 soldados desplegada en Iraq.
El legislador advirtió que estas armas tienen demasiado diseminados a sus uniformados por el planeta, lo que socava su capacidad de reclutar a nuevos efectivos, ya que pocos están dispuestos o en condiciones de alejarse de su país por mucho tiempo.
En un programa televisivo esta semana, Murtah afirmó que él mismo no estaría dispuesto a sumarse a las Fuerzas Armadas estadounidenses en las actuales circunstancias.
A pesar de todo, la encuesta descubrió que la moral entre los militares estadounidenses sigue siendo alta. Ochenta por ciento de los consultados dijeron que en parte les satisfacía su trabajo, el mismo porcentaje que hace dos años, y casi tres de cada cuatro dijeron que apoyarían a sus hijos si estos decidieran seguir también la carrera militar.
Además, 70 por ciento afirmaron que volverían a enrolarse si tuvieran que elegir otra vez una profesión.
Por otra parte, cerca de dos tercios respondieron estar de acuerdo con la idea de que las fuerzas estadounidenses estaban "demasiado diseminadas para poder ser efectivas". Aunque es un índice alto, es 10 puntos porcentuales más bajo que en los últimos dos años.
De todas formas, el escepticismo sobre la política de Washington en Iraq aumentó claramente entre los militares de carrera en el mismo período.
Cincuenta y seis por ciento dijeron estar de acuerdo con que Estados Unidos haya invadido Iraq, y 26 por ciento que no, cinco puntos porcentuales más que en 2004. Los restantes afirmaron que no tenían opinión formada o no quisieron contestar.
La confianza en que el plan para Iraq será exitoso también se redujo en 2005. A fines de 2004, 38 por ciento de los consultados dijeron que el éxito era "muy probable" y 45 lo consideraron "un tanto probable". Un año después, ambos índices cayeron a 31 y 42 por ciento respectivamente.
El creciente escepticismo también se reflejó en la pérdida de confianza en la manera en que Bush maneja la guerra. La caída de nueve puntos porcentuales en el apoyo a su desempeño fue particularmente llamativa a la luz de la relativa similitud de resultados respecto de años anteriores en la mayoría de las demás preguntas.
"Esto revela algo importante del pensamiento militar. Es como si estuvieran diciendo: 'Yo pensé que este tipo sabía lo que hacía'", señaló el analista en asuntos de defensa Lawrence Korb, ex funcionario del Pentágono durante el gobierno de Ronald Reagan (1981-1989) y ahora miembro del independiente Centre for American Progress (Centro para el Progreso Estadounidense).