EEUU-IRAQ: El nuevo y particular multilateralismo de Bush

Con los miles de millones de dólares asignados a la reconstrucción de Iraq casi agotados, Estados Unidos estudia pedir a Japón, Australia y a otros aliados que carguen con la financiación de los muchos proyectos aún inconclusos.

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Lograr que los países aliados asuman la tarea de asistir a Iraq será una prioridad en la agenda de la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, cuando visite Asia en marzo. Su viaje, originalmente previsto para esta semana, fue pospuesto por la tensión existente en Medio Oriente a partir del infarto cerebral del primer ministro israelí, Ariel Sharon.

La nueva iniciativa sobreviene apenas un mes después de que el presidente estadounidense George W. Bush designara a Rice para asumir el rol principal en la supervisión y coordinación del programa de reconstrucción de la ocupada Iraq.

"Estados Unidos nunca intentó reconstruir Iraq completamente", dijo a los periodistas el brigadier general William McCoy, comandante del Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense que controla el trabajo.

En una entrevista publicada semanas atrás por el diario estadounidense The Washington Post, McCoy dijo que "se supone que esto es sólo el comienzo".
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Sin embargo, esa aseveración parece estar en desacuerdo con declaraciones anteriores de Washington. En un discurso pronunciado el 8 de agosto de 2003, Bush indicó que "en una cantidad de lugares, la infraestructura es tan buena como lo fue en niveles de preguerra, lo que es satisfactorio, pero la aspiración última no es esa, sino que la infraestructura sea la mejor de la región".

Sólo resta utilizar una parte pequeña de los 30.000 millones de dólares destinados a la reconstrucción desde la invasión, y las autoridades prevén que se quedará sin fondos en junio de 2007.

La decisión de no renovar el programa de reconstrucción deja a Iraq con decenas de miles de millones de dólares en proyectos sin finalizar, y una industria petrolera y red de suministro eléctrico que todavía tienen que regresar a los niveles de producción anteriores a la invasión en marzo de 2003.

También deja al Departamento de Estado de Estados Unidos con un mandato de brindar un "punto focal" para supervisar y coordinar los programas de reconstrucción no sólo en Iraq, sino también en otros países que emergen de una contienda civil.

Esto incluye a Afganistán, pero funcionarios del gobierno de Bush anunciaron que de ahora en adelante confiarán más en el gobierno de ese país, en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en los contratistas de otras naciones.

Steven Aftergood, director del programa de secreto gubernamental de la Federación de Científicos Estadounidenses, dijo a IPS que el cambio del Pentágono (Departamento de Defensa) al Departamento de Estado fue "un reconocimiento tardío de que la política existente sobre reconstrucción y estabilización ha sido deplorablemente inadecuada".

Ese viraje apareció en una poco advertida directiva presidencial de seguridad nacional, en la cual se señala que "la secretaria de Estado coordinará y liderará los esfuerzos del gobierno, coordinando estos esfuerzos con el secretario de Defensa para asegurar la armonización con cualquier operación militar planeada o en curso de Estados Unidos a través del espectro del conflicto".

El Departamento de Estado orientará los esfuerzos del gobierno para impedir que países en riesgo "sean usados como base de operaciones o refugio seguro para extremistas, terroristas, organizaciones criminales organizadas u otras que plantean una amenaza a la política exterior, la seguridad o los intereses económicos de Estados Unidos", apunta la directiva de Bush.

Algunos analistas dijeron que el cambio del Pentágono al Departamento de Estado fue producto de la mayor frustración con el ritmo del trabajo de reconstrucción en Iraq.

También creen que la limitación de los fondos para la reconstrucción es parte de una nueva política de la Casa Blanca que incluye la reducción en el número de efectivos en Iraq antes de los comicios de mitad de periodo que se celebrarán en Estados Unidos en noviembre de 2006, cuando la Cámara de Representantes entera y un tercio de los senadores se postulen para la reelección.

Según un informe del inspector general especial para Iraq, los funcionarios de la reconstrucción no pueden decir cuántos proyectos planeados completarán, y no hay una fuente clara para cientos de millones de dólares anuales necesarios para operar los proyectos que fueron terminados.

El informe del inspector general describe cierto progreso, pero también varios proyectos que fracasaron. Por ejemplo, se construyeron caras subestaciones eléctricas pero no conectadas a la red de suministro del país.

Buena parte de los fondos para la reconstrucción fueron desviados a otros proyectos. Por lo menos 2.500 millones de dólares destinados a infraestructura y escuelas fueron desviados a montar una fuerza de seguridad.

El dinero originalmente previsto para reparar la red eléctrica y el sistema de saneamiento y sanidad fueron usados para entrenar a escuadrones especiales de bombardeo y una fuerza de rescate de rehenes.

Estados Unidos también reasignó fondos que en principio tenían otros fines a construir 10 nuevas prisiones para alojar prisioneros en la lucha contra la insurgencia, y casas seguras y automóviles blindados para los jueces iraquíes.

Cientos de millones de dólares también se destinaron para celebrar elecciones y para cuatro cambios de gobierno, así como para establecer un sistema de justicia, incluyendo 128 millones de dólares para financiar los estudios de tumbas masivas de presuntas víctimas del gobierno de Saddam Hussein.

Además del desvío de recursos a otros tipos de proyectos, los esfuerzos de reconstrucción estuvieron plagados por una corrupción sustancial y por los precios excesivos cobrados por los contratistas.

Mientras se estima que los 3.600 proyectos serán completados a fines de este año, el costo de la seguridad ha insumido 25 por ciento de cada plan, según el inspector general.

Un informe del Congreso legislativo de Estados Unidos de octubre pasado señala que es improbable que muchos proyectos de reconstrucción despegaran a causa de los costos de seguridad.

Las autoridades iraquíes calculan que se necesitan 10.000 millones de dólares solamente para el sector salud, para construir o rehabilitar y proveer equipamiento para hospitales y clínicas.

La producción por parte de la red nacional de suministro eléctrico es de 4.000 megavatios, 400 por debajo de los niveles previos a la guerra, con el iraquí promedio recibiendo menos de 12 horas de energía eléctrica al día.

La producción de petróleo, que según la planificación de preguerra del Pentágono debía proveer los fondos para la reconstrucción iraquí, también está muy por debajo de los valores anteriores a la invasión.

La escasez fue atribuida principalmente al sabotaje perpetrado por los insurgentes. Las refinerías de Iraq actualmente producen alrededor de dos millones de barriles por día, en comparación con los 2,6 millones de barriles de antes de marzo de 2003.

El final de los fondos para la reconstrucción parece señalar un cambio en la promesa que el presidente Bush hizo en 2003 de dar a Iraq la mejor infraestructura de la región.

Pero nunca quedó claro cuán lejos intentaba ir Estados Unidos en ese proceso. Mientras que Bush dio la impresión de que Iraq necesitaba rehacerse completamente desde cero, su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, parecía menos seguro.

"No creo que Estados Unidos tenga la responsabilidad de la reconstrucción, en el sentido de que los fondos (para la reconstrucción) pueden proceder de varias fuentes". Entre ellas, de las ganancias del petróleo y del programa Petróleo Por Alimentos, "que tiene una cantidad sustancial de miles de millones de dólares", dijo Rumsfeld al Comité de Asignaciones del Senado en 2003.

Por otro lado, ese punto de vista parece contradecir un informe presentado el mismo año por el principal contratista consultor al que el Pentágono encargó diseñar el futuro de la economía de Iraq.

La empresa BearingPoint Inc., de McLean, en el oriental estado de Virginia, señaló que "la reconstrucción de Iraq ha empezado". "No la reconstrucción de los servicios públicos vitales, como el agua, la electricidad y la seguridad pública, sino más bien la reconstrucción radical de toda su economía", puntualizó.

Claramente, esto no ha sucedido. Y la reciente decisión del gobierno en materia de financiación sugiere que no es probable que suceda pronto.

Con muchos de los ministros clave de Iraq en situación confusa y algunos perseguidos por corrupción, los observadores dicen que es dudoso que el gobierno del país tenga los recursos ni la habilidad para administrar los muchos proyectos de reconstrucción a gran escala que quedan.

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