El mercado de bienes y servicios relacionados con el aspecto personal no sólo no sufrió los efectos de la crisis que traba la economía de Brasil desde la década del 80, sino que el porcentaje promedio anual en el último decenio fue el doble del crecimiento del producto interno bruto.
La exigencia de buena presencia de las personas en el trabajo es el factor principal de esa asimetría, señaló a IPS Ruth Helena Dweck, la economista de la Universidad Federal Fluminense (UFF) que coordinó el estudio "Impacto económico de la belleza, 1995-2004".
La apariencia como factor de discriminación laboral apareció en dos investigaciones de los años 70 en Estados Unidos y Canadá, indicando que el buen aspecto personal mejora tanto la posibilidad de obtener empleos como de ganar sueldos más elevados, recordó la profesora.
Eso explica porque en una época de crisis económica, en lugar de reducirse la demanda, crece gracias a los productos de higiene, perfumes y cosméticos y a los servicios de embellecimiento, ya que se intensifica la disputa por los escasos empleos, destacó.
El estudio, pedido por la Asociación Brasileña de la Industria de Higiene Personal, Perfumes y Cosméticos (ABIHPEC), señala como factores del fenómeno la creciente longevidad acompañada del "temor al envejecimiento", y los cambios culturales que valorizan la estética, la mayor participación de mujeres en el mercado de trabajo y los medios de comunicación, especialmente la publicidad.
Es una descripción de una investigación anterior, hecha para el gobierno a fines de los años 90, que evaluó el sector de servicios. El diagnóstico identificó cinco "segmentos atípicos", de expansión muy superior al promedio, entre los cuales está el de la higiene y la belleza, además de la informática, la limpieza y los servicios de seguridad y domésticos.
La industria de la higiene personal, perfumes y cosméticos creció cinco por ciento al año en la última década en Brasil, mientras que el promedio anual del producto interno bruto (PIB) fue de 2,4 por ciento.
En las cuentas de ABIHPEC, el crecimiento anual promedió 8,2 por ciento entre 1999 y 2004 y el año pasado las ventas aumentaron 14,5 por ciento en valores nominales, es decir sin descontar la inflación, que oficialmente fue de 5,69 por ciento, y 9,2 por ciento en volumen producido.
La diferencia es que los datos del estudio académico se basa en la clasificación oficial de actividades empresariales que no comprende muchos productos ni protagonistas del segmento, explicó a IPS João Carlos da Silva, presidente de ABIHPEC.
Es así que grandes empresas, incluso transnacionales como Procter & Gamble, son excluidas porque clasifican en la rama farmacéutica. Además el sector usa mucho la venta directa en los hogares y las franquicias que escapan a las estadísticas convencionales, acotó.
Los datos oficiales son rezagados, no acompañan los cambios de costumbres y de consumo. Absorbentes higiénicos y pañales desechables entraron hace poco en las mediciones de inflación. Hace 20 años sólo uno de cada 10 hombres usaban desodorantes, en cambio hoy lo utilizan nueve de cada 10, señaló Silva a modo de ejemplo.
Las empresas industriales asociadas a ABIHPEC emplean directamente a unos 65.000 trabajadores, pero constituyen la base o "palanca" de muchos empleos en otros sectores. En 2004, la asociación estimaba en 1,5 millones las operadoras de ventas directas y en poco más de 1,1 millones los "profesionales de belleza" que usan sus productos.
En total esa área empleaba casi 2,7 millones de personas en 2004, con un registro de aumento de 140 por ciento en 10 años, según la ABIHPEC.
Es difícil cuantificar la expansión de los servicios de belleza, en buena parte informal, pero la actividad acompaña la evolución de la industrial, con la cual vive "una verdadera simbiosis" con la industria, al demandar sus productos, explicó Dweck. Su estudio estimó en seis por ciento el aumento anual de personas ocupadas entre 1995 y 2003.
Pero ese paralelismo no es lineal. La industria también crea "equipos prácticos y baratos", manejables por el propio consumidor, dispensando al prestador de servicios, pero la diversificación ocurre tanto en productos como en servicios, alimentando el crecimiento, observó.
El mercado creciente atrajo también a las grandes empresas y redes mundiales, entre fines de los años 80 y comienzo de los 90, promoviendo la formalización del empleo, la capacitación y nuevas formas de actuación. Pero luego los trabajadores informales y pequeñas empresas se recuperaron, en otro nivel, más calificados.
Las proyecciones estiman que permanecerá ese crecimiento, con el sector masculino como facto de ampliación del consumo de bienes y servicios del sector, además de su incorporación a ese mercado de trabajo hasta ahora dominado por las mujeres en 80 por ciento, vaticinó Dweck.
La actividad es de las que más invierte en publicidad, especialmente en revistas femeninas, medio en que tiene el liderazgo, según Silva. Es "indispensable" ese vehículo para una industria que lanza 250 nuevos productos cada semana, sostuvo.
"Hoy no basta el conocimiento, un título universitario, para asegurarse un empleo", pues la desocupación es una tendencia creciente, lo cual intensifica la competencia por cada puesto laboral y los detalles como la apariencia, simpatía y capacidad de comunicación son decisivos a la hora de elegir personal.
Este es uno de los aspectos que asegura las perspectivas de crecimiento de la industria de la belleza, arguyó Silva.
Brasil se va convirtiendo poco a poco también en exportador de productos de higiene personal, perfumes y cosméticos. Vendió al exterior 407 millones de dólares el año pasado, 23 por ciento más que en 2004, además de registran un crecimiento de 120 por ciento en los últimos cinco años, informó Silva.
Para eso contribuye el éxito de algunas empresas nacionales que usan la naturaleza brasileña como fuentes de sus materias primas o a modo de marca que distingue sus perfumes y cosméticos.