La Ronda de Doha de negociaciones comerciales sigue con vida, aunque su evolución es todavía incierta tras la reunión informal entre los ministros de un grupo reducido de países de la OMC en este centro turístico de los Alpes suizos.
El ministro de Economía de Suiza, Joseph Deiss, y el director general de la OMC (Organización Mundial del Comercio), Pascal Lamy, apelaron al recurso de presentar un documento que contiene los cronogramas ya convenidos hace un mes en Hong Kong.
De esa manera evitaron que la conferencia de dos días, concluida este martes, apareciera como un fracaso.
De todos modos, el encuentro se desarrolló en un clima auspicioso, coincidieron prácticamente todos los participantes. Hubo interés auténtico y genuino, junto con una disposición a avanzar, describió Celso Amorim, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil.
Los objetivos de profundizar la liberalización del comercio, establecidos en la conferencia ministerial de 2001 en Doha, la capital de Qatar, fueron ratificados por los ministros que dialogaron mientras en Davos sesionaba el Foro Económico Mundial, reunión anual de jefes de empresas transnacionales, políticos y economistas neoliberales.
El grupo de ministros corroboró las decisiones adoptadas en la sexta conferencia ministerial de la OMC, celebrada en diciembre en Hong Kong, y convino en proseguir las negociaciones conforme al calendario aprobado en esa asamblea de los 149 estados miembros de la institución.
Kamal Nath, ministro de Comercio Exterior de India, estimó que las conversaciones de Davos demostraron que no existe un estancamiento en las negociaciones de Doha, cuya conclusión está programada para fines de este año.
Peter Mandelson, comisario de Comercio de la Unión Europea, encontró un humor más propicio entre los participantes de la reunión informal. El funcionario percibió una determinación más firme a trabajar de manera cooperativa en el proceso negociador.
Sin embargo, el comisario europeo aceptó que persiste un desacuerdo profundo en materia de agricultura. Europa, que se encuentra a la defensiva en esa negociación, necesita un incentivo para mostrar flexibilidad en ese terreno, sugirió.
El principal argumento de Mandelson alude a un supuesto desequilibrio en las propuestas que se negocian en esta etapa de la Ronda de Doha, donde las mayores presiones se dirigen hacia las economías que protegen su agricultura, como la Unión Europea.
En cambio, desde una perspectiva histórica de las negociaciones comerciales, se aprecia que en realidad la agricultura es el sector más atrasado en la liberalización. Esa es la trampa del argumento europeo, dijo Amorim a IPS.
En respaldo de su juicio, el ministro brasileño recordó que su país, acusado de proteccionismo en días recientes, aplica aranceles industriales de un promedio de 11 por ciento, con un pico más alto de 35 por ciento.
En comparación, el arancel promedio mundial del comercio agrícola asciende a cerca de 65 por ciento y "presumo que el de Europa es aun superior", precisó.
Hay casos de derechos de importación aplicados por Japón para ciertos productos que llegan hasta 700 por ciento. En la Unión Europea esos picos arancelarios pueden alcanzar hasta 150 por ciento.
Por esa razón no se puede pedir la misma clase de reducción arancelaria porque "nosotros ya efectuamos la disminución en el pasado", puntualizó Amorim.
Además la agricultura y de los bienes industriales, la Ronda de Doha se ocupa, entre otros muchos asuntos, de los servicios, de las normas comerciales y en particular, de la situación desequilibrada de los países en desarrollo dentro del comercio internacional.
En agricultura se registró un avance durante la conferencia de Hong Kong, cuando se convino que las subvenciones a las exportaciones del sector cesarán en absoluto a partir de 2013, aunque los primeros recortes comenzarán alrededor de 2010.
Pero en el comercio agrícola el obstáculo principal se ubica en el acceso a los mercados, que alude a los aranceles que cada miembro de la OMC aplica a los productos importados de ese sector.
La Unión Europea, el mayor proteccionista en este rubro, propuso que la Ronda de Doha reduzca los aranceles a las importaciones agrícolas en un promedio de 39 por ciento, aunque se reservó el derecho de establecer excepciones para ocho por ciento de sus líneas arancelarias, entre las que incluiría los sectores más delicados, como el lácteo y el de carnes.
El Grupo de los 20, coalición de países en desarrollo coordinada por Brasil e India, auspicia una disminución de los aranceles de 54 por ciento. "Nos parece más realista", explicó Amorim.
Por el contrario, Estados Unidos aportó la iniciativa más auspiciosa, con un recorte de 75 por ciento.
Amorim estimó que surgen oportunidades favorables para un acuerdo sobre la agricultura porque Estados Unidos necesita reducir su presupuesto agrícola, "no sé si por el huracán Katrina o por las consecuencias de (la ocupación de) Iraq", arriesgó.
El acuerdo alcanzado en Hong Kong establece que las modalidades para la negociación final de agricultura deberán convenirse antes del 30 de abril, al igual que las de aranceles industriales.
En julio próximo tendrán que estar definidas esas condiciones de la etapa final de la negociación para todos los puntos de la agenda de Doha. A partir de ese momento, la discusión se concentrará solamente en las cifras. (FIN/IPS/pp/mj/if dv/06)