ALEMANIA: Fútbol será imán de prostitución forzada

Jugadores de fútbol, aficionados y periodistas de todo el mundo se preparan para asistir al campeonato mundial en Alemania. Entre quienes harán las valijas se cuentan unas 40.000 trabajadoras sexuales que acudirán a satisfacer una elevada demanda de sus servicios.

Algunas ciudades alemanas se preparan con burdeles portátiles y reparto de preservativos para el gran negocio del sexo que sobrevendrá en junio, con la Copa Mundial FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado).

Los primeros cálculos hablan de 40.000 prostitutas procedentes de otros países, aunque la estimación no tiene autor. Organizaciones de mujeres y sindicatos temen que muchas arriben engañadas y se encuentren indefensas en un país que no conocen.

"La experiencia nos dice que en todos los grandes encuentros deportivos en los que se da una gran concentración de hombres aumenta de forma espectacular la demanda de servicios sexuales", explica a IPS Ulrike Helwerth, portavoz del no gubernamental Consejo Alemán de Mujeres, quien recuerda que algo similar ocurrió durante los Juegos Olímpicos de Atenas, en 2004.

Hasta este punto, el Consejo no ve inconveniente, teniendo en cuenta que en Alemania la prostitución es legal y está equiparada a otras profesiones. Las personas que la ejercen cuentan, al menos en teoría, con derecho a la seguridad social y a demandar judicialmente a los clientes morosos.

Las expectativas de negocio han hecho florecer el sector. En Berlín se inauguró meses atrás el burdel más grande y lujoso del país, con cuatrocientos metros cuadrados de instalaciones y más de setenta habitaciones por las que podrían pasar a diario unos seiscientos clientes.

En la capital alemana se buscan patrocinadores para repartir cien mil preservativos en las inmediaciones del estadio olímpico, y los ayuntamientos de las doce ciudades que serán anfitrionas del campeonato de fútbol planean conceder licencias especiales para que los trabajadores del sexo ofrezcan sus servicios en la calle.

En Dortmund y Colonia, oeste del país, se preparan o se han instalado ya unos prostíbulos provisionales. Son garajes individuales equipados con máquinas expendedoras de preservativos, servicios sanitarios, alarmas y puertas de emergencia. Lo que para algunos resulta escandaloso es para las autoridades municipales apenas una respuesta pragmática a la demanda.

Nadie duda que buena parte de los tres millones de aficionados que acogerá Alemania durante el campeonato llegarán dispuestos a ver fútbol, ingerir grandes cantidades de alcohol y desahogar, pago mediante, sus apetitos sexuales.

En ninguna de las organizaciones civiles consultadas se sabe exactamente dónde surgió la cifra de 40.000 prostitutas extranjeras que se sumarían a las alemanas, y que circula desde hace semanas en los medios de comunicación. Pero se cree que no estará demasiado alejada de la realidad.

Lo que realmente preocupa a activistas y organizaciones es que dichas previsiones esconden a millares que no ejercen la prostitución de forma voluntaria, según afirma el Consejo de Mujeres.

El problema del tráfico de personas no es nuevo en Alemania, donde se calcula que existen 15.000 trabajadores forzados, la mayoría mujeres procedentes de Europa oriental obligadas a prostituirse.

Cada año son trasladadas ilegalmente a la Unión Europea unas 500.000 personas. Casi 90 por ciento de las mismas se destinan a la explotación sexual, según el Informe sobre las Consecuencias de la Industria del Sexo en la UE, presentado en 2004 por un comité del Parlamento Europeo.

Con el Mundial de Fútbol, la actividad de las mafias será todavía más intensa. Ofertas de trabajo engañosas en hoteles y restaurantes podrían atraer a muchas ciudadanas del este, que accederán al país con visados de turistas.

"Otras estarán dispuestas también a participar en espectáculos pornográficos o de desnudismo, pero en realidad se verán obligadas a acostarse con el mayor número posible de hombres a precios irrisorios", explica Helwerth.

Para hacer frente al problema, el Consejo de Mujeres, que representa a cincuenta asociaciones, sindicatos y partidos de todo el país, envió hace unas semanas cartas a jugadores y representantes de la Federación Alemana de Fútbol.

"Ustedes son un ejemplo para muchos hombres y su palabra cuenta a veces mucho más que la de los políticos", reza la misiva. "Por eso les pedimos que digan públicamente que los 'hombres de verdad' están en contra del tráfico de personas y de la prostitución forzada", añade.

Franz Beckenbauer, Oliver Kahn y otras estrellas del balompié germano han dado hasta ahora la callada por respuesta. Únicamente el arquero del club inglés Arsenal, Jens Lehmann, prometió abordar el asunto con sus compañeros.

Los portavoces de la Federación de Fútbol argumentaron que cada día recibían decenas de peticiones para participar en otras tantas "causas justas" y que les resultaba imposible implicarse en todas ellas.

Esta es una excusa inadmisible para las organizaciones de mujeres. "Nuestra impresión es que no quieren dar publicidad al problema", explica Helwerth, quien anuncia una intensa campaña de educación en los próximos meses.

El objetivo es unirse a organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional, y a las fuerzas de seguridad germanas para explicar a los políticos, la opinión pública y los potenciales clientes la necesidad de ayudar a las mujeres obligadas a prostituirse, a menudo amenazadas, recluidas o vigiladas estrechamente y despojadas de sus documentos.

Otros grupos ven con cierto escepticismo esta iniciativa. "Es positivo que se trate de sensibilizar, pero creo que lo realmente efectivo es dirigirse a las afectadas, informarles sobre sus derechos para que así hagan frente al problema", afirma Emilja Mitrovic, socióloga y experta en prostitución del Sindicato Unido de Servicios, con unos 2,8 millones de afiliados.

Mitrovic espera contar con apoyo de las autoridades para instalar un centro de asesoramiento en la estación de trenes de la septentrional ciudad de Hamburgo.

Según sus pronósticos, muchas jóvenes llegarán voluntariamente a esa ciudad y, una vez allí, se verán aisladas en viviendas o zonas industriales, sin hablar alemán ni saber a quién dirigirse.

"Por eso queremos que un grupo de trabajadoras sociales reparta tarjetas con números de teléfono de emergencia, y que se contrate a traductoras para poder hablar con ellas en cualquier momento del día", dijo Mitrovic a IPS.

"Es fundamental que sepan a dónde acudir para protegerse de la violencia ejercida por los proxenetas, otras mujeres o los clientes. Que sepan que hay una salida", dijo.

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