SRI LANKA: El incesante trauma del tsunami

Cuando el indio Mitesh Govender llegó a esta aldea seis meses después del tsunami que devastó las costas de Sri Lanka, quedó desconcertado por el desdén con que fue recibido por aquellos a quienes debía prestar apoyo psicológico.

Polathumodera, ubicado a 160 kilómetros de Colombo en la costa sur de este país insular de Asia meridional, fue visitada por un gran número de voluntarios y figuras afamadas como los ex presidentes estadounidenses George Bush (1989-1993) y Bill Clinton (1993-2001).

Govender integraba un equipo de la Cruz Roja de Estados Unidos que llegó con la misión de atender el trauma emocional que sufrían muchos sobrevivientes de la catástrofe desatada el 26 de diciembre de 2004, hace exactamente un año.

La actitud de los aldeanos fue extremadamente distante. Ahora, seis meses después, toda Polathumodera considera a Govender un aldeano más.

"Los aldeanos no comprendían la clase de trabajo que hacíamos. Era extraño para ellos. Pero poco a poco construimos un vínculo y entonces supimos lo que debíamos hacer", señaló.
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Al principio se entabló un diálogo con la ayuda de voluntarios locales de la Cruz Roja, como Amila Sampath. Entonces se decidió implementar un proyecto de ayuda para que las mujeres reanudaran sus tareas de tejido, una industria próspera en la zona hasta que llegó el tsunami.

Sampath, residente en la zona, afirma que el proyecto le permitió a las mujeres recuperar cierta normalidad para sus vidas y dejar atrás gran parte del trauma causado por el desastre.

Más de 280.000 personas murieron por el maremoto, causado por un sismo de magnitud nueve en la escala de Richter, con epicentro cerca de la isla indonesia de Sumatra.

Bangladesh, Birmania, India, Indonesia, Malasia, Maldivas, Seychelles, Sri Lanka, Singapur, Somalia y Tailandia fueron los países más afectados.

Las grandes olas destruyeron 60 casas de Polathumodera, donde murieron 10 aldeanos. El gobierno srilankés Colombo calculó en 31.000 el número total de víctimas en este país de 19 millones de habitantes.

"Los aldeanos perdieron todo lo que tenían. Tras el desastre, predominaba en ellos el sentimiento de que nada valía la pena, sobre todo entre las mujeres. Había una gran depresión aquí cuando comenzamos a trabajar", dijo Sampath.

Antes del maremoto, la pesca y el turismo eran los pilares de la economía en Polathumodera.

Cuando se quedaron sin fuentes de trabajo, "los hombres comenzaron a irse por ahí y emborracharse, pero las mujeres no podían hacer eso", y languidecían en campamentos para sobrevivientes o en casas de algún familiar, señaló Dushanthi Suranjika, coordinadora local del programa de la Cruz Roja de Estados Unidos.

"Teníamos que encontrar algo que las mantuviera ocupadas, y que también les permitiera recuperarse del trauma", añadió.

Tejer resultó ser una actividad terapéutica. Las mujeres con frecuencia lo hacen ahora en sus propias casas luego de terminar las tareas hogareñas diarias. Todas integran una red a través de la cual intercambian experiencias y cooperan entre sí. Se reúnen con frecuencia en un salón aportado por la Cruz Roja.

Suranjika, de 27 años, quien perdió a su hermano de 24 en el maremoto, dijo que encontró en la red de tejedoras un lugar para buscar consuelo y apoyo.

La joven no llora en casa con sus padres. "Si lloro, y ven mi tristeza, también llorarán ellos. Si permanezco sin llorar, creerán que estoy feliz", afirmó.

Pero, "si dejamos de llorar, no estaría bien", añadió entre sollozos.

Govender está convencido de que el proceso para vencer el trauma ya comenzó en Polathumodera. Los sobrevivientes empiezan a liberar sus emociones, subrayó.

También destacó que las mujeres ganan progresivamente más fuerza, e incluso ahora levantan sus voces contra la discriminación en su perjuicio en la distribución de la ayuda.

Las tejedoras intentan persuadir al gobierno de Sri Lanka para que firme un acuerdo que les permita recibir suministros de la Cruz Roja Internacional.

"Polathumodera no era una aldea pobre. Nunca vivimos del gobierno ni dependimos de otro tipo de ayuda. Es por eso que muchos donantes creen que ahora no necesitamos nada", dijo P. Piyasalee, una integrante de la red.

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