Las minorías religiosas de Malasia se indignaron esta semana luego de que un tribunal islámico ordenó el entierro de un hindú según los ritos musulmanes, pese a la resistencia de su esposa.
M. Moorthy, un alpinista que pasó a la historia por integrar la primera excursión malasia al monte Everest, fue sepultado como un musulmán más después de que un tribunal civil se negó a intervenir en el caso arguyendo que debía ser analizado bajo la "sharia" o ley islámica.
La viuda, Kaliammal Sinnasamy, apeló el polémico dictamen pero sin resultados, lo que despertó serias dudas entre islámicos y no islámicos sobre las garantías constitucionales de la libertad de cultos en este país multicolor.
Cincuenta y tres por ciento de los 24 millones de malasios son musulmanes, 17 por ciento budistas, 11 por ciento taoístas, siete por ciento hindúes, siete por ciento cristianos, y el resto sijs.
El tribunal civil concluyó que no tenía jurisdicción sobre asuntos islámicos y rechazó la solicitud de Kaliammal, quien reclamaba el cadáver de su esposo a la morgue y pedía que fuera enterrado según los ritos hindúes.
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Ahora Kaliammal intenta ahora llevar el caso a una instancia superior para exhumar el cuerpo de su marido.
El tribunal de la sharia arguyó que Moorthy, quien murió a los 36 años el 20 de este mes por complicaciones derivadas de un accidente de tránsito, se había convertido al Islam en sus últimos días y, por tanto, debía ser enterrado como un musulmán.
Sin embargo, no proveyó ningún tipo de evidencia de la supuesta conversión.
Kaliammal aseguró que Moorthy fue hindú desde niño y lo siguió siendo hasta el último día de su vida. También indicó que siempre bebió alcohol, comió cerdo (ambas cosas prohibidas por el Corán) y rezó a las deidades hindúes.
Asimismo, la viuda afirmó que Moorthy no pudo haberse convertido en el hospital, ya que estaba inconciente.
Moorthy se transformó en héroe nacional en 1997 al escalar el pico más alto del mundo. En toda Malasia se sabía que pertenecía a la fe hindú, al menos hasta noviembre, cuando tuvo el accidente.
Pero el juez civil Raus Sharif señaló que, al tratarse de un asunto vinculado con el Islam, su tribunal no tenía jurisdicción, e indicó que en estos casos aun los fieles de otras religiones debían acudir a las cortes islámicas.
"Este tribunal no puede deshacer, cambiar o desautorizar cualquier decisión tomada por una corte de la sharia. No tenemos ninguna jurisdicción sobre el Islam. Este es un asunto de la sharia", afirmó el magistrado.
El Islam es la religión oficial de este país, y el sistema de cortes de sharia fue introducido en los años 80 ante las demandas de los musulmanes.
Los tribunales civiles eran el último árbitro en cualquier pleito hasta 1993, cuando la constitución fue reformada para darle la primacía a los islámicos.
"El dictamen es un gran retroceso para los no musulmanes. La decisión del tribunal islámico es final y no podrá ser desafiada por ningún otro en este país. A menos que se cambie la ley, no hay garantías para los no musulmanes", dijo el asesor legal de Kaliammal, A. Sivanesan.
Por su parte, Haris Mohamed Ibrahim, quien fue consultado por el tribunal como representante del Consejo de Abogados, sostuvo que el dictamen "es una decepción, una gran tragedia para el secularismo, la sociedad civil y la inviolabilidad de la constitución federal".
"Siento lástima por la mujer. Su esposo fue enterrado por extraños. El dictamen judicial fue un sacudón para los no musulmanes", dijo a IPS.
Líderes musulmanes elogiaron el dictamen señalando que había sentado un valioso precedente.
Ahora "queremos que la ley sea reformada para impedir que no musulmanes vayan a tribunales civiles para tratar asuntos islámicos. Esto sólo hace que los musulmanes demoren la realización de ritos necesarios", sostuvo el líder del Partido Islámico Pan-malasio, Mahfuz Omar.
Por su parte, el abogado Muhamad Burok, del Departamento de Asuntos Islámicos del gobierno, afirmó que "los no musulmanes deben rendirse a la jurisdicción de las cortes de la sharia si quieren justicia en estos asuntos".
"El Islam es una religión de justicia, que sirve tanto a los musulmanes como a los que no lo son", añadió.
El influyente Consejo Consultivo Budista, Cristiano, Hindú y Sij señaló en un comunicado estar "conmocionado" por la decisión y sostuvo que la única salida era reformar la constitución para permitir que tribunales civiles puedan actuar en casos de conversiones al Islam.
En el centro del debate está el artículo 121 de la ley fundamental, según el cual todos los asuntos pertenecientes al Islam deben ser tratados en tribunales de la sharia.
"Llamamos al gobierno a resolver en forma urgente este grave defecto en nuestro sistema legal mediante las reformas necesarias en la constitución federal y en todas las demás legislaciones para asegurar que las conversiones al o del Islam sean llevadas a la Corte Suprema, donde todos los malasios tienen iguales derechos", señaló el Consejo.
El vicepresidente del Consejo, Harcharan Singh, sostuvo que las cortes de la sharia han usurpado las garantías de la libertad de cultos.
"La actual ley le da plena protección a la comunidad musulmana, mientras los no musulmanes están desamparados. El gobierno debe revisar todas las leyes para corregir este desequilibrio", dijo el presidente de la Organización Malasia-Hindú, A. Vaithialingam.
Pero mientras las minorías piden más garantías, los musulmanes demandan una mayor "islamización" de la población malasia y del gobierno.
En enero, la policía religiosa hizo una redada en un club nocturno y detuvo a decenas de jóvenes musulmanes acusados de "usar vestimenta indecente", pero los cargos fueron retirados tras una polémica pública sobre el caso.
En agosto, las autoridades islámicas desarticularon una estrafalaria pero al parecer inofensiva secta dirigida por el místico Ayah Pin, quien aseguraba tener poderes divinos. Sus seguidores musulmanes fueron severamente multados e incluso llevados a prisión por participar en un culto "pervertido".