La opinión del público de seis países de Medio Oriente sobre el gobierno de George W. Bush se endureció en el último año, según el último estudio del Instituto Árabe Estadounidense (AAI).
Este endurecimiento es atribuido por la firma de opinión pública Zogby Internacional, que realizó el estudio para AAI, a la guerra en Iraq y al trato dado por Estados Unidos a los musulmanes en general.
Los esfuerzos del presidente George W. Bush por persuadir al mundo árabe de que promueve la democracia no han rendido frutos en la vasta mayoría de los árabes, a excepción de los cristianos de Líbano, según el coordinador del estudio y presidente de AAI, James Zogby.
Además de ese país, la encuesta fue realizada en Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Marruecos.
"En Egipto y Arabia Saudita, los dos países donde Estados Unidos concentró su mensaje democratizador, los esfuerzos resultaron un tiro por la culata", dijo Zogby.
"Cuatro por ciento de los consultados en Egipto y nueve por ciento en Araba Saudita dijeron que el fomento de la democracia y las reformas por el presidente Bush eran el factor más importante para determinar su actitud hacia Estados Unidos", consideró.
"Más de 80 por ciento de los que así respondían señalaron que ese esfuerzo empeoraba su visión de Washington", añadió Zogby.
El estudio también detecta un creciente pesimismo, particularmente en Egipto y Jordania, sobre la "posibilidad de paz" en Medio Oriente, comparado con los resultados del primer trabajo realizado por AAI, en 2002.
La última encuesta, basada sobre un total de 3.900 entrevistas de personas elegidas al azar en diferentes sectores sociales urbanos y rurales, fue realizada en forma paralela a otra coordinada por el Departamento de Paz y Desarrollo de la estadounidense Universidad de Maryland.
La encuesta de la Universidad de Maryland, cuyos resultados se divulgaron en Washington la semana pasada, se concentró en la visión de los árabes sobre la política internacional.
En cambio, la de AAI incluyó una más amplia gama de preguntas destinadas a conocer detalles de la visión política a nivel nacional y de la vida personal de los encuestados.
El estudio constató que las principales preocupaciones de la vasta mayoría de los árabes no se relacionan con la política internacional, sino con asuntos más domésticos, como sus familias, la calidad del trabajo, la religión y el matrimonio.
Sin embargo, la religión cayó notoriamente en la lista de las nueve preocupaciones principales frente a la encuesta de 2002, sobre todo en Jordania y Egipto.
Consultados sobre la importancia que asignan a los problemas de sus propios países, la mayoría privilegiaron el empleo, la atención médica, la corrupción y el nepotismo, y el sistema educativo, en ése orden.
Por el contrario, "combatir el extremismo y el terrorismo", "avanzar en la democracia", la "falta de debate político" y la "protección de los derechos personales y civiles" —asuntos prioritarios en la agenda del presidente Bush— figuraban en el extremo inferior de la lista.
"Resolver el conflicto palestino-israelí", la segunda prioridad de la encuesta del año pasado, cayó al séptimo lugar. Las mayores caídas se registraron en Líbano y Emiratos Árabes Unidos.
A pesar del pesimismo predominante en torno de la paz en Medio Oriente, el estudio revela que cada vez más árabes creen que sus hijos estarán "mejor", especialmente en Arabia Saudita, frente al sondeo de 2001. La única excepción en ese sentido fue Egipto.
La encuesta concluye también que importantes mayorías de los árabes de los seis países aceptan el trabajo de las mujeres, especialmente si es para ayudar económicamente a sus familias, aunque también, pero en menor medida, para "encontrar una carrera" o "porque ellas quieren".
La brecha de género fue evidente en estas respuestas, pues las mujeres defendieron sus posibilidades de trabajar más que los hombres, en particular en Egipto, Marruecos y Arabia Saudita.
La identidad nacional se ha vuelto más importantes que en 2002, según el estudio. La mayoría de los encuestados de Egipto y Líbano, y gran cantidad de los de Jordania, Marruecos y Arabia Saudita, optaron por manifestar que se sentían más identificados con sus respectivos países que con la familia, la región, la religión y el "ser árabe".
Estas dos últimas categorías habían dominado la encuesta de 2002.
En su última edición, el estudio de Zogby detectó una ligera mejora en la percepción del público árabe hacia Estados Unidos en comparación con 2004, cuando el sentimiento estaba dominado por la guerra en Iraq.
Manifestaron una opinión desfavorable 89 por ciento de los encuestados de Arabia Saudita, 85 por ciento de los egipcios, tres de cada cuatro de Emiratos, y dos de cada tres jordanos, marroquíes y libaneses.
Las opiniones favorables a China fueron mucho más favorables, en especial en Egipto, Jordania y Marruecos.