Estados Unidos asignó miles de millones de dólares a la reconstrucción de Iraq, pero la población de este país del Golfo lucha por subsistir en medio de una inflación y un desempleo incontenibles, además del corte de servicios básicos.
Antes de la invasión lanzada por Estados Unidos en 2003, los iraquíes recibían una ración mensual de productos básicos gracias al programa humanitario de la ONU Petróleo por Alimentos, que aliviaba el efecto de las sanciones internacionales contra el régimen de Saddam Hussein.
A cada jefe de familia se le entregaban cupones mensuales con los que adquirir artículos como azúcar, arroz, té, detergente, aceite de cocina, judías y leche para los bebés.
Pero las autoridades iraquíes establecidas por la ocupación estadounidense tras el triunfo de la invasión y las elegidas luego en las urnas no lograron efectuar una entrega puntual de canastas mensuales de alimentos, en medio de un desempleo estimado en casi 70 por ciento.
Abu Alí, de 66 años, trabajó hasta hace poco como distribuidor de estas raciones.
[related_articles]
"El Ministerio de Comercio solía darnos azúcar para la gente", dijo. "Pero no lo hace más. Esto significa que tenemos que comprarla en el mercado, al doble del precio. ¿Qué harán los pobres para obtener azúcar?", preguntó.
Abu Mushtaq, de 40 años y padre de cinco hijos, carece de dinero para comprar productos básicos, aun cuando cada mes recibe del gobierno 120.000 dinares iraquíes (unos 85 dólares) con el fin de compensar la escasez de raciones.
"Los precios del petróleo, del queroseno e incluso del pan ha subido tantas veces desde la invasión… Los invasores vinieron a Iraq solo para llenar sus propios bolsillos", se lamentó Abu Mushtaq ante IPS.
El gobierno decidió entregar dinero en efectivo a las familias para contrarrestar los problemas en la entrega de raciones. Pero esa medida aumentó la demanda de ciertos artículos y, con ella, se elevaron también los precios.
MIentras el gobierno tiene cada vez más dificultades para suministrar alimentos.
"El Ministerio de Comercio no dio azúcar en los últimos siete meses, ni arroz por dos meses", dijo Abu Alí. "Ni té por cuatro meses, ni aceite para cocinar en los últimos tres meses", recordó.
Mientras, el precio del azúcar en el mercado subió 25 por ciento, el del arroz, 80 por ciento, el del té, 100 por ciento, y el del aceite de cocina, 50 por ciento.
Los hogares de Bagdad acceden, en promedio, a solo tres horas de suministro eléctrico por día. Algunos iraquíes —aquellos que pueden pagarlo— usan pequeños generadores a queroseno.
Pero la escasez de petróleo y el racionamiento continúan: solo se permite la entrega de entre 40 y 50 litros mensuales por vehículo.
El gobierno interino considerando quintuplicar el precio del combustible a principios del próximo año.
La situación se complica a causa de los intentos de algunos iraquíes por compensar los dramáticos virajes de sus economías particulares. "Muchos propietarios de viviendas cobran rentas dos o tres veces mayores de lo normal", dijo Abu Alí. "Esto crea una mala espiral."
La esperanza también parece un producto escaso.
"Cualquiera que le diga que hay planes es un mentiroso", dijo a IPS Abu Anas, funcionario del Ministerio de Comercio. "El gobierno todavía es interino, así que no puede hacer planes, y tampoco piensa que sea su tarea. Que Dios ayude al pueblo iraquí".
Muchos analistas culpan al gobierno de Estados Unidos por esta situación.
"La 'reconstrucción' de Iraq es el mayor de los programas estadounidenses de ocupación desde el Plan Marshall" para la reconstrucción de Europa luego de la segunda guerra mundial, escribió el analista Ed Harriman en el London Review of Books.
"Pero hay una diferencia: el gobierno de Estados Unidos financió el Plan Marshall, mientras que (el secretario de Defensa) Donald Rumsfeld y (el ex jefe civil de la ocupación) Paul Bremer se han asegurado de que la reconstrucción de Iraq sea pagada por el país 'liberado', por los propios iraquíes", explicó.
Según la investigación de Harriman, sobraron 6.000 millones de dólares del programa Petróleo por Alimentos, y las ganancias por las reanudadas exportaciones de crudo iraquí produjeron otros 10.000 millones de dólares en el año que siguió a la invasión.
El Congreso legislativo de Estados Unidos asignó 18.400 millones de dólares a la "reconstrucción" de Iraq, pero Harriman estimó que "para el 28 de junio del año pasado, la Autoridad Provisional de Coalición (autoridad civil de la coalición ocupante) había gastado hasta 20.000 millones de dólares en dinero iraquí y apenas 300 millones de dólares de fondos estadounidenses".
Dos días antes de la fecha recordada por Harriman, el 26 de junio, Bremen abandonó Bagdad para evitar un posible ataque en el camino al aeropuerto.
Acusaciones de fraude y robo asediaron a los ocupantes de Iraq desde el principio. Los auditores del gobierno de Estados Unidos encontraron serios problemas.
"Hasta ahora, los auditores suspendieron más de 100 contratos, involucrando miles de millones de dólares pagados al personal y a las corporaciones estadounidenses, para la investigación y el posible procesamiento penal", escribió Harriman.
"También descubrieron que, mientras Bremer estuvo a cargo, desaparecieron 8.800 millones de dólares tras pasar a través de los ministerios del nuevo gobierno iraquí, con pocas perspectivas de averiguar hacia dónde fueron", afirmó.
Unos 3.400 millones de dólares destinados por el Congreso al desarrollo iraquí "fueron desviados a la 'seguridad' financiera desde entonces", añadió.
Iraq tiene riqueza en petróleo y en dólares, pero sus habitantes no la ven.