Confirmando su histórica reputación de fuerza opositora más fuerte de Egipto, la Hermandad Musulmana se desempeñó aún mejor de lo esperado en la segunda ronda de las elecciones parlamentarias. Y se prepara para más logros en la última fase de esos comicios, que se inicia este jueves.
Para el final de la segunda ronda de votación, la organización islamista, oficialmente prohibida pero tolerada, se había asegurado 18 por ciento de escaños en el parlamento, para sorpresa y desilusión del gobernante Partido Democrático Nacional (PDN), del presidente Hosni Mubarak, en el poder desde octubre de 1981.
"Fue una sorpresa masiva para todos", dijo Tamer, residente de una circunscripción electoral en el distrito de Imbaba, densamente poblado y de bajos ingresos, donde dos candidatos de la Hermandad castigaron a sus oponentes del PDN y otros partidos seculares independientes.
"Cientos de miembros de la Hermandad y sus partidarios se reunieron en las calles, cantando y entonando 'No hay otro dios que Alá' y 'El Islam es la respuesta'", dijo Tamer a IPS.
Según resultados oficiales difundidos el 27 de noviembre, la Hermandad Musulmana (Ikhwan Muslimeen en idioma árabe), ganó 29 escaños en la segunda ronda de comicios parlamentarios el día 20, luego de obtener 47 escaños en la primera, a comienzos de ese mes. Esto lleva la presencia de esta organización en el parlamento a un total de 76 escaños en la asamblea popular, cuando antes contaba con apenas 15.
[related_articles]
La primera ronda de comicios parlamentarios tuvo lugar el 9 de noviembre, y la tercera y última está prevista para este jueves, y se prevé que la Hermandad gane aun más escaños.
La edición del 28 de noviembre del periódico independiente Al-Masry Al-Youm informó que el PDN obtuvo 83 escaños en la segunda vuelta, lo que le otorga 190 de los 444 del parlamento. El neoliberal Partido Wafd —tradicionalmente considerada la segunda fuerza política— obtuvo sólo dos legisladores en la segunda vuelta, lo que sumado a los obtenidos en la primera da un total de apenas cuatro.
El partido gobernante prevé mantener su considerable mayoría, asegurando un control continuado de la Asamblea del Pueblo. No obstante, los observadores son rápidos en señalar que la proporción considerablemente mayor de escaños de los representantes de la Hermandad cambiará la dinámica del proceso legislativo.
"La Hermandad todavía no tiene una mayoría parlamentaria, así que no será necesariamente capaz de oponerse a una legislación iniciada por la rama ejecutiva", dijo a IPS Josh Stacher, un investigador residente en El Cairo que se especializa en política interna de Egipto. "Pero el bloque mayoritario del PDN será más fácilmente desafiado. Será forzado a explicarse mucho más".
La Hermandad Musulmana fue oficialmente prohibida a mediados de los años 50, luego que algunos de sus miembros fueron acusados de intentar asesinar al entonces ministro del Interior, Gamal Abdel Nasser, que poco después se convirtió en presidente (1956-1970). En los años 70, la organización renunció oficialmente a la violencia, y desde entonces sus actividades fueron confinadas al terreno político.
Como otros partidos islamistas en países de mayoría musulmana de la región, la Hermandad Musulmana de Egipto logró un considerable apoyo ciudadano brindando a las áreas empobrecidas servicios sociales muy necesarios. Esas actividades le valieron una reputación de competencia y honestidad, que a menudo contrastó con la percepción popular sobre el partido de gobierno, visto como egoísta y corrupto.
"La Hermandad era extremadamente popular en Imbaba aún antes de las elecciones, porque se opone a la corrupción y sus integrantes son honestos y respetables", dijo Tamer.
El prestigio de la organización islamista recibió un saludable impulso porque el gobierno no logró suministrar servicios básicos a zonas pobres como Imbaba, opinó Tamer.
"Tras 24 años de esperar cambios, como calles limpias y sistemas de saneamiento, la población perdió la fe en el partido gobernante", dijo. "La Hermandad abordará todos estos temas apremiantes, que son prioritarios en su agenda".
Sin embargo, a la Hermandad Musulmana se le continúa negando personería partidaria, lo que obligó a sus candidatos a presentarse como independientes. Sus miembros son frecuentemente arrestados por las autoridades por presuntas actividades subversivas, como reuniones multitudinarias sin la aprobación del Estado.
En una señal de que el partido gobernante teme una elevada influencia islamista en el parlamento, varios casos de irregularidades fueron reportados durante la segunda ronda electoral. Observadores independientes que controlaron los comicios señalaron que las fuerzas de seguridad del gobierno en muchos casos intentaron impedir que los partidarios de la Hermandad llegaran a los centros de votación.
El gobierno del presidente estadounidense George W. Bush, que promovió intensamente la "democratización" en Medio Oriente, se distanció de la Hermandad y respaldó tácitamente la negativa de El Cairo de reconocer a la organización. La Hermandad está en contra de la política que Estados Unidos implementa en la zona.
A la luz de sus inesperados éxitos parlamentarios, Washington podría reevaluar su relación con la Hermandad.
Para muchos egipcios, la Hermandad Musulmana no es tan radical como la retratan los medios de comunuicación occidentales. "No son extremistas, son moderados", dijo Tamer. "No es verdad que una vez en el poder vayan a forzar a todas las mujeres a usar velos o cerrar todas las iglesias. Esto es sólo propaganda anti-Hermandad", afirmó.
Según Stacher, las demandas de la Hermandad serán inicialmente modestas. "En primer lugar, la Hermandad continuará simplemente desafiando la agenda del PDN de economía liberal y gradual apertura política", dijo.
Las demandas de la organización podrían volverse más estridentes luego de que se afiance en el parlamento, agregó, "pero esto va llevar algún tiempo".
Los resultados representan un considerable contratiempo para la nueva generación de líderes del PDN, liderada por Gamal Mubarak, el hijo del presidente. La "nueva guardia" de candidatos del PDN ofreció una plataforma de economía liberal, reforma política gradual, fortalecimiento del partido con un liderazgo más joven y una política exterior marcada por la cercanía con Washington.
Esas directivas tan pragmáticas no han logrado satisfacer a muchos egipcios.