A la ONU le quedan como asuntos pendientes la reforma del Consejo de Seguridad, la creación de un nuevo órgano en defensa de los derechos humanos y la revitalización de la estructura administrativa de la Secretaría General. Nada menos.
En medio de debates que parecen interminables, la ONU (Organización de las Naciones Unidas) finalizó un año sin grandes novedades ni decisiones firmes respecto de numerosas cuestiones urgentes e importantes y con escasos triunfos políticos que exhibir.
"Si hay algo que me gustaría dejarle a mi sucesor cuando le entregue mi cargo el año próximo es una ONU apta para afrontar las muchas tareas y desafíos que se nos presentan hoy", dijo el secretario general del foro mundial, Kofi Annan, en la tradicional rueda de prensa de fin de año.
La pregunta que domina las deliberaciones es si un Annan desfallecido y a punto de abandonar el cargo podrá reestructurar esta institución antes de diciembre de 2006.
Aun más importante es si el funcionario podrá lograr que la ONU se vuelva un órgano político lo suficientemente poderoso, efectivo e independiente, es decir fuera de la órbita de influencia de Estados Unidos.
[related_articles]
"El año 2006 será crucial para determinar si la ONU podrá recuperar su condición de actor independiente en la escena mundial, o si prevalecerá la postura de Estados Unidos, que se ha dedicado a ignorarla y a sabotearla", dijo a IPS Phyllis Bennis, del Instituto para Estudios Políticos con sede en Washington.
Bennis, autora del libro "Desafiando al imperio: Cómo la gente, los gobiernos y la ONU desafían al poder de Estados Unidos", señaló que, si bien la organización tiene un gran potencial, también deberá sortear peligros insondables.
En ese sentido, mencionó las medidas de protección a funcionarios que denuncien irregularidades y actos de corrupción, implementadas en las últimas semanas. Esas normas permitirán "que la ONU se haga responsable de cumplir sus propios estatutos" y someta ese cumplimiento a evaluación, dijo Bennis a IPS.
Pero existe el peligro de que esas nuevas reglas, orquestadas por un ex alto funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos hoy en la dirección de la ONU, alienten en el personal una actitud prejuiciosa respecto del foro mundial, agregó la experta.
A medida que el año llega a su fin, una ONU profundamente dividida podría jactarse de sólo dos victorias políticas significativas: la creación de una Comisión Pacificadora de la ONU y un nuevo y mejorado Fondo Central de Alivio de Emergencias (CERF).
Se espera que la Comisión Pacificadora asista a los países que emergen de conflictos a lograr una paz sustentable. Mientras, el CERF tiene el objetivo de asignar recursos a países golpeados por desastres humanitarios, entre ellos catástrofes naturales.
Según dijo a la prensa, Annan espera que en 2006 los estados miembro se pongan de acuerdo no solo en el establecimiento de un Consejo de Derechos Humanos "efectivo e imparcial", sino también en un paquete de reformas administrativas que estarán prontas en febrero.
El director ejecutivo de la organización no gubernamental U.N. Watch, Hillel Neuer, dijo que las negociaciones sobre el propuesto Consejo de Derechos Humanos "son rehenes de regímenes represivos que quieren impedir un reforma real".
"Ellos temen que el hecho de que hace tiempo que administran el lugar y su capacidad de sentarse en la Comisión y por lo tanto impedir que sus propios registros de abusos sean evaluados, estén por terminar", dijo Neuer a IPS.
Neuer, que no identificó a ningún país, dijo que "su idea de reforma sería un cambio de nombre solamente o, lo que es peor, la creación de un organismo aún menos efectivo" que los actualmente existentes.
Pero Neuer también afirmó que la mayoría de los estados miembro de la ONU necesitan voluntad política para desafiar estos obstáculos y crear un Consejo creíble y efectivo, compuesto únicamente por estados de sólido compromiso con los derechos humanos. Los estatutos de la ONU no requieren nada menos, agregó.
Tal vez, la mayor desilusión fue el fracaso de los estados miembro en ponerse de acuerdo sobre una propuesta expansión de los 15 miembros del Consejo de Seguridad, planteo que fue debatido durante más de una década pero que cobró impulso en 2005.
La reforma del Consejo de Seguridad, "que durante mucho tiempo fue interpretada como la ampliación del Consejo y posibles restricciones al veto de los cinco miembros permanentes, está fuera de la agenda", señaló Bennis.
Las naciones más opuestas al atemperamiento del poder de veto fueron, precisamente, las cinco que disponen de esa facultad: China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.
"Eso fue previsto por muchos de nosotros hace 10 años, cuando surgió la inquietud, y nuevamente en 2004 y 2005, cuando volvió a las prioridades de la agenda de la ONU", agregó Bennis.
"Nunca creí que los cinco miembros permanentes, en especial Estados Unidos, tuvieran intención alguna de limitar su propio poder agregando una representación más permanente del Sur sin derecho a veto, o acordando limitar de alguna manera el uso —y abuso— del veto", expresó.
Una posibilidad más realista para el futuro previsible, dijo, será la asignación de nuevas facultades a la Asamblea General, que, integrada por representantes de los 191 miembros de la ONU, es el órgano supremo del foro mundial en materia de elaboración de políticas.
"Con mayor voluntad política, más creatividad y no poco valor, la Asamblea puede usar 2006 para reclamar su rol central como la agencia más democrática del poder de la ONU", señaló.
Neuer fue igualmente escéptico en relación a las variadas propuestas de ampliar la integración del Consejo de Seguridad.
La Cumbre Mundial de la ONU celebrada entre el 14 y el 16 de septiembre en Nueva York apoyó una reforma temprana e inespecífica del Consejo de Seguridad y prometió continuar las gestiones hacia una decisión definitiva, destacó.
"Pero ninguna propuesta particular avanza en este momento. Así que parece improbable que veamos movimiento en el breve plazo", dijo Neuer.
"Por supuesto, las grandes potencias no tienen ganas de renunciar a sus privilegios. Pero lo interesante es que las potencias medias son igualmente inflexibles en cuanto a negar a sus vecinos cualquier nuevo poder", agregó.
En cuanto a la reforma administrativa, dijo Neuer, la Secretaría General de la ONU careció de transparencia y responsabilidad durante demasiado tiempo. Irónicamente, estos son dos valores de gobernanza que la ONU debería promover.
Afirmó que el ahora fenecido programa iraquí de Petróleo por Alimentos "es un ejemplo perfecto, pero no el único, de los terribles resultados que han surgido de esto". La cultura del secreto que practica la ONU debe cambiar, agregó.
La nueva política de protección de los denunciantes dentro del organismo es un paso en la dirección correcta: el secretario general pidió a los países que aprueben más cambios importantes, en particular la creación de un comité de vigilancia independiente.
Otras propuestas de reforma y los resultados de la evaluación de todos los programas de la ONU con más de cinco años de antigüedad, requerida por la Cumbre Mundial 2005 celebrada en septiembre en el recinto de la Asamblea General, están previstas para febrero.
"Esperemos que la organización haya aprendido las dolorosas lecciones de Petróleo por Alimentos y que continúe el progreso en este tema", agregó.