Más de 1.200 bodas gays se anuncian en Gran Bretaña para 2006 tras la unión entre el destacado músico Elton John y su pareja de los últimos 12 años, el productor canadiense David Furnish. En cambio en Cuba, la comunidad homosexual apenas intenta abrirse un espacio de tolerancia social.
El potencial boom de la legalización de las parejas homosexuales en territorio británico aparece más de dos años después de que los argentinos César Cigliutti y Marcelo Suntheim fueran los primeros en concretar una unión de este tipo en América Latina, tras la aprobación de una norma estadual al respecto que sólo rige para la ciudad de Buenos Aires.
Organizaciones de gays y lesbianas luchan en el mundo por la unión matrimonial legal y otros derechos como el de adopción de hijos e hijas y el de maternidad o paternidad, mientras que en Cuba aún no existen siquiera bares, cafés, publicaciones ni las organizaciones de homosexuales.
Empero, la polémica sobre el respeto a la diversidad sexual ha ido ganando espacios en esta isla caribeña de régimen socialista desde comienzos de los años 90 como parte de un proceso que empieza a parecer irreversible.
"Hay cosas en la vida que sólo suceden cuando están creadas las condiciones y una vez abierto el camino no hay marcha atrás", señaló a IPS Nelson Simón, uno de los más importantes exponentes de la poesía homoerótica cubana de inicios del siglo XXI.
Autor de libros como "El peso de la isla" (1993) y "A la sombra de los muchachos en flor" (2000), este poeta de 40 años es uno de los pocos intelectuales de este país capaces de reconocer en voz alta su homosexualidad.
"Estoy aquí como artista y sobre todo como gay", afirmó Simón al conducir uno de los debates de la Semana de Cine de Diversidad Sexual, realizada en octubre pasado en la ciudad de Pinar del Río, ubicada a 140 kilómetros de La Habana.
El problema no es sólo la ausencia de espacios. "No hay una necesidad de asumir la homosexualidad desde una posición de grupo, pues la sociedad nos ha hecho creer que no hace falta y que hacerlo sería una vía de automargimación", comentó.
Al mismo tiempo, piensa que la población de esta isla del mar Caribe está preparada para un cambio en su apreciación de la diversidad sexual.
"Aún siendo un país machista, viril y con una cultura muy falocéntrica, la sociedad cubana asume con mucha agilidad los cambios, es muy mutante, muy abierta y actúa como una esponja a la hora de incorporar todo lo que le llega", añadió.
A su juicio, entre las razones están el nivel educacional, la escasa influencia del catolicismo y la posición geográfica de la isla que la ha hecho siempre un importante puerto de paso y, por ende, de intercambio de culturas.
Una opinión similar tiene el historiador Julio César González Pagés, presidente de la Comisión Género y Paz de la organización no gubernamental Movimiento Cubano por la Paz y coordinador de un Foro de Masculinidad que funciona desde 2004.
"Yo he tenido encuentros focales con policías, trabajadores sociales, presidiarios, estudiantes universitarios y el tema de la homosexualidad es incómodo al principio, pero no se convierte en un trauma", aseguró a IPS.
Según González Pagés, el debate en estos grupos gira alrededor del desconocimiento existente, la falta de información, pero para nada incluye "el rechazo de las personas por una convicción fanática sobre la sexualidad".
Nueve países aún condenan con la muerte los actos homosexuales, y la cúpula de la Iglesia Católica, entre otras fuerzas conservadoras, intenta impedir cualquier avance hacia un reconocimiento de los derechos humanos de gays, lesbianas u otras minorías sexuales.
España, de fuerte tradición católica, se unió en julio a Holanda, Bélgica y al nororiental estado estadounidense de Massachussets en la legalización de matrimonios homosexuales propiamente dicho, como luego lo hizo Canadá.
En Alemania, Francia, Suiza, algunos estados de Australia y otros países, como ocurre desde diciembre en Gran Bretaña, también hay leyes que permiten distintos tipos de unión civil de personas del mismo sexo, que sólo se diferencia muchas veces del matrimonio sólo por el nombre del vínculo dado en la norma.
En América Latina, la Comunidad Homosexual Argentina presentó el 21 de este mes un proyecto de ley ante el Senado para extender a todo el país los derechos ya conquistados en la Ley de Unión Civil de la Ciudad de Buenos Aires.
Un mapa sobre la Homofobia de Estado, elaborado en 2000 por la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA), coloca a Cuba en el grupo de países donde la homosexualidad "no es sancionada por la ley, pero se reprime".
Gays y lesbianas consultados para un estudio en curso coinciden en la apreciación de que "los peores momentos ya pasaron" y que en el país se respiran aires de mayor tolerancia, aunque no de comprensión de la homosexualidad.
Después del triunfo de la Revolución, en 1959, los "peores momentos" se asocian a las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), los campamentos de trabajo en el campo a donde fueron llevados cientos de homosexuales en 1965 y 1966.
En tanto, artistas e intelectuales sufrieron en los años 70 el impacto de la "parametración", una regulación que establecía los parámetros que debía cumplir una persona vinculada a la formación de las nuevas generaciones.
Hasta entrada la década del 80, la homosexualidad fue considerada una desviación incompatible con los principios de la Revolución Cubana, liderada por el hoy presidente Fidel Castro, y motivo suficiente para excluir a una persona de una carrera universitaria o de un puesto laboral de confianza.
Los cambios sobrevinieron poco a poco y, de alguna manera, coincidieron con una apertura de la política cultural que se produce en la isla a fines de los años 80 e inicios de los 90 y que incluyó un análisis crítico del proceso de "parametración".
"Fresa y Chocolate", la película del binomio Tomás Gutiérrez Alea (Titón) y Juan Carlos Tabío sobre la homofobia en Cuba, aparece en 1993 para llevar al gran público un tema que se venía tratando ya en la literatura, el teatro y las artes plásticas.
"Fenómenos como el de 'Fresa y Chocolate' no ocurren bruscamente, se van condicionando. De hecho, la historia de la película estaba superada, era más bien de los años 70. La realidad del homosexual en Cuba ya no era esa", opina Simón.
En los últimos años, el gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) impulsó un proyecto de diversidad sexual y el Ministerio de Salud Pública apoyó acciones de prevención entre hombres que tienen sexo con hombres.
Una delegación cubana asistió a la III Conferencia Latinoamericana de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas, realizada en 2004 en Chile.
En 2005, varias ciudades cubanas acogieron una semana de cine gay, Pinar del Río organizó la primera jornada cultural por la diversidad sexual y el Cenesex presentó al parlamento una estrategia sobre el travestismo y la transexualidad en la isla.
"Fresa y Chocolate", sin embargo, nunca ha sido transmitida por la televisión cubana.
"Todavía hay miedos: la homosexualidad se sigue viendo como un peligro, como algo altamente contaminante", y eso influye en el tratamiento que se le da en la televisión y en la prensa escrita, comenta Simón.
Aún los gays que han asumido públicamente su orientación sexual, añade, saben que los límites están establecidos y que deben asumir un comportamiento acorde con el modelo de homosexualidad "comedido y respetuoso" que la sociedad impone.
"Y los límites no los ponemos la minoría; los pone la mayoría. Esa mayoría machista, falocéntrica y viril", asegura Simón.