Los iraquíes muestran desazón y escepticismo frente al próximo año, a pesar del avance político que supuso la realización de tres elecciones en 2005 y el descenso de la violencia de las últimas semanas.
«Ha sido un año terrible. En el trayecto de mi casa a la universidad, me resulta inaceptable ver esos soldados, de anteojos de sol aun en días nublados, apuntando sus rifles a todo el mundo como si fueran pandilleros», dijo la profesora de física de la Universidad de Bagdad Um Feras.
La mayoría de los iraquíes en Bagdad sienten temor ante las fuerzas de seguridad. Docenas de personas desaparecen todas las semanas a manos de policías y soldados. En las últimas semanas, salieron a la luz pública nuevas cámaras de tortura.
Feras —quien solicitó guardar en reserva su identidad real queda por razones de seguridad— asegura que tanto ella como la mayoría de sus estudiantes suelen llegar tarde a clase, debido al caos del tránsito de Bagdad y los cierres de avenidas y puentes.
"Nada está bien hoy en Iraq", dijo la profesora. "Torturas, amigos detenidos, saqueos de viviendas, vecinos en la indigencia, falta de electricidad y de agua y tiroteos por todas partes. Nada alivia nuestro sufrimiento.·
La mayoría de los hogares de Bagdad disponen de electricidad entre tres y cinco horas diarias, mucho menos que antes de la guerra iniciada el 20 de marzo de 2003, con la invasión a cargo de una coalición encabezada por Estados Unidos decidida a poner fin a la represiva dictadura de Saddam Hussein.
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Mientras, las exportaciones petroleras de diciembre cayeron al peor nivel en dos años y el desempleo se sitúa en 50 por ciento de la fuerza de trabajo.
Por otra parte, según informó este mes el director de la oficina a cargo de la reconstrucción de Iraq, Dan Speckhard, 22 por ciento de los 21.000 millones de dólares asignados por Estados Unidos a esa tarea corresponden a la seguridad.
"Sólo quiero una vida normal, lejos de los intereses de estos bastardos que invadieron el país", dijo la doctora en física. "No me importan las elecciones y la política, ni los nuevos partidos, que son parte de la estrategia de los invasores."
"Mi sueño para el año próximo —agregó llorando— es que los invasores se retiren, que el gobierno esté formado por iraquíes que amen a su pueblo, que construyamos algo civilizado y nos emocione nuestra tierra, que regresemos a la situación en que sentíamos la buena voluntad de Dios."
"Pero no puedo imaginarme que esto pueda suceder", se lamentó.
Los sentimientos de Um Feras no son personales ni están restringidos a un sector de la sociedad. Desde una situación muy distinta, el talabartero chiita Ismael Mohammed, de 40 años, piensa de manera parecida.
"Este año fue peor que el anterior, porque las fuerzas de la coalición aún manejan todo con mucha rigidez. Nada cambió, excepto el rostro de los gobernantes. Tratan de sacar de Iraq todo lo que pueden, mientras la situación financiera empeora y el combustible escasea", dijo, cerca de su trabajo en Bagdad.
La preocupación por la infraestructura es generalizada en Bagdad y sus alrededores. Las calles, carreteras y puentes son escombros, a pesar de las promesas del gobierno de Bush.
"¿Democracia? ¿Dónde está nuestra democracia?", se preguntó Mohammed. El mejor día del año, para el talabartero bagdadí, no coincidió con ninguna de las tres elecciones celebradas, sino con la liberación de un primo suyo de la infame cárcel de Abu Ghraib. Luego de salir de prisión, lo asesinaron.
"¿Libertad? El pueblo grita y nadie escucha. Todos quieren recibir coimas. Si quieres ser profesor, dame el dinero y ya tienes el título", añadió el hombre.
"¿Quién se beneficia de esta constitución? Ya teníamos una. ¿Quién se beneficia de todo esto? El cuero iraquí era el mejor de todo Medio Oriente, pero ahora tenemos que importarlo. Mi negocio dejó de crecer", enfatizó.
Según el Instituto para Estudios Políticos con sede en Washington, las acciones de la compañía estadounidense Halliburton, con la que el vicepresidente Dick Cheney tiene vínculos financieros, aumentó 138 por ciento desde la invasión.
La empresa se benefició con contratos por al menos 10.000 millones de dólares con el gobierno estadounidense por sus operaciones en Iraq.
Mientras, tampoco los ciudadanos estadounidenses se benefician de la ocupación.
El costo mensual de la guerra de Iraq para el país norteamericano es de 5.600 millones de dólares, 225.000 millones de dólares en total hasta ahora, cuando la deuda nacional asciende a ocho billones de dólares, según el Departamento del Tesoro (ministerio de finanzas).
¿Qué espera Mohammed para 2006? "Sacarnos los invasores de encima y recuperar la bendición de Dios para el pueblo de Iraq", dijo a IPS. "Queremos buenas personas en los cargos de autoridad, y compensaciones para los iraquíes que han sufrido."
"La democracia no es algo que se conceda. Debemos trabajar duro, y tenemos gente educada que se puede hacer cargo."