Crece la presión al gobierno de Estados Unidos para que revele detalles sobre las prisiones secretas dirigidas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en las que sospechosos de terrorismo permanecen detenidos, incomunicados, en la oscuridad y a veces en celdas bajo tierra.
Una investigación de la periodista Dana Priest, del diario The Washington Post, reveló que, poco después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, la CIA instaló cárceles clandestinas para sospechosos de pertenecer a la red terrorista Al Qaeda en por lo menos ocho países, incluyendo a Afganistán y la base militar en Guantánamo, Cuba.
El periódico también señaló que algunas de estas cárceles estaban localizadas en Europa oriental, pese a que no mencionó a los países involucrados a pedido de "altos funcionarios estadounidenses".
Pero Jean Paul Marthoz, portavoz de la organización humanitaria internacional Human Rights Watch (HRW) en Bélgica, señaló que, de acuerdo con una investigación independiente, las instalaciones de la CIA en esa región estarían ubicadas en Polonia y Rumania.
El año pasado, HRW divulgó un informe sobre "prisioneros fantasmas" de la CIA, recluidos en lugares no revelados luego de ser detenidos en países como Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Marruecos, Pakistán y Tailandia.
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El grupo reconoció que era difícil obtener información de primera mano sobre el trato que reciben esos detenidos, pero subrayó que informes de prensa citan en forma reiterada a fuentes de gobierno que admiten casos de torturas.
"Bajo la ley internacional, los estados tienen la obligación de vigilar e impedir la tortura. La transparencia es uno de los elementos clave para lograr esto, así como las detenciones dentro del marco legal", dijo a IPS Priti Pate, abogada de la organización Human Rights First ("Derechos humanos primero"), con sede en Nueva York.
"Aun en el contexto de la guerra, Estados Unidos está obligado según las reglas militares y las leyes internacionales sobre derechos humanos a tener una lista de detenidos e información sobre dónde permanecen recluidos. Pero no parece que el Congreso (legislativo) haya tenido acceso a esa información", añadió.
Según The Washington Post, a los interrogadores en los así llamados "sitios negros" se les permite usar "técnicas perfeccionadas" para obtener información de los detenidos, incluyendo la "tabla de agua" (waterboarding), método de tortura por el cual se ata al interrogado a una madera y se lo hunde en agua hasta el límite del ahogo.
Más de 100 personas habrían sido enviadas a estas prisiones secretas, y 30 por ciento serían sospechosas de tener importantes vínculos con grupos terroristas.
El portavoz de Seguridad, Libertad y Justicia de la Unión Europea (UE), Friso Roscam, anunció una investigación sobre estas versiones, e indicó que si se comprueba la existencia de las prisiones secretas la consideraría una violación a las leyes de derechos humanos del bloque.
Polonia es miembro de la UE, y Rumania tiene previsto ingresar al bloque en 2007.
"Debemos averiguar qué es exactamente lo que está ocurriendo. Todos hemos escuchado sobre esto, y tenemos que ver si se confirma", dijo Roscam.
El relator especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre tortura, Manfred Nowak, anunció el miércoles que buscará más información sobre esas prisiones clandestinas.
"Cada lugar de detención secreta es vulnerable a que en él se produzcan malos tratos. Ése es el peligro del secretismo", señaló Nowak.
The Washington Post indicó que prácticamente nada se sabe de estos sitios de detención fuera un pequeño círculo de políticos y autoridades de inteligencia estadounidenses.
Pero la creación de las cárceles "es cada vez más debatida dentro de la CIA, donde hay una gran preocupación sobre la legalidad, moralidad y practicidad de tener terroristas en ese aislamiento y secretismo, quizás por el resto de sus vidas".
"Hay por lo menos un detenido conocido que murió bajo custodia de la CIA en Afganistán. Le estamos pidiendo al gobierno de Estados Unidos que provea al Congreso de una lista de todas las instalaciones y de los detenidos", señaló Patel.
En rueda de prensa el miércoles, el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Stephen Hadley, subrayó que Washington "respetará sus principios tanto en público como en privado".
La administración Bush no ha confirmado ni negado la versión, que sin embargo fue rechazada por algunos de los gobiernos involucrados, como Bulgaria, Polonia y Tailandia.
"Es extremadamente improbable", dijo a la agencia de noticias UPI el ex ministro de Defensa polaco y ahora presidente del Parlamento Europeo, Janusz Onyszkiewicz.
"No creo que nuestra cooperación con Estados Unidos vaya tan lejos. Además, este tipo de tejemanejes habrían salido a la luz de alguna forma y filtrados a la prensa", añadió.
La revelación hecha por The Washington Post fue aprovechada por congresistas del opositor Partido Demócrata, e incluso por algunos del gobernante Partido Republicano, quienes alertan que la cada vez mayor evidencia de torturas cometidas por soldados estadounidenses en la "guerra contra el terrorismo" está destruyendo la credibilidad de Washington.
"Esto no es lo que simboliza Estados Unidos. Esto se parece más al Chile bajo (el dictador Augusto) Pinochet o Argentina bajo la junta militar", señaló el representante demócrata Jim McGovern.
El mes pasado, en un directo reproche al gobierno de Bush, el Senado aprobó con 90 votos contra nueve una enmienda a un proyecto de ley para destinar más fondos a la ocupación de Iraq, por la cual se prohíbe los "tratos crueles, inhumanos o degradantes" y cualquier técnica de interrogatorio que no esté autorizada por el Manual de Campo del Ejército, elaborado de acuerdo con la Convención de Ginebra.
La enmienda fue propuesta por el senador republicano John McCain, prisionero de guerra durante el conflicto de Vietnam (1964-1975).