Una amenaza cierta pende sobre la vida de los peces y el sustento de millones de personas a causa del cambio climático que eleva las temperaturas de las aguas de océanos, lagos y ríos, advirtió el Fondo Mundial para la Naturaleza.
El recalentamiento de las aguas reduce el alimento, el número de crías y también la cantidad de oxígeno disponible para los peces marinos y de aguas dulces, explicó Katherine Short, experta de esta organización conservacionista internacional también conocida por sus siglas en inglés WWF.
El llamamiento de WWF pone sobre aviso a los gobiernos responsables de las políticas de reducción del recalentamiento global que asistirán a fines de este mes en la sudoriental ciudad canadiense de Montreal a una conferencia decisiva en la aplicación del Protocolo de Kyoto, el tratado que regula los compromisos para evitar el incremento de la temperatura del planeta.
"Si fracasamos en asegurar reducciones marcadas de las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentaremos la presión sobre los peces y sobre miles de millones de personas que los comen como fuente importante de proteínas, dice el mensaje de WWF a los gobiernos, sintetizado por Stephan Singer, jefe de la oficina europea de política energética y climática de la organización.
Entre el 28 de este mes y el 9 de diciembre se realizará en Montreal la undécima Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
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La Convención es un pacto internacional que entró en vigor el 21 de marzo de 1994, con el compromiso de hacer lo necesario para reducir el calentamiento global y para enfrentar las consecuencias de los aumentos inevitables de las temperaturas.
Desde que se realizan mediciones, a fines del siglo XIX, la temperatura de la superficie de la Tierra ha crecido 0,6 grados, pero se espera que hasta fines de este siglo un nuevo aumento oscile entre 1,4 y 5,8 grados, con las consecuencias previsibles.
Las causas de ese cambio climático se atribuyen al proceso de industrialización de más de un siglo y medio, a la combustión de enormes cantidades de petróleo, carbón y gas, a la tala de bosques y al empleo de determinadas prácticas agrícolas inapropiadas.
Numerosos países firmantes de la Convención, entre los cuales brilla por su ausencia Estados Unidos, firmaron y ratificaron el Protocolo de Kyoto, un instrumento de ese pacto acordado en 1997 en esa ciudad japonesa, que establece medidas de cumplimiento obligatorio entre los estados parte para contribuir a la reducción del recalentamiento global.
El Protocolo de Kyoto, que entró en vigor este año y por tanto la primera conferencia de sus partes se efectuará también en Montreal, establece que los países industrializados deberían recortar las emisiones de gases invernadero al menos 5,2 por ciento en el primer periodo de implementación (2008-2012) respecto de los niveles de 1990.
En particular, obliga a los países a asumir compromisos diferentes de disminución de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal de estos gases, en un período que se extiende hasta 2012.
Pero el objetivo de WWF es sensibilizar a los gobiernos y a la opinión internacional para que empiecen desde ahora a analizar cuáles serán las metas que la comunidad deberá fijarse para continuar este proceso de reducción del recalentamiento.
Pretendemos que los gobiernos reunidos en Montreal se comprometan a iniciar negociaciones para aumentar los recortes de las emisiones de CO2 a partir de 2012, una vez que expire el plazo de los primeros compromisos asumidos en Montreal, dijo Singer.
En respaldo de sus reclamos, WWD agita la bandera de la defensa de las especies marinas y de agua dulce amenazadas por el recalentamiento en el mundo, mientras que los patrones de precipitaciones y de los niveles de las corrientes y de los mares están cambiando, argumentó Short.
En todos los rincones del planeta cubiertos por las aguas hay peces, que en número superior a 27.000 especies conocidas habitan en océanos, lagos y ríos.
Esa riqueza constituye un recurso esencial para los humanos, que capturan cada año alrededor de 132 millones de toneladas de peces, 75 por ciento de las cuales se destinan a la alimentación, refirió la experta.
Unos 2.600 millones de personas dependen de ese alimento, y en Brasil, en especial, es uno de los principales para 70 por ciento de la población, aseguró Short.
La pesca oceánica y en lagos y ríos genera cada año una riqueza de 130.000 millones de dólares y da empleo en todo el mundo a unas 200.000 personas.
Pero la amenaza que se cierne sobre ese caudal biológico y sobre las poblaciones que beneficia está originada en el recalentamiento global, insistieron los expertos de WWF.
Los máximos registros de aumento de la temperatura de la Tierra, causados por actividades humanas, datan desde las décadas del 80 y el 90. El efecto ha sido un aumento marcado de la temperatura de las aguas en los últimos 50 años.
Las consecuencias sobre los peces y los ecosistemas acuáticos, y fundamentalmente en la cadena de abastecimiento alimentario mundial, pueden ser severas, previno Singer.
Los cambios de las temperaturas de las aguas alteran el metabolismo de los peces, modifican su crecimiento y sus tasas de reproducción.
En el caso especial de los peces de agua dulce, el aumento de la temperatura reduce la disponibilidad de oxígeno para que respiren. Los peces filtran el oxígeno del agua, pero la cantidad de oxígeno contenida en el agua disminuye con el incremento de la temperatura, explicó Short.
Singer refirió que un aumento de entre uno y dos grados de temperatura en las aguas puede causar la muerte masiva de peces en los estanques de acuacultura tropical de los ríos Amazonas, en Brasil, y Mekong, en Vietnam.
WWF estima que para ayudar a los peces a recuperarse de las amenazas de las capturas desmedidas y de las destrucciones de sus hábitat se necesita limitar el calentamiento global de las temperaturas promedio en el mundo dos grados por debajo de los niveles que existían en la etapa preindustrial.
Para alcanzar ese piso de dos grados inferiores al nivel de amenaza, los países industrializados deberán reducir, en el período que se abre en 2012, entre 60 y 80 por ciento de sus emisiones de gases de efecto invernadero, sentenció Singer.