Con la incorporación de 1.000 nuevos autobuses se iniciará este sábado en la capital de Chile el Plan Transantiago, para modernizar el transporte público y disminuir la contaminación, pero en medio de muchos desafíos estructurales y la resistencia de un sector de los conductores.
"Aquí estamos pasando a un sistema (de transporte público) integrado. Donde antes había 3.000 propietarios (de autobuses) dispersos ahora hay 10 empresas concesionarias", dijo este viernes el presidente Ricardo Lagos.
El plan deberá operar a plenitud en octubre de 2006, cuando se complete el retiro del centro de Santiago de 3.500 unidades antiguas y contaminantes, para reemplazarlas por 1.200 modernas y de mayor tamaño, con nuevos recorridos y sistemas de pago "inteligente".
Con los nuevos vehículos, que disminuirán las emisiones de gases tóxicos, se busca complementar los programas de descontaminación atmosférica de Santiago, que en 2004 registró entre mayo y julio dos jornadas de preemergencia y 12 de alerta ambiental.
La capital chilena, con 5,5 millones de habitantes, está considerada una de las tres ciudades con mayor contaminación del aire en América Latina, junto a Sao Paulo y Ciudad de México.
Blas Tomic, presidente de las empresas de capitales colombianos Inversiones Alsacia y Express de Santiago Uno, concesionarias del nuevo sistema, advirtió sin embargo que el plan se inicia sin paraderos nuevos para los buses, vías en mal estado, muchas de las cuales se inundan con las lluvias, y esquinas complicadas para el viraje de los nuevos vehículos.
Las autoridades llaman a la calma a los usuarios acerca de este plan maestro, mientras los críticos advierten vacíos en la planificación y problemas no solucionados de la infraestructura vial que serán obstáculos para el transporte.
Express de Santiago Uno e Inversiones Alsacia y las empresas chilenas SuBus Chile, Buses Metropolitanos y Buses Gran Santiago operarán los principales recorridos o "ejes troncales" con autobuses articulados de 18,5 metros de largo.
En tanto, las "unidades alimentadoras", de 12 metros de largo, que convergerán a los troncales con estaciones de enlace, fueron adjudicadas a las firmas Buses Gran Santiago, Comercial Nuevo Milenio, Servicios de Transporte de Personas de Santiago., Red Bus Urbano, Unión del Transporte y Trans Araucarias.
El millar de buses que entrarán a la capital este sábado significarán 20 nuevos recorridos que pondrán a prueba el tránsito.
Guillermo Díaz, viceministro de Transportes, indicó que existe un equipo de la Unidad de Control de Tránsito que hará un seguimiento del impacto de esta nueva malla de recorridos y, para evitar una posible congestión debido al aumento de vehículos, realizará junto a la policía, tareas de orientación a los automovilistas y peatones.
El Transantiago fue diseñado para la reestructuración del servicio de autobuses, en manos de empresas privadas, en una estrategia general que incluye la ampliación del ferrocarril metropolitano, de propiedad estatal, la habilitación de ciclovías y la construcción de autopistas de alta velocidad con peajes para los automovilistas.
El gobierno de Lagos se anotó un punto a favor con el fracaso de una huelga contra el Transantiago convocada el miércoles por el Frente Amplio de Trabajadores del Transporte (FATT), cuyo propósito era paralizar los 5.000 vehículos del transporte de pasajeros.
La organización estima que unos 7.000 conductores se quedarán sin fuentes de trabajo con el nuevo sistema y reclama indemnizaciones para ellos.
Según el FATT, la medida fue acatada en 60 por ciento de los recorridos que cruzan la ciudad, mientras las autoridades dijeron que no fue mayor de siete por ciento.
No adhirieron a la huelga las dos organizaciones sindicales más importantes de los conductores, la Confederación Nacional de Trabajadores del Transporte de Chile y la Confederación Nacional Unitaria de Trabajadores del Transporte, que incluso defendieron las mejoras que el Transantiago significará.
La dirigencia del FATT acusa a las dos confederaciones de estar asociadas con los dueños de más de 80 por ciento de los recorridos adjudicados en el marco del Transantiago.
Raúl Gutiérrez, presidente del FATT, dijo a IPS que la huelga fue exitosa en municipios periféricos como Renca y agregó que "aquí se necesita voluntad política para solucionar nuestros problemas (del Transantiago)", añadió.
Desde hace una semana, los modernos autobuses recorren Santiago a modo de marcha blanca, poniendo en evidencia debilidades del plan, como la altura de los vehículos, que superan la capacidad de algunos importantes pasos bajo nivel en el centro mismo de la capital.
Además, los vehículos articulados, con ejes bajos para comodidad de los pasajeros, quedan varados en desniveles o en calles en mal estado.
"Más adelante se van a encontrar con muchos otros problemas no solamente técnicos sino operativos para el público, porque si bien van a haber muy pocos cambios de recorrido, éstos provocarán mucha molestia entre la gente", dijo Gutiérrez.
El secretario técnico del FATT, Egidio Arancibia, sostuvo que el gobierno mintió cuando dijo que con el Transantiago se modificaría la forma de pago de los conductores, que no tienen un salario fijo, sino que ganan porcentajes con base en la cantidad de boletos que cortan, lo cual perjudica la calidad del viaje de los pasajeros.
Las autoridades mintieron igualmente al asegurar que en el nuevo plan no habría empresas subcontratistas, cuestión que también incide en menores remuneraciones y baja calidad del servicio, dijo Arancibia a IPS.
En su opinión se encarecerá el transporte, ya que el pasajero "tendrá que pagar una movilización de acercamiento hacia la arteria principal (eje troncal), por lo tanto, incurrirá en el costo de dos pasajes, en lo que hoy día solamente paga uno".
"Hay que modernizar el servicio de transporte y estamos totalmente de acuerdo por el tema de la contaminación", pero el costo del cambio "lo están asumiendo los trabajadores del transporte", aseveró.
Otro asunto que preocupa a los trabajadores son las deudas que mantienen muchas de las empresas ahora existentes con la seguridad social, que a partir del nuevo sistema se fusionarán en unas pocas. "Al pasar a otra persona jurídica, ¿quién se hace responsable de esa deuda?", preguntó Arancibia.
Las críticas también se dirigen a la falta de información al público e inclusive a los conductores, que serán los encargados de poner en funcionamiento el sistema.
"Sólo escuché que se iban a mantener los recorridos, pero no sé nada más", dijo a IPS Mariela Moncada, de 40 años.
José Martínez, guardia de seguridad de 58 años, se enteró del cambio por la radio, "pero no he escuchado nada más. No ha habido campaña, ni han entregado volantes o algo parecido. Falta más información para nosotros, que nos desplazamos a nuestros trabajos todos los días en micros (autobuses)", dijo.