SIDA: Una guerra sin cuartel en varios frentes

Para vencer en la guerra contra el VIH/Sida no basta con acceder a los fármacos adecuados a precios razonables ni con el compromiso solemne de las cúpulas políticas del mundo. Profesores y periodistas pueden salvar más vidas que los propios médicos.

Este fue uno de los exhortos más novedosos lanzados este lunes en Lisboa por el subsecretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Peter Piot, en la conferencia de un día "Sida: Reflejo en el Mundo", organizada por la fundación portuguesa Calouste Gulbenkian.

Pior ocupa el cargo de director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida), el plan mundial para enfrentar esta pandemia que en los últimos 25 años ha afectado a 65 millones de personas en todo el planeta.

Esta cifra hace que el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) "no pueda ser considerado como una enfermedad infecciosa más, sino que la coloca en la categoría de un problema global, tal como las alteraciones climáticas, la pobreza o el terrorismo", apuntó este médico belga de 56 años, a cargo de Onusida desde a su creación en 1995.

El papel de los profesores de las escuelas "es crucial, pero muchos no quieren jugarlo, limitándose a recomendar sólo la abstinencia, lo que no funciona", afirmó.

"Es necesaria una educación de comportamiento sexual: protegerse a sí mismo y a la otra persona", enfatizó el subsecretario de la ONU.

Relató su reciente visita al Vaticano, donde transmitió a la cúpula de la Iglesia Católica que, en su opinión, deben fijarse fronteras que indiquen que esa organización "no tiene competencia en la medicina y nosotros no la tenemos en asuntos de religión".

También la comunicación social, en su óptica no debe limitarse a divulgar la cantidad de víctimas de la enfermedad, sino también "resaltar las acciones contra el hambre en África del Programa Mundial de Alimentos, el apoyo social da varias agencias especializadas de la ONU, que tienen un papel cada vez más importante en la batalla contra el sida".

En diversas ocasiones, Piot ha desafiado a los líderes mundiales para un empeño más efectivo en la lucha contra este flagelo, que en su óptica debe ser entendida como un problema grave de orden social, económico y de seguridad, "muy especialmente en los países más pobres del mundo".

Citó al presidente de Portugal, Jorge Sampaio, como ejemplo de "uno de los jefes de Estado más empeñado en la lucha contra el sida, no sólo en su país, sino también en las naciones de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), formada por la antigua metrópolis y sus colonias de entonces Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental.

En este sentido, al condecorar hoy a Piot como "Gran Oficial de la Orden del Infante Don Henrique, 'El Navegante'", una de las distinciones más altas de la nación, Sampaio describió al subsecretario de la ONU como "un amigo por el cual tengo inmenso respeto, ya que mi relación con él ayudó a mi creciente compromiso con esta lucha contra el sida".

El sida es "un estigma trágico no sólo para la vida humana, sino también para el desarrollo económico y social de los países, para la seguridad y la paz en el mundo, donde no es posible vivir al margen de una terrible contabilidad de millones de personas que mueren por año, un problema que debería estar en la agenda cotidiana de todos los políticos", concluyó Sampaio.

Desde un punto de vista histórico, "estamos sólo en el inicio de la epidemia", ya que la infección continúa expandiéndose en términos geográficos, advirtió Piot e hizo hincapié en las marcas que a la enfermedad va dejando en las sociedades al afectar y matar "sobretodo adultos jóvenes en edad productiva y reproductiva".

El alto funcionario de la ONU tomó a modo de ejemplo los casos de Europa oriental y de Asia central, "donde el sida se contagia con el uso de la heroína, mediante su vasto y sofisticado sistema de 'marketing' y que se expande a través de jeringas".

Otros datos preocupantes para Onusida son la proliferación de la enfermedad en África subsahariana, donde se estima que 46 por ciento de los adultos son portadores de VIH (el virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), y que en el mundo en general se registra una creciente "feminización" del síndrome.

De esta forma, el sida "tiene un impacto a largo plazo en la economía y en el desarrollo social, mucho mayor que cualquier otra enfermedad", precisó, para alertar a continuación respecto del peso cada vez más grande de las mujeres entre las nuevas personas infectadas.

La importancia del contacto sexual en la transmisión de la enfermedad también coloca desafíos a la sociedad y a la salud pública, porque el sida evoca "nociones de pecado o de vergüenza", cuyo estigma, advirtió Piot, "atrasa la acción".

A pesar de un escenario general todavía sombrío, el ejecutivo de la ONU resaltó que, "al contrario de lo que ocurría hace 10 o 15 años, existen ahora países que asumieron la lucha contra el sida y el auxilio con tratamiento a sus ciudadanos como una prioridad".

"Hoy estamos entrando en una nueva fase de respuesta a la enfermedad", subrayó, citando a modo de ejemplo el aumento de las donaciones financieras para la prevención y tratamiento del sida que se han registrado en varias regiones del mundo en los últimos cinco años, así como la capacidad de movilización y unión de organizaciones de la sociedad civil.

En el mundo, las cifras más recientes de Onusida divulgadas en 2004, pero correspondientes al año anterior, indicaban que existían entonces 38 millones de personas infectadas. Ese año, perdieron la vida tres millones, mientras otros cinco millones fueron infectados por el virus, que desde 1981, causó 20 millones de muertos.

Como aspectos positivos, hizo notar que en la actualidad existen 40 países donde los líderes, a nivel de presidentes y primeros ministros, están empeñados en la batalla contra la enfermedad. Asimismo, resaltó la significativa baja del precio de los tratamientos.

Hasta hace poco, "los precios (del tratamiento por persona) rondaban los 14.500 dólares anuales, mientras hoy es de 0,62 centavos de dólar por día", es decir, 226 dólares por año, en gran parte gracias a las posturas firmes de Brasil e India frente a las firmas transnacionales farmacéuticas en el caso de las patentes para producir los medicamentos.

Ana Filgueiras, responsable de la cooperación internacional de la Coordinación Nacional de la Infección VIH/Sida de Portugal y directora de Rede-Sida de la CPLP, dijo a IPS que "Brasil es un pionero en la batalla contra este enorme flagelo".

Filgueiras, destacada luchadora antifascista contra la dictadura corporativista portuguesa derribada por los capitanes izquierdistas del ejército en 1974, a los 55 años cuenta con una vasta experiencia internacional en "batallas nobles".

Hace un cuarto de siglo fundó en Brasil la organización no gubernamental "Meninos da Rua" (niños de la calle) y fue responsable de la ONU para el desarme de los rebeldes en Angola en 1994. Hoy, centra toda su energía en el combate contra el sida.

Brasil ha sido uno de los países con mayor éxito en la guerra contra el sida, "porque hay un compromiso enorme de la sociedad civil con una participación directa de los afectados por la enfermedad en la definición de políticas y por el empeño que colocaron (el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) y el ex ministro de Salud José Serra (1998-2002)".

"Los brasileños, a diferencia de otros líderes mundiales que decidieron acallar el problema, lo asumieron y enfrentaron con un compromiso en primera persona y eso, marca una diferencia decisiva", apuntó Filgueiras.

Otro es el caso de Mozambique, pues sus dirigentes "comenzaron a reaccionar cuando la epidemia afectaba a millones de personas", deploró la coordinadora de Rede-Sida para los países lusófonos.

En muchos casos, los gobernantes han desistido, porque "dicen que la prevención no funciona, pero en verdad se trata de que no funcionó porque ellos no la hicieron y el caso de Senegal, que está obteniendo buenos resultados, demuestra la utilidad de la prevención", añadió durante su diálogo con IPS.

"Yo insisto en el modelo Brasil porque sus buenos resultados se basan en la fórmula prevención-tratamiento-apoyo social a los infectados, lo que debería ser un modelo a seguir por todos los países en desarrollo, ya que sin esta combinación, la economía del país se verá seriamente afectada", advirtió.

Según la experta internacional, si el principal Objetivo de Desarrollo para la ONU del Milenio es realmente la reducción de la pobreza extrema, "el tratamiento del sida es fundamental".

Y esto, concluyó Filgueiras, "es válido para los políticos y también para los empresarios de países europeos, en especial los de menor desarrollo como Portugal, porque los trabajadores enfermos producen menos y los que mueren, no producen".

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