PAKISTÁN: Un trozo de lona para los despojados por el sismo

Más de dos semanas después del devastador terremoto de Pakistán, los sobrevivientes se protegen como pueden del invierno del Himalaya. Las tiendas de campaña ayudan, pero no alcanzan para aislarlos de las inclemencias climáticas.

Muchos continúan hacinados bajo techos de plástico y cartón. Los más afortunados consiguieron tiendas. Pero la calidad de las lonas con que están hechas puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en los valles de la norteña Cachemira pakistaní, epicentro del sismo de magnitud 7,8 en la escala de Richter que el 8 de este mes mató a unas 100.000 personas.

"Tiendas, tiendas, tiendas y casas prefabricadas", dijo el primer ministro pakistaní Shaukat Aziz, reflejando la solución elegida por el gobierno para dar refugio inmediato a los casi cuatro millones de sobrevivientes en Cachemira y en la provincia de la Frontera Noroccidental.

Pero muchos señalan que, aun cuando hubiese un número suficiente de tiendas, éstas son muy costosas y no son tan resistentes como los materiales a los que tienen acceso los habitantes de las zonas afectadas, por ejemplo la hojalata, capaz de soportar vientos y eventuales incendios, un riesgo siempre presente pues las familias encienden fuego para cocinar y calentarse.

Tanvir Abdullah se trasladó a la pequeña aldea cachemira de Rehra en busca de Hanif, su cocinero, y lo encontró refugiado con su familia bajo una lámina de hojalata, la única parte de su casa que sobrevivió al terremoto.
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"Las personas necesitan tiendas a prueba de agua", dijo a IPS este pakistaní acomodado que donó 15 tiendas, cada una de 115 dólares. Pero, con temperaturas bajísimas y ante un invierno prematuro, estos refugios, especialmente los de lona común, no serán la respuesta adecuada, aunque cantidades de ellos, en varias formas y tamaños, se apilan entre las provisiones dispuestas por el gobierno y por países donantes.

Los modelos "invernales", como para sobrevivir a varios meses de frío, nevadas y lluvias, son caros. "Los precios han trepado de 150 dólares a 300 dólares, y la oferta no es capaz de acompasar la demanda. Y en este momento no se evalúa la calidad", dijo Jiwan Das, especialista de campo en la organización benéfica británica Save the Children.

"¿Para qué servirán las tiendas, millones de ellas, si no logran dar calor a los sobrevivientes? Tiene que haber otra solución para escapar del frío", opinó Shabnam Abdulá, un empresario de Karachi que decidió donar tiendas en vez de alimentos y ropas.

"Todavía se necesitan tiendas de lona, pero su utilidad se reducirá en las próximas seis semanas, cuando empiece a nevar", dijo Das.

"A partir de esta semana, comenzaremos a suministrar un equipo que incluirá un martillo, clavos, tenazas y una sierra, para que la gente pueda usar las chapas y la madera de los escombros y construir un refugio temporal. La hojalata ya es usada en estas áreas para techos inclinados, que permiten que la nieve resbale, y también favorece el aislamiento y ayuda a mantener el calor", explicó Das.

Las láminas de hojalata reforzadas con bambú resultaron útiles para rehabilitar rápidamente a los sobrevivientes del terremoto de 1991 en el septentrional estado indio de Uttaranchal, también parte de la región del Himalaya, donde las condiciones climáticas son similares a las de Cachemira.

Mientras, las cifras oficiales de muertos, unos 52.000, son intensamente discutidas por las autoridades de Cachemira, que creen que han fallecido más de 100.000 personas. Más de dos semanas después del sismo, los socorristas todavía no llegan a miles de sobrevivientes aislados en inaccesibles áreas montañosas.

Paradójicamente, quienes sobrevivieron corren ahora mayor peligro de ser aniquilados por las enfermedades, el frío y la falta de alimentos, pero por sobre todas las cosas porque no tienen un refugio donde protegerse del invierno temprano y la lluvia intermitente. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió sobre una nueva ola de muertes si el auxilio no llega pronto.

El gobierno, las organizaciones ciudadanas y donantes individuales han provisto miles de tiendas, pero aún se necesitan más. El gobierno está importando 20.000 tiendas de India y de otros países para establecer aldeas enteras en las áreas golpeadas por el terremoto. Como medida de corto plazo, las autoridades planean establecer 16 sitios en cada distrito, abarcando entre 500 y 700 tiendas cada uno, a un costo de unos 1,3 millones de dólares.

Una ciudad de tiendas ya está brotando cerca de Muzaffarabad para dar refugio a 500.000 personas que quedaron sin hogar. "He visto esas aldeas en Balakot y en Muzaffarabad, y he visto hospitales en tiendas, pero el sistema sanitario es un desastre", dijo Amjad Rashid, de la Fundación Taraqee.

Él y otras personas señalaron que "las tiendas donadas eran vendidas en los mercados negros de (la nororiental ciudad de) Rawalpindi y en Islamabad".

Pero si hay que vivir en tiendas, entonces "las personas las querrán cerca de sus casas, para no alejarse de sus escombros", dijo el conocido arquitecto Arif Hasan, planificador, profesor y consultor.

"Pienso que los vecindarios de tiendas no son una buena idea y deberían ser desalentados", afirmó Shershah Syed, un médico de Karachi que estableció un campamento asistencial en Mansehra, en la Frontera Noroccidental. Formar ciudades de estos refugios temporales viola derechos humanos elementales, pues podría transformarse en guetos, opinó.

El gobierno está estimulando a los sobrevivientes a bajar de las aldeas montañosas para buscar refugio en estas formaciones de tiendas, pero algunas personas, como Sughra, de 80 años, se niegan a hacerlo pese a todas las dificultades.

"Conocí a Sughra en Buttal, en Bagh. Había perdido a su esposo y su hogar había sido completamente arrasado, pero no estaba dispuesta a bajar hacia la aldea de tiendas de (la nororiental ciudad de) Muzaffarabad. En cambio, quiso que alguien quitara los escombros de su casa, donde había salvado la irrisoria suma de cinco dólares y cuatro mudas de ropa", dijo Abdulá.

Las organizaciones no gubernamentales también muestran cautela ante las aldeas de tiendas, en tanto suelen propiciar los abusos contra mujeres y niños. El agua y los servicios sanitarios también pueden ser un gran problema en estos asentamientos y crear riesgos de epidemias.

Tras el pedido gubernamental de mayor producción de estos refugios y la prohibición de exportarlos, la Asociación de Fabricantes y Exportadores de Lona y Tiendas aseguró que proveería 8.000 unidades por día y que suspendería durante cuatro semanas el suministro a otros clientes.

Casualmente, Pakistán es uno de los mayores proveedores de tiendas del mundo. Además, el sistema de la ONU ya entregó 32.000 unidades y 150.000 están en camino.

El Partido Comunista de Pakistán sugirió pedir prestadas al gobierno de Arabia Saudita las tiendas usadas durante el peregrinaje musulmán anual a La Meca, e incluso dirigirse a la entidad Tableeghi Jamaat, que administra esa enorme movilización religiosa.

En Karachi, algunos intentan soluciones innovadoras. "Pienso que podemos usar "panaflex" (un tejido sintético) en vez de lona", dijo Nasir Lotia, arquitecto que está diseñando con ese material una sala provisoria de internación en el patio delantero de un hospital de mujeres y niños en Abbotabad, en la provincia de la Frontera Noroccidental.

"El hospital necesita desesperadamente otra sala general, dado que la que tiene está llena. Podemos establecerla en una tienda con 40 camas, con la ayuda de este material utilizado para hacer vallas, y lo podemos hacer rápidamente", dijo Lotia.

El panaflex es resistente y puede soportar las inclemencias del clima y las lluvias, las carteleras hechas de este material pueden verse en todo Karachi y en otras ciudades de Pakistán. "Se puede usar para hacer tiendas más pequeñas, dado que nos hemos quedado sin las comunes", sostuvo.

Otro refugio rápido es un simple marco semicilíndrico ensamblado a partir de cañerías de hierro galvanizado con un plástico delgado ajustado sobre él, que distribuye y promueve la organización humanitaria internacional Oxfam.

Aditi Kapoor, de Oxfam, dijo a IPS desde India que esta estructura hace que la nieve y la lluvia resbalen, y tiene la ventaja adicional de permitir encender dentro los tradicionales braseros de Cachemira "kangris", que queman carbón incandescente, o incluso una cocinilla, sin riesgo de asfixia o de incendio.

Oxfam afirma que pueden fabricarse con materiales disponibles en todas las zonas afectadas por el terremoto.

Según Kapoor, Oxfam utilizó exitosamente estos refugios en la provincia autónoma serbia de Kosovo. Es una solución esencial, porque resulta imposible enviar suficientes tiendas a la montañosa Cachemira, antes de que la nieve empiece a caer y ante la certeza de que habrá más muertes por el frío, sostuvo.

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