MÉXICO: Wilma abofetea al turismo

La zona del lujoso balneario de Cancún, en el mar Caribe mexicano, mudó a ruinas tras el paso del huracán Wilma, un duro golpe al turismo nacional que tenía allí su principal ingreso.

El daño también se dirige contra miles de personas que laboraban en esa zona, muchas de las cuales perdieron también sus endebles casas, ubicadas lejos de la mirada de los visitantes.

Desde el mediodía del viernes hasta las primeras horas del domingo, la isla de Cozumel, la ciudad de Cancún, playa del Carmen y otras localidades de la península de Yucatán fueron azotadas por Wilma con vientos de hasta 270 kilómetros por hora.

Se trata del ciclón más poderoso que afectó a México en su historia. Las costas de este país, al igual que las de naciones de América Central, el Caribe y el sur de Estados Unidos sufren entre junio y noviembre la temporada de huracanes, que este año ha sido especialmente agresiva.

Las imágenes mostradas este lunes indican una gran destrucción en la infraestructura turística de la zona y el persistente desorden en varios lugares, con saqueos de comercios. Además, cientos de personas aún permanecen en refugios sin agua ni luz eléctrica, y hay escasez de alimentos.
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Aunque la destrucción es mayúscula, apenas siete personas murieron, lo que según autoridades demostró la efectividad de los planes de evacuación.

Recuperar el atractivo de la zona a la que llegan más de 11 millones de turistas al año, tomará entre seis meses y dos años, indicaron autoridades.

Los 4.000 millones de dólares de ingresos turísticos anuales sólo en la ciudad de Cancún, representan más de un tercio de lo que genera el sector en el plano nacional.

El estatal Fondo Nacional de Turismo indicó que 70 por ciento de los hoteles de la zona fueron afectados, mientras la Secretaría (ministerio) de Turismo informó que nueve de las 11 áreas naturales protegidas circundantes resultaron seriamente dañadas.

Según la Secretaría de Turismo, México está perdiendo entre 12 y 15 millones de dólares diarios de ingresos turísticos, a causa de los daños del huracán.

El gobierno de Vicente Fox dispuso este lunes ayuda de emergencia, como pago de hoteles y de pasajes, a unos 40.000 turistas que se quedaron varados en la zona por el huracán. El objetivo es que abandonen el país lo más pronto posible.

Pero para los habitantes de la zona, la situación será más difícil, pues muchos perdieron hasta sus casas. Se trata de personas que viven en los suburbios "invisibles" de las áreas de gran turismo.

Cancún fue fundada en mayo de 1970 con la idea de integrar, junto a Cozumel, zonas selváticas, bellas playas y vestigios de la cultura maya, conformando un gran atractivo para el turismo mundial.

Pero ese proyecto implicó la destrucción de extensas áreas vírgenes de manglares, dunas y otros ecosistemas naturales, para erigir hoteles, muelles y caminos.

Gran parte de la destrucción de Wilma es responsabilidad de los gobiernos "que han permitido el crecimiento de Cancún y sus alrededores a costa de la naturaleza", dijo a IPS el empresario Juan Carrillo, uno de los pioneros constructores de la zona en los años 70.

Según Carrillo, se otorgaron permisos de construcción en lugares inadecuados, se destruyeron manglares hasta el límite y se afectó mucho la naturaleza.

Con ese explosivo desarrollo turístico, ahora anulado por Wilma, crecieron las zonas urbanas marginales.

A 10 kilómetros de la parte hotelera de Cancún viven cerca de 750.000 personas, 60 por ciento de las cuales son pobres y 39 por ciento miserables.

La mayoría emigraron desde diferentes lugares del país, con el propósito de ocuparse en el sector turístico. Ahora están sin trabajo y, en muchos casos, sin vivienda, agua potable ni luz eléctrica.

Según datos del gobierno, en Cancún los pobres obtienen ingresos mensuales de unos 400 dólares, y los que están en pobreza extrema de menos de 250.

Para los turistas, pagar 250 o 400 dólares por una noche de hotel es relativamente poco en Cancún. En algunos de los mejores hoteles, el alojamiento de una noche cuesta más de 5.000 dólares.

Al sur de Cancún, a dos horas de camino por carretera, se encuentra el municipio Solidaridad, creado en 1993, otro ejemplo de la pobreza que difícilmente ven los turistas que llegan por vía aérea o en cruceros y otras embarcaciones de gran calado.

Gran parte de los 110.000 habitantes de Solidaridad trabajan en los hoteles y centros turísticos de la zona costera, 30.000 personas carecen de energía eléctrica y a 70.000 les falta agua potable.

El crecimiento poblacional en el cordón urbano de Cancún y en Solidaridad es de más de 20 por ciento anual, una proporción incomparable al promedio nacional, que no llega a tres por ciento en este país de 104 millones de habitantes.

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