IRÁN: Rafsanjani el conciliador, Ahmadinejad el conflictivo

El encargado de dar un respiro a Occidente en torno de los programas nuclear y petrolero de Irán fue el ex presidente Hashemi Rafsanjani, y no el actual mandatario, Mahmoud Ahmadinejad. El cambio de frente resulta esperanzador para Estados Unidos y Europa.

Rafsanjani, actual presidente del poderoso Consejo de Conveniencia, anunció que "Teherán está pronto para abrir el diálogos para la transparencia sobre el informe nuclear".

Las declaraciones del sábado dejaron en evidencia que los reformistas tienen la última palabra en el régimen islámico de Irán, a pesar de haber sido derrotados en las elecciones presidenciales de junio.

Por otra parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Hamid Reza Asefi dijo el domingo que su país no pondría fin a sus tareas de enriquecimiento de uranio en la central nuclear de Isfahan (340 kilómetros al sur de Teherán).

Se trata de una exigencia de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y la condición clave que ha impuesto la Unión Europea (UE) para reanudar las conversaciones sobre cuestiones nucleares con Irán.
[related_articles]
Asefi dijo a los periodistas que su país había detenido la conversión de uranio voluntariamente y que se reservaba el derecho de producir combustible para sus reactores, en su carácter de firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).

Las conversaciones entre Irán y los países europeos conocidos como UE-3 (Alemania, Francia y Gran Bretaña) se interrumpieron en agosto, cuando el régimen islámico rechazó preferencias comerciales, entre otros incentivos, a condición de poner fin completamente a la fabricación del combustible nuclear. Países occidentales observaron que ese material también sirve para fabricar armas nucleares.

Rafsanjanies considerado un político prooccidental, si bien tiene influencia sobre el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, quien, según la constitución iraní, es la máxima autoridad religiosa, delinea las directivas básicas de gobierno y domina las fuerzas de seguridad e inteligencia.

Su inesperada intervención de, es una señal de que en los próximos días se suavizará el enfoque iraní y se atemperará la autoridad del presidente Ahmadinejad.

Mucho dependerá de cuáles terminarán siendo en estos tiempos de reformas constitucionales aceleradas las facultades del Consejo de Conveniencia, un órgano a cargo de mediar en conflictos entre el parlamento y el Consejo de Guardianes y también de asesorar al líder supremo.

Rafsanjani se integró en el cuerpo el 3 de octubre, y, a su vez, designó a Rafsanjani. A su turno, éste nombró a otro ex presidente prooccidental, Mohammad Jatami, como miembro del Alto Consejo, brazo ejecutivo del Consejo de Conveniencia.

Tras su elección en 1997, Jatami inició un proceso de reforma que aspiraba a poner fin al aislamiento en el que se sumió Irán luego de la revolución de 1979, que acabó con el régimen monárquico autoritario del sha Mohamed Reza Pahlevi e instauró un régimen islámico.

Los poderes del Consejo de Conveniencia fueron ampliados hace poco, cuando el presidente del parlamento, Gholamali Haddad-Adel, defendió el organismo y aseguró que debia fortalecérselo para lograr una mayor disciplina.

Según Haddad-Adel, todas las grandes líneas políticas deberían ser objeto de consulta al Consejo, que ahora también tiene la responsabilidad de supervisar la ejecución de esas políticas.

En otras palabras, según críticos, esto virtualmente equivalía a la creación de una autoridad paralela.

Por su parte, Rafsanjani trató de quitarle importancia a su papel y aseguró que el Consejo no tiene ningún contacto con el ejecutivo.

"El Consejo de Conveniencia solía tener un rol de supervisión, pero ahora este rol lo tiene el líder supremo, y nosotros le informamos cualquier error a él", dijo.

Según el secretario del Consejo, Mohsen Rezaee, el ayatolá Jamenei delegó, en efecto, algunos de sus propios poderes al órgano, que de ahora en adelante supervisará asuntos judiciales, ejecutivos y legislativos.

Estos nuevos lineamientos llevan a algunos analistas a afirmar que "el dinero y los miembros de la elite iraní, y el propio Hashemi Rafsanjani, tendrán ahora la última palabra en la vida socioeconómica y política del día a día en Irán".

Para aquellos que le dieron una gran mayoría en las elecciones a Ahmadinejad, el fortalecimiento del derrotado Rafsanjani es un golpe, pero hasta ahora no hubo respuesta, excepto algunas murmuraciones en el parlamento y en todo el país.

La prueba del fuego para el Consejo será su despliegue de influencia para cubrir los ministerios vacantes, entre los que figuran los de Petróleo, Cooperativas de Educación y Seguridad Social.

Ahmadinejad, quien comparó su victoria electoral con una "segunda revolución" tras la creación de la República Islámica en 1979, criticó a las "pandillas" con intereses creados que impiden designar a un ministro de petróleo. Muchos dijeron que se refería a Rafsanjani y sus todavía poderosas redes de contactos, dentro y fuera del país.

El presidente concentró sus tareas en proyectos compartidos con funcionarios conservadores, incluidos los gobernadores de provincias. Pero observadores temen que estos funcionarios, fervientemente religiosos, terminen estropeando el vínculo con los países vecinos.

La falta de experiencia del gobierno en materia de relaciones exteriores comienza a quedar de manifiesto.

"Todo esto tiene un gran impacto en la economía del país y enlenteció particularmente el mercado de valores y el sector privado, como si todo estuviera en un limbo", dijo Hasan Shbazian, contador en un estudio de ingeniería civil.

"Pocas semanas antes de que asumiera el nuevo gobierno, la Bolsa de Valores de Teherán comenzó a caer, y desde que Ahmadinejad formó su gabinete incompleto, los índices han seguido en picada", dijo un corredor de bolsa.

Irán se ha mantenido a flote hasta ahora por "la magia de los petrodólares", agregó. "Y con la venta de petróleo a más de 50 dólares por barril, las empresas estatales continuaron trabajando bien, dado que están operando dentro de una economía exportadora de petróleo".

Hussain Kadkhodaee, economista y experto de la Bolsa de Valores de Teherán, comparte el punto de vista cínico sobre el rol del petróleo. "Alrededor de 70 por ciento del mercado iraní de valores está en control de las empresas estatales, firmas de inversión gubernamentales, particularmente las afiliadas a los bancos estatales", señaló.

"Las ganancias del petróleo llegarán a alrededor de 50.000 millones de dólares a fines de este año (el calendario iraní termina el 21 de marzo de 2006), pero pueden no traer una fortuna", escribió Masoud Nili, un economista cercano a los reformistas derrotados, en un editorial del periódico Shargh el 24 de septiembre.

Mientras trata de "traer los frutos del aumento del precio del petróleo a la mesa" de los iraníes comunes, el nuevo gobierno debería prepararse para combatir la inflación, que es altamente probable, opinó Nili.

En este contexto, Alí Jamenei puede haber decidido que es mejor suavizar el celo de Ahmadinejad con el pragmatismo de Rafsanjani, y también darle una mano para guiar a Irán a través de su crisis actual con Occidente en torno al asunto del reciclaje nuclear.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe