La ONU reaccionó con enojo a la decisión de Eritrea de restringir todos los vuelos de helicópteros del foro mundial a cargo de controlar el frágil cese del fuego en el Cuerno de África.
Expresiones de "grave preocupación" fueron pronunciadas tanto por el secretario general Kofi Annan como por el Consejo de Seguridad.
"Espero que el gobierno eritreo revierta su decisión", dijo Annan a la prensa este miércoles. La medida, afirmó, pone en riesgo la misión de paz de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en la región.
El gobierno eritreo tiene la responsabilidad de apoyar y asegurar la protección de los enviados de la ONU, según el funcionario, quien espera "que el mensaje haya sido comprendido y que no siga adelante con la decisión tomada".
Consultado sobre las razones invocadas por Eritrea para restringir los vuelos de la ONU, Annan respondió: "No nos dieron ninguna razón".
Eritrea y Etiopía se enfrentaron en una guerra que duró dos años y medio por diferencias limítrofes. El conflicto terminó gracias a un cese del fuego y un pacto de paz firmado en Argel en junio de 2000.
En abril de 2002, la Comisión de Límites Eritrea-Etiopía dio su fallo sobre la disputa en torno a la frontera de 1.000 kilómetros entre ambos países. Pero, sin embargo, las gestiones para solucionar del conflicto están estancadas.
"Obviamente, cuando uno tiene una situación irresuelta sobre la frontera, y cuando las tensiones comienzan a despertarse en uno u otro de los países, uno se preocupa", dijo Annan al ser consultado si los dos países volverían a las armas.
Pero, añadió, la ONU vigila lo que sucede en todo el Cuerno de África.
La Misión de la ONU en Etiopía y Eritrea (UNMEE) fue establecida en julio de 2000 y cuenta con unos 3.400 efectivos. El presupuesto del UNMEE para 2004-2005 es de unos 216 millones de dólares.
Las restricciones sobre los vuelos de helicópteros entraron en vigencia con efecto inmediato, justificando una reunión urgente del Consejo de Seguridad el martes, "en vistas de la seriedad del asunto".
El miércoles, Annan manifestó que la decisión de Eritrea "limitará seriamente la capacidad operativa de la UNMEE para implementar su mandato tal como es requerido por las partes y ha sido autorizado por el Consejo de Seguridad".
La medida "podría exacerbar las sospechas existentes en el área limítrofe y crear inestabilidad. La restricción también tendrá un efecto negativo en la seguridad del personal de la UNMEE y sus operaciones", señaló.
Annan indicó que "la libertad de movimiento es un principio fundamental de todas las misiones de paz" de la ONU.
En una resolución adoptada por unanimidad el martes, el Consejo de Seguridad expresó su "grave preocupación", subrayando la responsabilidad de ambas partes y la necesidad de implementar los acuerdos de Argel y las decisiones de la Comisión sin demora.
Según el fallo de la Comisión, el pueblo fronterizo de Badme pertenece a Eritrea. Pero el gobierno de Etiopía insiste en mantener más conversaciones antes de cooperar en el acto de señalar físicamente el límite. Eritrea se niega a discutir el asunto hasta que Etiopía acepte el fallo.
El mes pasado, Legwaila Joseph Legwaila, jefe de la UNMEE, advirtió que las continuas riñas entre los dos países podrían conducir a una nueva guerra.
Legwaila urgió a actuar tanto al Consejo de Seguridad como a los 53 miembros de la Unión Africana, dijo que los garantes del acuerdo de paz —Estados Unidos, Argelia y la Unión Europea— también deberían buscar mecanismos para resolver la disputa.
"El Consejo de Seguridad debería actuar mejor que en el pasado, para asegurarse de que podemos resolver este estancamiento a la brevedad posible y pacíficamente", agregó.
La tensión política entre las dos naciones africanas ha continuado desde que la otrora provincia rebelde de Eritrea se convirtió en un estado independiente en mayo de 1993, dejando a Etiopía sin salida al mar. La guerra de independencia de Eritrea contra Etiopía duró unos 31 años.
Richard Holbrooke, ex embajador de Estados Unidos en la ONU, una vez describió a la guerra entre los dos países como una de las peores en África.
Mohamed Sahnoun, embajador de Argelia y ex delegado especial de la ONU para mediar en la disputa, dijo que se trató de "la guerra más devastadora" del continente, por la cantidad de muertos que dejó.
Según el International Crisis Group, organización con sede en Bruselas, el saldo de fallecidos en el conflicto fue de 100.000.