Hasta hace siete meses, los 800 habitantes de la aldea Ghulam Mohammed Goth, al norte de Karachi, no podían llevar una vida activa luego del atardecer, hasta que los modernos molinos de viento lo cambiaron todo.
Fue entonces que llegó la electricidad a esta aldea pakistaní ubicada a unos 10 kilómetros de la red nacional de energía. "Ahora parece viva incluso después de la puesta de sol, hasta casi medianoche", dijo radiante Perween, de 18 años.
Una pequeña usina eólica formada por 18 turbinas fue suficiente para alimentar, en cada hogar, dos bombillas eléctricas de baja potencia, un ventilador y un televisor.
Cada turbina, instalada por el estatal Consejo para la Energía Renovable y las Tecnologías de Pakistán (PCRET, según sus siglas en inglés), es capaz de generar 500 vatios de electricidad.
La llegada de la electricidad no cambiará mucho para Perween y otras mujeres en esta aldea de casuchas de barro con techos de paja. Todavía tendrán que mantenerse con los humeantes hornos a leña y preocuparse de ir a buscar agua a lugares distantes.
Pero el hecho de que los aldeanos puedan mirar televisión por las noches ha hecho sus vidas más interesantes, incluso si se trata de programas controlados por el gobierno.
"Todos nos reunimos después de cenar y miramos un partido, escuchamos las noticias de las 09.00, algunos programas religiosos o hasta esas lecciones de cocina", dijo una complacida Farida.
Todavía hay sólo tres televisores en toda la aldea, poseídos por las familias que están en mejor posición económica, pero todos son bienvenidos a entrar en tropel y mirar. Sorprendentemente, el programa favorito es el cricket, incluso para las mujeres.
Pero el sentarse juntas ante la pantalla chica al caer la noche, mientras los dedos ágiles vuelan en el bordado, ha potenciado el sentido de camaradería natural de las mujeres de la aldea.
Los acontecimientos festivos son más divertidos. "Es tan divertido cantar y bailar a lo largo de la noche. Me gustan las fiestas nocturnas, porque los días siempre son calurosos", dijo Tasnim.
Las horas del día están ocupadas con las tareas rutinarias de la vida en una aldea subdesarrollada y, para la mayoría de las mujeres, con puro trabajo pesado. Pero la llegada de la electricidad parece haber hecho todo más soportable.
Para los planificadores, la gran pregunta es cómo extender los beneficios de la energía eólica, barata y ecológica, a las más de 10.000 pequeñas aldeas y asentamientos en la sureña provincia de Sindh, que siguen sin electricidad.
Ghulam Umar Sarhandi, director del PCERT, explicó que no ve "gran impacto evidente por el momento", pero cree que, para 2010, cinco por ciento de las necesidades básicas de energía de Pakistán serán satisfechas a través de distintas fuentes de energía renovable: eólicas, solares, pequeñas plantas hídricas y biomasa (tecnología que permite transformar materia orgánica en energía).
La energía eólica se ve favorecida a lo largo del cinturón costero de Pakistán. "La radiación solar no es lo suficientemente fuerte debido al tiempo nuboso o parcialmente nuboso de abril a septiembre, pero los proyectos de energía solar han sido iniciados en algunas áreas interiores de Sindh, donde los rayos del sol se capturan mejor", dijo Sarhandi.
Otro problema con la instalación de celdas fotovoltaicas, que aprovechan la radiación solar en las áreas costeras, es el mantenimiento. "Las celdas tienen que mantenerse muy limpias, y esto no siempre es posible debido al viento húmedo y arenoso que sopla desde las costas, pero esto no obstaculiza el funcionamiento de las turbinas eólicas".
Hasta ahora, 15 aldeas han sido electrificadas usando energía eólica y el PCRET planea completar 35 más para junio de 2006 y tiene el objetivo hacer 200 aldeas para 2010.
Aunque el ritmo es lento, Sarhandi cree que, dado que los combustibles fósiles se están reduciendo y además contaminan el ambiente, a la larga no habrá otra opción que recurrir al viento y al sol, e incluso a la energía de las olas y las mareas en el tramo costero.
Con los beneficios de la electricidad claros, también hay una demanda popular creciente de los aldeanos que el gobierno no puede ignorar fácilmente y los funcionarios del PCRET piensan que están viendo los comienzos de una revolución.
"Ahora, cuando tengo que desplazarme en la aldea después de oscurecer, no tengo miedo de las serpientes ni de los escorpiones y puedo ver mi camino", dijo Shamsheer, la hija de 12 años de Farida, hablando de los beneficios prácticos que desde hace tiempo la gente da por sentados en el Pakistán urbanizado.
"No sólo podemos jugar de noche, sino que podemos posponer los deberes para la noche", contó Shamsheer, que estudia en una escuela de una sola habitación, donde los niños de la aldea se reúnen y aprenden todo lo que pueden de una maestra que viene sólo tres o cuatro días por semana.
"Ella (Shamsheer) no arruinará su vista leyendo bajo la tenue (luz de una) lámpara de kerosene", dijo su madre.
"Me enteré de la gran tormenta que ocurrió en Estados Unidos" mirando televisión, agregó, refiriéndose al huracán Katrina.
La "caja boba" ha generado una conciencia sobre el resto del mundo a los aldeanos que de otro modo hubiera sido imposible.
"No somos educados. Hay sólo dos mujeres entre nosotras que pueden leer un diario, y tampoco hay nadie que nos traiga un diario. Nuestra aldea es tan remota…", se lamentó la madre de Shamsheer.
"Ahora, gracias a la televisión, sabemos muchas cosas de dentro y fuera de nuestro país. No sólo sabemos sobre las tormentas en Estados Unidos, sino que es posible aprender sobre las tormentas que están viniendo en esta dirección, lo que es bastante preocupante", dijo.
El crédito de la obtención de molinos de viento de buena calidad, de fabricación australiana y española, se atribuye a Shahanshah, un joven de la aldea.
"Estos cuestan el doble del precio de los modelos chinos, pero son mucho más eficientes", señaló Shahanshah, y explicó que "hay un plan para indigenizar la tecnología y hay conversaciones en curso con facultades de ingeniería y talleres de trabajo para manufactura local".
"Soy muy aficionado a navegar en Internet cada vez que estoy en Karachi. Así fue como aprendí sobre el PCRET y su trabajo, y comencé a enviarles correos electrónicos y a persuadirlos de iniciar un proyecto piloto en mi aldea", dijo Shahanshah, entre llamadas a su celular, otra maravilla tecnológica que está cambiando la vida en estas zonas.
A Shahanshah le llevó casi un año de interacción continua a través del teléfono y de Internet con el PCRET antes que las cosas realmente se pusieran en movimiento.
"La semana pasada, estaba conduciendo de regreso de Karachi cuando la ciudad estaba sumida en la oscuridad debido a un gran corte de electricidad, pero a medida que me aproximaba a mi aldea pude ver, desde la distancia, diminutas luces, y me dije a mí mismo: "Probablemente nunca tendremos apagones aquí", relató un orgulloso Shahanshah.
"Por primera vez la gente es capaz de oír el "azan" (llamado a rezar) claramente desde la mezquita; antes, el ruidoso generador de la mezquita ahogaba la llamada", dijo Shahanshah, que planea organizar partidos de cricket nocturnos para los niños.
Las facturas de la electricidad todavía son un concepto extraño, aunque son inevitables a largo plazo. "Ahora el costo de mantenimiento es insignificante. Pero les hemos dicho que tienen que mantener las baterías de acumuladores, que en un par de años podrían agotarse y necesitarán ser reemplazadas", explicó.
"Hemos pedido a los aldeanos que formen comités y nombren a una persona como responsable de cada molino de viento", dijo Zulfikar Mehdi, un funcionario del PCRET que está feliz por los otros cambios sutiles que la electricidad está trayendo a la sociedad de la aldea.
"Algunas de las mujeres saben cómo cambiar los fusibles, cambiar el agua en las baterías, operar los molinos de viento encendiendo y apagando las perillas correctas. Son las principales usuarias, y los hombres pueden no estar disponibles en todo momento para estas tareas simples", explicó Shahanshah.
Ahora, Ghulam Muhammad Goth es la envidia de las aldeas cercanas.
"La gente de Issa Zehri Goth y Abdullah Goth ha venido a ver nuestros molinos de viento. Me han pedido que los ayude a instalar los molinos en sus aldeas también. Los he contactado con el PCRET", dijo Shahanshah.
Mehdi asintió y expresó que el PCRET incluso ha estado en contacto con otras aldeas y está considerando la posibilidad de duplicación.
Mientras tanto, hay más en el camino de los afortunados aldeanos de Ghulam Muhammad Goth. "Pronto obtendremos un molino de viento más grande, de 3,5 kilovatios", anunció Sarhandi.
"También podríamos obtener calentadores de agua de energía solar (una especialidad del PCRET), que pueden proveer agua caliente en invierno, pero para eso habría que pagar", dijo. (