Un nuevo tratado energético con la Unión Europea (UE) promete ofrecer electricidad a los hogares más necesitados de los países de la antigua Yugoslavia y otros vecinos.
Mientras se acerca el invierno boreal, unos dos millones de personas en Kosovo, la provincia meridional de Serbia administrada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), siguen sufriendo cortes diarios de energía. Lo mismo ocurre en Bosnia-Herzegovina.
La empresa estatal de energía serbia EPS alertó que habrían nuevos y más largos cortes de luz si no se reducía el nivel de consumo.
Pero expertos señalan que la situación mejorará en los próximos años, gracias a la firma del Tratado de la Comunidad Energética con la UE el martes 25 en Atenas.
Albania, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Macedonia, Rumania, Serbia y Montenegro, y Kosovo —representada por la ONU— firmaron el tratado que aspira a mejorar el suministro de energía a unas 150 millones de personas.
La UE destacó que fue "la primera vez en la historia que todos estos países y territorios firmaron un tratado vinculante, un paso clave en la reconciliación tras las guerras de los años 90".
Este tratado tomó como modelo el tratado de la Comunidad Europea de Acero y Cobre, génesis de la UE, según recordó el bloque europeo a los países balcánicos en una declaración.
Toda esa región está en proceso de integrarse al bloque o esperando hacerlo.
"El tratado significa que estamos cumpliendo con una de las condiciones para unirnos a la UE", dijo a los periodistas en Belgrado el ministro serbio de Energía y Minería, Radomir Naumov.
"Las reglas de comportamiento están siendo sincronizadas con la UE. Nuestros países se volverán más interesantes para los inversores extranjeros también", añadió.
La UE cree que la inversión de 30.000 millones de dólares en los próximos 15 años elevará a la región a los estándares europeos. Los esfuerzos de implementación e inversión serán coordinados por el bloque europeo, el Banco Mundial y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo.
Tras años de guerra y devastación en la ex Yugoslavia en los años 90 y de la difícil transición a una economía de mercado, muchos ven este acuerdo como uno de los acontecimientos más prometedores para la región.
"Este es un paso hacia el real mercado abierto de energía, una bendición de los cielos", dijo a IPS el analista Misa Brkic. "Establece estándares y reglas que impedirán que los magnates se aprovechen económicamente de una de las áreas estratégicas más importantes. Por otro lado, terminará definitivamente el monopolio de EPS, que ya lleva varias décadas", agregó.
Con el inicio de la transición a una economía de mercado en Serbia hace cinco años, algunas firmas administradas desde el exterior y por ciudadanos del propio país obtuvieron ganancias excesivas a través del suministro de electricidad. Algunas de ellas fueron llevadas a juicio.
Por otro lado, EPS aumentó el costo de la electricidad argumentando una necesaria revisión, pero mantuvo una fuerza de trabajo de la era comunista de casi 60.000 personas, con casi ninguna mejora en la calidad y en los servicios.
"Con las disposiciones del tratado, esa industria y particulares serán capaces de elegir a quién le compran la electricidad. El monopolio de EPS en Serbia desaparecerá como un elefante blanco", dijo Brkic.
"Por razones de pobreza, el precio de la electricidad se mantuvo como una categoría social, pero la conciencia de la gente en cuanto a cómo consumir y calcular qué es lo mejor para ellos ciertamente aumentará", dijo a IPS la analista Sijka Pistolova. "La introducción de opciones, por ejemplo el gas para calefaccionar, facilitará la situación", apuntó.
En algunos países como Croacia y Rumania, el gas es consumido en grandes cantidades. En otros, como Albania, nunca fue introducido.
El tratado sobrevino luego del informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2004, que señaló la necesidad de una producción sustentable y un consumo racional.
Aunque muchos países de la región tuvieron un consumo de energía por metro cuadrado unas 2,5 veces más alto que Europa septentrional, la mortalidad en los meses de invierno fue más de 30 por ciento superior a la de otras regiones del continente, según el informe.
Más de la mitad de la población utilizaba madera y carbón como principales fuentes para calefacción y para cocinar, creando una elevada contaminación del aire dentro de los hogares, lo que generó enfermedades crónicas.
"Quedamos detrás de otros durante años. Pero más vale tarde que nunca. La gente toma conciencia del problema de la energía sólo cuando hay apagones o cuando llega el invierno. Se debería dar una cantidad de explicaciones al público más amplio sobre qué significa ser consciente de la energía en el sentido moderno. Y éste es un gran paso adelante", dijo Brkic. (