COMERCIO: OMC sigue muy lejos de Hong Kong

Una oferta exigua de la Unión Europea en las negociaciones de agricultura mantuvo esta semana en estado de indefinición a la Ronda de Doha y a la misma conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que debe sesionar dentro de seis semanas en Hong Kong.

El comisario de la Unión Europea (UE) para el Comercio Exterior, Peter Mandelson, intentó desbloquear las discusiones con una propuesta de reducción de aranceles a la importación, destinada a mejorar la apertura del protegido mercado alimentario regional, que de inmediato fue tachada de "insuficiente " por los demás actores de las negociaciones.

La máxima disminución de aranceles que acepta la UE se eleva a 60 por ciento, que se aplicaría en los casos de las bandas más altas de esos derechos de importación sobre los productos agrícolas.

Para esa misma escala de gravámenes superiores, Estados Unidos auspicia un recorte de 90 por ciento, mientras que asciende a 75 por ciento la merma que están dispuestos a convenir los países en desarrollo que integran el Grupo de los 20 (G-20).

Las diferencias no acaban ahí, pues la UE condiciona su oferta en agricultura a la obtención de concesiones en otras ramas de la Ronda de Doha, las de servicios y de productos industriales.
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Otra insistencia del bloque europeo se refiere a la cuestión de los productos sensibles, una variedad de bienes de la agricultura que los países podrían proteger con aranceles superiores o con contingentes arancelarios.

La UE ha propuesto que esa categoría abarque a ocho por ciento de todas sus líneas arancelarias, que comprenden unos 2.000 productos. En cambio, el G-20 reduce los productos sensibles a uno por ciento para los países industrializados y a 1,5 por ciento para las naciones en desarrollo.

Estados Unidos ha declarado que en este punto comparte el criterio del G-20, la alianza coordinada por Brasil e India, que también integran países como China y Sudáfrica.

Para completar sus pretensiones, Bruselas reclama compromisos en el área de indicaciones geográficas, un aspecto que la Declaración de Doha, adoptada en la capital qatarí a fines de 2001, apenas mencionó, sin incluirlo con carácter vinculante en su mandato.

Mandelson estimó que la apertura del mercado concebida en su propuesta resultaría "tolerable" para el sector agrícola europeo. Los negociadores europeos sostuvieron también que la oferta era compatible con el mandato que la Comisión Europea recibió del Consejo de Ministros de las 25 naciones.

Esta referencia guarda relación con las aparentes disputas de los últimos días en la UE entre algunos países, liderados por Francia, que reprochaban a Mandelson por haberse excedido del mandato en los compromisos asumidos.

El presidente de Francia, Jacques Chirac, llegó advertir del poder de veto que su país podría ejercer si el desarrollo de las negociaciones no satisfacen los intereses franceses.

Aunque algunos parlamentarios europeos de la izquierda previnieron de que esa supuesta divergencia era una trama para sacar mejor partido en la negociación, Mandelson obtuvo el respaldo del gobierno de su país, Gran Bretaña, que este semestre preside el bloque.

La primera reacción de los otros socios de la negociación de Doha provino de Washington, donde Christian Baker, portavoz de la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, declaró decepción por la propuesta europea.

Baker dijo que de alguna manera había sido un paso en el sentido correcto y que reconocía los esfuerzos realizados por la UE. Sin embargo, "es necesario hacer mucho más", dijo.

En primer lugar, la reducción de aranceles propuesta es inferior a la que presentaron los países en desarrollo del G-20 y mucha más baja que la de Estados Unidos, observó.

Un motivo de preocupación para los estadounidenses es que el gran número de excepciones a los productos sensibles no ha cambiado aparentemente con relación a las propuestas iniciales de la UE, insistió Baker.

El propio representante comercial estadounidense Rob Portman retomó ese tema cuando declaró que "estamos desilusionados con el grado de cortes arancelarios y con las exclusiones a esos cortes".

Aunque es un paso en la buena dirección, creo que es inadecuado para alcanzar el mandato de Doha, afirmó.

La Ronda de Doha debe concluirse a fines de 2006 y el programa de negociaciones descansa en la perspectiva de que la conferencia de Hong Kong dará un impulso decisivo para avanzar hacia ese acuerdo.

Sin embargo, las reticencias europeas a una apertura mayor de su mercado agrícola y las supuestas diferencias internas del bloque volvieron a amenazar el éxito de Hong Kong, un encuentro que ya viene precedido por los desenlaces negativos de otras conferencias ministeriales de la OMC, la de Seattle en 1999 y la de Cancún, en 2003.

La propuesta europea será evaluada los días 8 y 9 de noviembre durante una reunión que realizarán en Londres los ministros de las Cinco Partes Interesadas, como se denomina al grupo integrado por Australia, Brasil, Estados Unidos, India y la UE, que han asumido la conducción de las negociaciones.

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