Las primeras ofertas de las grandes potencias, Estados Unidos y la Unión Europea (UE), en las negociaciones comerciales de la OMC dejaron imperturbables a la mayor parte de los países en desarrollo e irritaron a organizaciones de la sociedad civil.
Oxfam, la entidad internacional que trabaja en cuestiones humanitarias y de pobreza, analizó las dos propuestas y concluyó que sólo provocaban "preocupación porque en ellas hay muy poco para los países en desarrollo".
La suerte de las dos iniciativas presentadas este lunes se jugará en las reuniones que los 148 Estados miembros de la OMC (Organización Mundial del Comercio) sostendrán esta semana y la venidera, en un ambiente de expectativa acentuado por la presencia en Ginebra de activistas opuestos a la liberalización de los intercambios y de grupos de presión empresariales favorables.
La propuesta de Estados Unidos se concentró en la agricultura, la cuestión que desde hace casi cuatro años bloquea las negociaciones de la Ronda de Doha porque básicamente contrapone los intereses disímiles de los países ricos del Norte y de los pobres del Sur.
La UE, en cambio, expuso sus intenciones negociadoras en otros asuntos, como servicios y aranceles industriales, que integran el programa de la Ronda de Doha, lanzada en 2001 en la capital de Qatar.
Las reacciones iniciales del Sur son de cautela. Celso Amorim, ministro de relaciones exteriores de Brasil —país que coordina la alianza de naciones en desarrollo conocida como Grupo de los 20— estimó que la propuesta de Estados Unidos requiere más trabajo, aunque la juzgó restringida en el terreno de disminución de aranceles de importación.
En la misma línea, otros negociadores de países en desarrollo opinaron que se necesitaban mayores precisiones de la iniciativa estadounidense sobre agricultura.
Estados Unidos propone reducir los aranceles de importación, una parte del sector del comercio agrícola denominado acceso a los mercados, entre 55 y 90 por ciento para los países ricos. Esa disminución se deberá operar durante los primeros cinco años.
Washington muestra escasa disposición a aceptar las listas de productos sensibles que quedarían excluidos de gran parte de la reducción arancelaria, como en cambio pretende la UE.
En cuanto al segundo pilar de la agricultura, el apoyo interno que reciben los agricultores, Estados Unidos se declara dispuesto a aceptar una reducción de 60 por ciento de la categoría de las subvenciones que causan mayor distorsión al comercio y que la OMC ilumina con luz amarilla, por su cercanía con la luz roja de prohibición total que recae sobre las barreras proteccionistas.
En el tercer pilar, las subvenciones a las exportaciones agrícolas, la iniciativa estadounidense se pronuncia a favor de la idea promovida por el primer ministro británico Tony Blair, de eliminarlas en forma total a partir de 2010.
Washington advirtió que sus ofertas estaban condicionadas a la contrapartida recibida de otras partes negociadoras en los demás asuntos de la ronda de Doha que más le interesan. "Son las clásicas propuestas atadas", describió el representante de un país latinoamericano que no quiso dar su nombre.
Romper el paquete de las negociaciones agrícolas permitirá que aparezcan movimientos en las tratativas sobre servicios y manufacturas industriales, vaticinó Bill Reinsch, presidente del Consejo Nacional de Comercio Exterior de Estados Unidos.
"Esos sectores comerciales tienen enorme importancia para los empresarios estadounidenses", confirmó Reinsch.
Una cuidada puesta en escena rodeó la presentación de las ofertas de Washington. El representante comercial de Estados Unidos, Rob Portman, anticipó las bases del proyecto en un artículo que publicó este lunes en el periódico de negocios británico Financial Times.
Más tarde, Portman presentó el texto a los ministros de un grupo reducido de países estratégicos en el comercio exterior, invitados por Estados Unidos a una discusión este lunes en la ciudad suiza de Zurich.
Se espera que Portman defienda la iniciativa ante otros ministros que llegarán a Ginebra para participar de las dos semanas de negociaciones en la sede de la OMC.
En coincidencia con el desplazamiento de los altos funcionarios, una delegación del grupo Líderes de Empresas Mundiales por el Crecimiento (World Business Leaders for Growth) inició contactos para promover sus actividades en respaldo de los avances en las negociaciones de la OMC. Entre esos empresarios figuran Harold McGraw, presidente de la corporación estadounidense The McGraw-Hill Companies, y Yoshiro Kuwata, director del grupo japonés Hitachi.
La iniciativa de la UE, distribuida desde Bruselas y presentada por el comisario para el Comercio Peter Mandelson estuvo rodeada también de un marco particular, porque horas antes un grupo de 13 estados miembros había advertido de su profunda preocupación por el estado de las negociaciones de agricultura.
Las 13 naciones, que defienden políticas proteccionistas y previnieron de no atravesar las "líneas rojas" de las posiciones negociadoras europeas, son Austria, Bélgica, Chipre, España, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Lituania, Luxemburgo y Polonia.
La propuesta de Mandelson en acceso a mercados agrícolas establece por ejemplo que las bandas de aranceles más altos, que pueden llegar hasta 400 por ciento o más como ocurre en Japón con los derechos de importación de arroz, sean reducidas por lo menos en 50 por ciento, aunque en los casos en que el arancel supere 90 por ciento.
La organización no gubernamental Oxfam evaluó que la propuesta europea en acceso a mercados agrícolas es mejor que la estadounidense porque otorga a los países en desarrollo más flexibilidades para proteger sus mercados embrionarios.
En cambio, en el mismo pilar, Oxfam sostiene que la iniciativa es preocupante porque sugiere que la UE va a obtener un amplio margen de maniobra para sus productos sensibles, un rubro de reciente creación ideado principalmente por los europeos para eludir la liberalización agrícola.
En cuanto a la propuesta de Washington, el independiente Instituto de Política Agrícola y Comercial, de Estados Unidos, conocido por su sigla en inglés IATP, afirmó que "no incluye beneficio alguno para los países en desarrollo".
Las disposiciones contenidas en la iniciativa de Portman mantendrán "una política agrícola perjudicial que golpea a las familias de agricultores de Estados Unidos y de todo el mundo", dijo Sophia Murphy, directora del programa de comercio del IATP.