El terremoto que mató el sábado a por lo menos 20.000 personas y dejó heridas a otras 40.000 en Cachemira puso a prueba el acercamiento diplomático entre India y Pakistán, países que se disputan ese territorio desde hace 58 años y ahora están en una etapa de «reconciliación».
Datos provisionales indican que la gran mayoría de las muertes a causa del sismo, de 7.6 puntos en la escala de Ricther, se produjeron en el lado pakistaní de la provincia. De las más de 20.000 víctimas fatales, 450 fueron del lado indio.
India y Pakistán se disputan el control de Cachemira desde 1947, cuando se independizaron del imperio británico. Se trata de una zona rica en petróleo y cuya población es mayoritariamente musulmana, al igual que Pakistán.
Esta disputa desencadenó tres guerras entre los dos países, por lo que la Organización de las Naciones Unidas creó una frontera provisional —la llamada línea de control— a través de la cual, sin embargo, el intercambio de fuego es aún frecuente.
En la parte bajo control indio, integrada al estado de Jammu y Cachemira, actúan grupos separatistas que han perpetrado en los últimos años varios atentados. Nueva Delhi acusa a Islamabad de respaldar militarmente a esos guerrilleros islámicos, pero el gobierno pakistaní sostiene que sólo les brinda "apoyo moral y diplomático".
India fue el primer país en ofrecer ayuda a Pakistán para las operaciones de rescate, pero hasta ahora no hay señales de que Islamabad vaya a aceptar el gesto.
El sábado por la noche, el primer ministro indio Manmohan Singh llamó por teléfono al presidente pakistaní Pervez Musharraf y le ofreció toda la ayuda de su gobierno, anunció el portavoz de la administración india Sanjaya Baru.
"Aunque hay partes de India que también han sufrido este desastre natural inesperado, estamos preparados para extender nuestra asistencia hasta donde lo consideren apropiado", le habría dicho Singh a Musharraf.
El analista indio Kamal Mitra Chenoy, de la Universidad Jawaharlal Nehru, en Nueva Delhi, dijo a IPS que "la respuesta hubiera sido mejor si Pakistán tuviera un gobierno civil genuino".
"India está en una posición única para colaborar con las operaciones de rescate en la zona de Cachemira controlada por Pakistán", pero Islamabad ha preferido la ayuda de otros países más lejanos, como Estados Unidos y Gran Bretaña, señaló Chenoy.
Si Pakistán lo acepta, India podría enviar suministros a las zonas afectadas en cuestión de horas, ya que el terreno es familiar para sus soldados.
"Lamentablemente, el enfoque sigue siendo militar y no humanitario", dijo Chenoy.
Muchas partes de la Cachemira pakistaní, afectadas en especial por aludes causados por el terremoto, son más accesibles desde el lado indio, pero hasta ahora hay poca cooperación entre los ejércitos de ambos países en la frontera.
La fuerza aérea india puso a disposición sus helicópteros para distribuir suministros y trasladar ingenieros y médicos a Srinagar, una de las ciudades más importantes de Jammu y Cachemira. Toda la operación es supervisada por el ministro de Defensa, Pranab Mukherjee, y la presidenta de la gobernante Alianza Progresista Unida, Sonia Gandhi.
"Ya hemos trasladado a un gran número de heridos a hospitales en Srinagar, y ahora nos concentramos en proveer logística y apoyo directo a las personas afectadas en diferentes partes de Cachemira", afirmó el portavoz de la fuerza aérea india Mahesh Upasini.
Las Fuerzas Armadas indias ganaron prestigio internacional en la ayuda a víctimas de desastres naturales de países vecinos luego de que sus barcos fueran los primeros en asistir a Sri Lanka e Indonesia tras el maremoto en el océano Índico del 26 de diciembre.
Por lo menos 11.000 personas murieron en Muzaffarabad, la capital de la Cachemira pakistaní, y 60 por ciento de su infraestructura habría sido destruida.
Mientras India espera que se acepte su oferta, la ayuda a Pakistán ya comenzó a llegar desde Australia, Estados Unidos, Francia, Japón y Turquía con fondos, equipos, perros entrenados, policías y equipos de rescate.
Chenoy señaló que será difícil para Pakistán aceptar la ayuda de India "en momentos en que se somete a arbitrio internacional la disputa sobre las aguas del río Indus y sus afluentes, que irrigan las tierras agrícolas de Cachemira".
Sin embargo, esfuerzos de rescate conjuntos podrían contribuir a mejorar la confianza entre ambos países, reconoció el analista, y señaló que la lenta respuesta del gobierno de Musharraf a la oferta de Singh es perjudicial. "Será difícil que India la reitere", indicó.
El terremoto sacudió a Cachemira justo después de que el canciller indio Natwar Singh pasara cuatro días en Islamabad para elaborar un documento en el que ambos países se comprometen a una desmilitarización progresiva de la fronteriza zona del glaciar Siachen, considerada "el campo de batalla más alto del mundo".
Mantener tropas en el glaciar Siachen, unos 6.300 metros por encima del nivel del mar, le cuesta a India más de un millón de dólares al día, además de las frecuentes pérdidas humanas por la exposición de los soldados a muy bajas temperaturas.
Está prevista para enero próximo una ronda de diálogo bilateral para llegar a un acuerdo sobre el control de esa zona estratégica.
Mientras, parece improbable que Pakistán acepte la ayuda india para los afectados por el terremoto.
"Lo último que quiere Pakistán es ver a soldados indios caminando por una zona donde se sabe que están las bases de varios grupos separatistas", afirmó un analista militar indio.