AMBIENTE-PAKISTÁN: El agua que dejó el sismo

Tras el terremoto que este mes sacudió a Pakistán, la contaminación de los ríos aumenta el riesgo sanitario en una región que no sabe de saneamiento ni de agua potable por cañerías, mientras las organizaciones humanitarias «inundan» a los aldeanos con botellas de agua mineral.

Si se le pregunta a Haji Hanif, comerciante de 60 años que sobrevivió al terremoto de este mes en la norteña localidad pakistaní de Balakot, si necesita agua limpia para beber o cocinar, su respuesta será negativa.

La mayoría de los habitantes de esta aldea en el distrito de Hazara también contestará de esa manera. Es la menor de sus preocupaciones, dirán.

Ocurre que la población local apenas conoce el significado de servicios sanitarios y nunca vieron algo como una red de cañerías de agua potable. Para ellos, el suministro de agua son los manantiales naturales y los dos ríos, Neelum y Jhelum, que cruzan los valles de esta región del Himalaya.

"El agua potable nunca estuvo antes del terremoto, ni está ahora. La gente está acostumbrada a esa vida. Llevé una cantidad de botellas de agua mineral, pero fueron devueltas. La gente simplemente no estaba interesada", dijo Irfan Zafar, especialista en tecnología de la información que trabaja en la empresa de telecomunicaciones de Pakistán.
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Zafar acaba de volver de las áreas de Hazara y Cachemira, afectadas por el terremoto, en la parte septentrional de Pakistán, para asegurarse de que los elementos de primeros auxilios llegaran a los necesitados.

Esta región de hermosos valles y montañas cubiertas de nieve, fue sacudida por un terremoto de 7,6 grados en la escala de Richter el 8 de octubre.

Las cifras oficiales de muertos, que ascienden a 40.000, son discutidas por las autoridades de Cachemira, que hablan de 100.000 y más. Cuatro millones de personas resultaron heridas y quedaron sin hogar cuando aldeas enteras fueron arrasadas esa mañana fatal.

"En la mayoría de las aldeas destruidas, el sistema de suministro de agua era rudimentario. Nunca hubo agua por cañerías, y dependían de manantiales o de pozos, principalmente para beber. Ríos y manantiales eran usados para otros propósitos, como lavar ropas y utensilios", dijo Masroor Ahmed, del Programa de Agua y Servicios Sanitarios del Banco Mundial en Islamabad, quien viajó por las zonas antes del terremoto.

"Excepto algunos centros urbanos como Muzaffarabad, capital de la Cachemira pakistaní y (la nororiental) Mansehra, así como partes de Balakot, las letrinas no existían y la defecación al aire libre era algo común", recordó.

Anees Jillani, director de la organización de defensa de los derechos infantiles SPARC, quien también visitó las áreas afectadas, vio a "miles defecando a la vista del público". "Uno realmente tenía que mirar dónde pisaba, para evitar un charco de orina o las heces, pero ¿realmente se puede culpar a la gente?", preguntó.

También vio cómo varias organizaciones humanitarias generaban una suerte de "diluvio" de suministros de agua mineral. Lo mismo confirmó Shershah Syed, un médico que instaló un campamento de atención en Mansehra. "Hay suficiente agua mineral, ¡uno incluso puede bañarse en ella si tiene ganas!".

Pero tras el terremoto, se teme que los dos ríos del área, que son la fuente de vida para esta población de montaña, hayan resultado contaminados, en tanto "aldeas enteras, escombros, basura, cadáveres y restos de animales han ingresado en estos cursos de agua", dijo Ahmed. "Debido al sismo, se produjeron fisuras en los pozos, las antiguas corrientes de agua dulce desaparecieron y algunas fuentes hídricas sufrieron cambios estructurales".

Las corrientes contaminadas y los ríos también pueden crear una oleada de enfermedades infecciosas, agravadas por la exposición al frío, el hacinamiento en carpas y la presencia de cadáveres bajo los escombros, los restos de animales y la cantidad cada vez mayor de excrementos.

Si bien los ciudadanos de la zona pueden no estar conscientes de los peligros de beber agua contaminada, el gobierno y varias agencias internacionales como la Cruz Roja están muy preocupadas por la contaminación.

Se está tramitando la importación de una planta de tratamiento de agua para Balakot. Su objetivo es producir 600.000 litros por día, para satisfacer las necesidades de 25.000 personas en la ciudad y sus alrededores.

La Organización Mundial de la Salud también describió un panorama sombrío. Encontró una mayor incidencia de disentería en la región del sismo y alertó que la falta de agua potable pronto se convierta en un importante riesgo para la salud. Hay que instalar tanques de almacenamiento de agua, letrinas y un sistema de recolección de desechos sólidos, indicó.

El agua limpia no sólo es esencial para las víctimas, sino también para los socorristas.

Reportes señalan que las heridas de decenas de personas se han infectado, que las amputaciones son inminentes y que hay un número creciente de infecciones respiratorias. También se teme un brote de cólera.

Algunos socorristas internacionales dijeron que el terremoto resultó más difícil de afrontar que el tsunami del 26 de diciembre, porque la ola gigante, si bien mató a más personas, dejó menos heridos.

Entre las organizaciones de desarrollo internacional y no gubernamentales que trabajan en temas vinculados al agua y a los servicios sanitarios, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) tomó la delantera con el apoyo de varias agencias de cooperación y organizaciones no gubernamentales.

"Estamos apoyando a los ministerios de Ambiente y Ciencia y Tecnología en la instalación de cuatro plantas de tratamiento de agua en Muzaffarabad. El gobierno absorberá el costo de la planta, mientras que la perforación, la bomba, la generación de energía, las cañerías, la operación y el mantenimiento estarán a cargo de Unicef", dijo Raana Syed, portavoz de la agencia de la ONU en Karachi.

La selección del sitio fue completada y las plantas, que son transportadas desde Karachi, estarán funcionando en los próximos 10 días. "Una vez que estén instaladas, proveerán agua a 10.000 personas. Al mismo tiempo, estamos identificando a los camiones cisterna", explicó Syed.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos tiene permiso para establecer campamentos en Muzaffarabad, y Unicef se ocupará de la provisión de agua y servicios sanitarios, escuelas temporarias y suministros médicos.

Unicef también distribuyó 300.000 tabletas purificadoras de agua, más de 200 tambores de cloro en polvo y 15 tanques de almacenamiento de agua.

*Zofeen Ebrahim escribió este artículo para el servicio Asia Water Wire, una serie de artículos sobre agua y desarrollo en la región Asia-Pacífico.

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