Meteorólogos cubanos siguen con extremada atención el curso del huracán Wilma, considerado muy peligroso y de difícil pronóstico, cuyo impacto sobre el Caribe ya cobró 13 vidas humanas.
"Este huracán va a poner a prueba nuestra paciencia", dijo este jueves José Rubiera, jefe del Centro de pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba, al indicar que el rumbo de Wilma podría ser incierto en los próximos días.
El ciclón se mantenía en las últimas horas de este jueves en categoría cuatro de la escala Saffir-Simpson, luego de alcanzar entre la noche del martes y la madrugada del miércoles una intensidad máxima de cinco, con vientos superiores a los 280 kilómetros por hora.
En su último informe, el Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología alertó que podrían ocurrir fluctuaciones en la intensidad y Wilma podría alcanzar nuevamente la categoría cinco en las próximas horas.
En las primeras horas de este jueves, el huracán se situaba sobre el mar Caribe a unos 400 kilómetros casi al sur del cabo San Antonio, en el occidente de Cuba, y a unos 315 kilómetros al sudeste de Cozumel, en la península mexicana de Yucatán. Se ha movido en un rumbo próximo al oeste en curva al noroeste a unos 13 kilómetros por hora.
Wilma es hasta ahora en la región, después del Katrina y de Rita, el huracán de categoría más alta de la actual temporada ciclónica, que va de junio a fines de noviembre.
También es la tormenta número 21 y el duodécimo huracán que azota la zona que abarca América Central, el Caribe, México y el sudeste de Estados Unidos, cumpliéndose así los pronósticos de una temporada particularmente intensa en 2005.
Rubiera, en declaraciones este jueves a la radio estatal local Rebelde, alertó que Wilma se está aproximando a la península de Yucatán, en territorio de México, donde podría quedar comprimido por uno, dos o más días, entre un anticiclón situado en ese país y otro en el océano Atlántico.
El anticiclón es una perturbación atmosférica que consiste en un área de altas presiones y circulación de viento en el sentido de las agujas del reloj en el hemisferio Norte, e inversamente en el Sur.
El anticiclón de México actuaría como una valla que impediría el paso de Wilma, en tanto el del Atlántico no le permitiría retroceder. Según el experto, ambos sistemas son a la vez causantes del movimiento errático y un tanto lento de este sistema.
Rubiera indicó que el huracán impactaría la parte occidental y central de Cuba con sus lluvias y vientos, pero se iría debilitando al quedar estacionado en tierra o cercano a ella, en la península de Yucatán.
Para salir del "atolladero", Wilma necesitará una onda proveniente del continente que sacaría al sistema ciclónico "recurvado, con una velocidad de traslación incrementada, hacia el nordeste", señaló.
En su opinión, el problema está en determinar por dónde se produciría esa recurva o giro en su desplazamiento, si será cruzando territorio cubano o bien pasando por el norte y cerca del archipiélago o por el norte, pero más lejos.
"Es un compás de espera que vamos a tener en los próximos días, en el cual (libraremos) una batalla que va a ser larga, que hay que ganarla con paciencia, inteligencia, y analizar a cada momento lo que es posible que ocurra", dijo.
Los especialistas coinciden en que el momento de un estacionamiento y una recurva de un huracán es difícil de pronosticar, lo cual en algunas ocasiones puede resultar muy peligroso.
El propio Rubiera mencionó el caso de un huracán que en octubre de 1944 estuvo estacionado durante una semana al sur de Cuba, hasta que al salir, cruzó con categoría cuatro por La Habana, causando graves daños.
Otro hecho de estas mismas características ocurrió el 9 de noviembre de 1932 en Santa Cruz del Sur, localidad costera de la provincia de Camaguey, unos 500 kilómetros al este de La Habana, con el saldo de 3.000 muertos.
En tanto, el huracán Michelle, en noviembre de 2001, estuvo atrapado por los vientos del sudoeste generados por una onda superior, hasta que hizo una "recurva" al nordeste. "El ángulo descrito llevó al centro del ciclón tropical a dejar libre a la Isla de la Juventud, para penetrar definitivamente en suelo cubano entre las inmediaciones de playa Girón y la costa sur de Cienfuegos", recordaron especialistas.
Michelle afectó a ocho provincias cubanas en las cuales viven 53 por ciento de los más de 11,2 millones de cubanos, y fue "el peor desastre natural" de los últimos 50 años en el país, según evaluaron en su momento las autoridades.
Rubiera aseguró que el caso de Wilma es diferente, pues estaría estacionado en tierra o próximo a tierra en Yucatán, lo cual lo haría perder cada vez más fuerza.
"Haremos todos los análisis que podamos para tratar de hacer la mejor previsión posible de este peligroso y al mismo tiempo difícil sistema meteorológico", indicó.
El Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, a cargo de la protección de la población y la economía de Cuba en situaciones de desastres, mantiene en alarma ciclónica a las provincias occidentales de Pinar del Río, La Habana, Ciudad de La Habana y el Municipio Especial de la Isla de la Juventud.
En tanto, estableció la fase de alerta para la provincia de Matanzas, al este de la capital, y la informativa para las provincias de Cienfuegos, Villa Clara y Sancti Spíritus, también al este de la urbe habanera.
Informes oficiales indicaron que hasta este jueves al mediodía habían sido evacuadas más de 222.500 personas, de las cuales casi 120.000 permanecen en 7. 272 albergues y 112. 000 se trasladaron a casas de familia más seguras. El resto son estudiantes internos enviados a sus hogares.
Las lluvias asociadas a Wilma impactaron durante varios días a las provincias orientales de Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.
También han causado estragos en Haití, Jamaica e Islas Caimán. Se espera que penetre en la mexicana península de Yucatán en las primeras horas de este viernes y podría impactar el fin de semana al sur del sudoriental estado estadounidense de Florida.