AMBIENTE-BRASIL: Sequía histórica en la Amazonia

«Tengo 53 años y jamás he visto nada parecido», afirmó el ambientalista Leoncio Menezes para describir la sequía de los últimos meses en el río Jurúa, en el extremo oeste de Brasil, cerca de la frontera con Perú.

"Por suerte llovió en los últimos días y la crecida de las aguas ya permite reanudar el transporte en el valle, donde los campesinos ribereños estuvieron impedidos de vender su producción de maíz, arroz, frijoles y harina de mandioca, dijo a IPS por teléfono desde Cruzeiro del Sur, principal ciudad en el oeste del estado de Acre.

Los ríos son fundamentales para las poblaciones de la Amazonia, ya que constituyen la principal fuente de agua y también una importante vía de transporte.

Centenares de poblados quedaron aislados por la sequía sobre todo en los estados de Acre y Amazonas, y también escaseó el agua potable debido a que se secaron o se contaminaron los manantiales cercanos.

La semana pasada, el gobierno del estado de Amazonas lanzó el plan SOS Interior, que movilizó a las Fuerzas Armadas y sus helicópteros para distribuir alimentos y medicamentos a 914 comunidades aisladas.
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La ayuda se extendió en los últimos días a los poblados amenazados de hambre y epidemias en el estado de Pará, en la Amazonia oriental, donde desemboca el río Amazonas.

Buena parte de la Amazonia mostró el más bajo índice pluviométrico de los últimos 40 años, similar a los registros de 1963 y 1964, señaló el Centro de Estudios Climáticos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).

El Río Negro, en cuyas orillas se ubica Manaos, capital del estado de Amazonas con 1,4 millones de habitantes, presenta el más bajo nivel desde 1903, indicó Carlos Nobre, investigador del INPE.

La Federación de los Pescadores del Amazonas estima que la sequía y la consecuente mortandad de los peces dejaron sin trabajo a 20 por ciento de los 120.000 trabajadores del sector en el estado.

Y se teme que la situación se agrave el próximo año, porque la drástica disminución del número de peces limitó a su vez su capacidad de reproducción.

La falta de lluvias desde junio afectó principalmente las cabeceras o las zonas medias de los numerosos ríos en el oeste y sur de la cuenca amazónica, donde el pequeño declive del terreno hace que las aguas se trasladen muy lentamente. Las crecidas demoran semanas para llegar al este.

Aun cuando se intensifiquen las lluvias iniciadas esta semana en Acre, Colombia y Perú, se espera la normalización de la situación en los grandes ríos para la segunda quincena de noviembre.

En la ciudad de Tefé, sobre el Solimoes, afluente que se junta con el Negro para formar el Amazonas, llovió normalmente en los últimos meses, pero bajó mucho el nivel del lago que une la localidad al río, dificultando el abastecimiento urbano, señaló a IPS Fabio de Oliveira, secretario de Comunicación de la municipalidad.

Oliveira expresó preocupación por el descenso de las aguas en las cabeceras de los ríos. Las embarcaciones más grandes tienen que anclar y el transporte por el lago se hace en botes pequeños. En otras ciudades, como Tabatinga, en la frontera con Colombia, se tuvo que clausurar el puerto, convertido en un fangal.

En Acre, la baja humedad provocó que se salieran del control las fogatas que agricultores y ganaderos habitualmente usan para "limpiar" la tierra, alcanzando los bosques y dejando al estado durante semanas bajo densas nubes de humo.

La situación más grave fue la del río Acre, que cruza el este del estado del mismo nombre. Por un tiempo se podía cruzar a pie, pues su caudal se había reducido a un hilo de agua, aseguró Paulo Moutinho, coordinador del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (IPAM).

Esta sequía constituyó un alerta para toda la población sobre la necesidad de ômejores relaciones con la naturaleza", sostuvo Menezes, y criticó la imagen promocionada por la prensa de que el gobierno de Acre conserva sus bosques.

El estado se hizo famoso por proyectos innovadores, como una serie de reservas en las que se extraen productos forestales de forma sustentable.

Otros meteorólogos consideran que el cuadro actual está dentro de los ciclos naturales del clima amazónico.

Hubo situaciones similares en 1926, 1963, 1964 y otros años, aunque no se esperaba una "estiaje tan intenso" esta vez, dijo a IPS José Antonio Marengo, experto en variabilidad climática del INPE.

El estiaje, nivel más bajo que alcanza un río, es normal en la Amazonia a mediados del año, hasta septiembre o octubre. Esta sequía fue más intensa que en el pasado, pero sigue dentro de la variabilidad climática amazónica, sostuvo, y descartó que se trate de una consecuencia del cambio climático planetario.

Se podrá calificar sequía si no llueve a partir de noviembre o diciembre, cuando empieza la época más pluviosa en la región, sostuvo.

"El clima está conectado en todo el mundo", pero no se puede afirmar que el mismo recalentamiento de las aguas del Atlántico Norte que intensificó los huracanes en el Golfo de México provocó también el estiaje amazónico, señaló.

Marengo y otros científicos atribuyen la baja pluviosidad al hecho de que la "convergencia intertropical", un encuentro de vientos del sur y del norte, ocurrió esta vez un poco más al norte, dejando de producir las lluvias usuales en el oeste y sur de la Amazonia.

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