El recalentamiento del planeta, asociado según científicos a las últimas grandes catástrofes naturales, estaría golpeando también a la Antártida, con efectos en el adelgazamiento de la capa de ozono y la posible incidencia en accidentes que se cobraron la vida de militares argentinos y chilenos.
"El agujero del ozono aumentó este año y la cantidad de ozono destruido en él también", dijo a IPS desde el puerto de Punta Arenas, en el extremo austral de Chile, el científico Bedrich Magas, de la Universidad de Magallanes, quien realiza diariamente mediciones de las radiaciones solares ultravioletas en esa urbe de 120.000 habitantes.
Según el Instituto Antártico Argentino, en septiembre el "agujero" del ozono llegó a 28 millones de kilómetros cuadrados, ocho por ciento de aumento respecto de 2004, constatándose también entre los dos años una baja de 95 a 87 unidades Dobson, que miden la densidad de la capa e indican peligro cuando su índice es menor a 220 unidades.
El deterioro de la capa de ozono, que en las observaciones satelitales aparece como una mancha ovalada desde los polos hasta las zonas aledañas en permanente desplazamiento, impide filtrar los rayos ultravioletas, cuya acción en la superficie terrestre acarrea daños para la flora y la fauna, con riesgos de cánceres a la piel y otras afecciones en los humanos.
El fenómeno adquiere cada año mayor intensidad sobre la Antártida a la llegada de la primavera al hemisferio sur, con impactos en ese continente y en las ciudades más australes de Argentina y Chile, como Punta Arenas, situada 1.000 kilómetros al norte de la península Rey Jorge de la Antártida y 2.300 kilómetros al sur de Santiago.
[related_articles]
Claudio Casiccia, un físico que dirige el Laboratorio de Ozono de la Universidad de Magallanes, señaló a IPS que a comienzos de octubre el "hueco" disminuyó a 21 millones de kilómetros cuadrados, luego de los 24 millones de agosto y el aumento de septiembre, no obstante lo cual el índice de unidades Dobson se mantiene por debajo de 100.
"El sur de América, la Patagonia y la región de Magallanes, están bajo la influencia del agujero de ozono antártico durante algunos días de la primavera, que varían en cantidad e intensidad. Este año tuvimos un evento (en Punta Arenas) pero no hubo un gran aumento de la radiación ultravioleta, debido a que el ángulo del sol es todavía grande y hay mucha nubosidad", explicó el científico.
El deterioro del ozono, un gas estratosférico que impide el paso de esas radiaciones, es atribuido a emisiones de químicos, como los halones, usados en sistemas de extinción de incendios, los CFC (clorofluorcarbonos), empleados en equipos de refrigeración y aerosoles, y el bromuro de metilo, de uso agrícola en desinfecciones y fumigaciones.
El Protocolo de Montreal, suscrito en 1987, fijó metas mundiales de reducción de esos compuestos, las cuales "permitirán, según estimaciones realizadas por los científicos, que la capa de ozono se recupere hacia mediados del presente siglo", explicó a IPS Ana Isabel Zúñiga, coordinadora del Programa de Ozono de la gubernamental Comisión Nacional del Medio Ambiente de Chile.
Pero desde la propia comunidad científica se ha advertido que también el llamado efecto invernadero, provocado por el bióxido de carbono (CO2) y otras emisiones de la quema de combustibles fósiles, culpables del recalentamiento planetario, están incidiendo igualmente en el debilitamiento de la capa de ozono.
De esta forma, el Protocolo de Kyoto, que busca regular esas emisiones y no ha sido firmado por Estados Unidos, el mayor emisor de gases del efecto invernadero, debería actuar junto al Protocolo de Montreal como un protector del ozono, a la par de impedir otros fenómenos atribuidos al recalentamiento atmosférico.
La atención se concentra últimamente en los devastadores huracanes, como Katrina y Rita, bajo la constatación científica de que los océanos más cálidos y el aumento del nivel del mar generan vientos más fuertes, como advirtió Vicki Arroyo, del Centro Pew sobre Cambio Climático Global, con sede en Virginia, Estados Unidos.
Peter Frumhoff, otro científico estadounidense, sostuvo a fines de septiembre que las últimas investigaciones "vinculan claramente la mayor intensidad de las tormentas con el cambio climático", fenómeno que se relaciona también a los episodios de sequías, altas temperaturas e inundaciones que se suceden en Europa desde 2002.
Casiccia comentó que estas vinculaciones son todavía objeto de estudio, aunque "ya es reconocido que existe una relación importante, todavía a ser evaluada, entre el debilitamiento de la capa de ozono y los cambios (climáticos) globales".
Paola Vasconi, coordinadora del Programa de Medio Ambiente de la no gubernamental Fundación Terram, dijo a IPS que el vínculo entre el recalentamiento global y el deterioro de la capa de ozono opera también mediante el hecho de que el incremento de las radiaciones ultravioletas aumenta las temperaturas.
"Una cosa es probadamente cierta: si el clima no se estabiliza, el agujero del ozono no se cerrará jamás", subrayó Magas, quien recordó que "Estados Unidos emite al año el escandaloso equivalente a 25 toneladas de CO2 por habitante, Chile emite 3,7 toneladas y la media mundial es de tres toneladas por habitante".
La relación entre el recalentamiento planetario y el adelgazamiento de la capa de ozono fue establecida en 1987 mediante mediciones internacionales en la región de Magallanes, precisó el científico.
"Lo increíble es que después de esto se omitió por completo el esfuerzo de reparación de los gases de invernadero, pese a que son en la actualidad, con las emisiones de CFC estabilizadas, los principales facilitadores de la destrucción del ozono mundial", apuntó Magas.
"Aunque suene terrible, bienvenidos los huracanes para cambiar la actitud de los grandes e irresponsables contaminadores", comentó el experto.
"El presidente (estadounidense George W.) Bush formuló un llamado a 'manejar menos' (automóviles) y anunció un programa federal de recortes en los consumos de combustible, acompañado, claro está, por desregulaciones ambientales en la exploración y explotación petrolera en zonas prístinas y protegidas. Uff…". añadió Magas con ironía.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Kofi Annan, resaltó el 16 de septiembre, Día Internacional de la Protección de la Capa de Ozono, los esfuerzos de la comunidad mundial en su conjunto en la reducción de las sustancias dañinas de este valioso gas atmosférico..
Al día siguiente, en la Antártida, perdieron la vida dos argentinos, el biólogo Augusto Thibaud y el suboficial de la Armada Teófilo González, cuando la moto de nieve en que se desplazaban cayó a una grieta de 100 metros.
El 28 de septiembre murieron el capitán Enrique Encina y los suboficiales Fernando Burboa y Jorge Basualto, todos ellos del Ejército chileno, al caer también en un vehículo para la nieve en una zanja de 40 metros de profundidad, en el mismo continente.
Magas señaló que siempre ha habido grietas en la Antártida, pero el hecho de que ahora se fracturen las formaciones de hielos que las cubren obedecería al aumento de la temperatura, asociados también al recalentamiento planetario, tal como el incremento de hielos a la deriva que se observa en el mar de Drake.
Con más de 14 millones de kilómetros cuadrados de superficie, la Antártida es el cuarto continente por su tamaño en el mundo. El 95 por ciento de su territorio está cubierto por hielos y guarda 70 por ciento de las reservas de agua dulce del planeta. Razones de más para preocuparse.