América Central y Uganda se convirtieron esta semana en los principales objetivos de campañas de prevención del sida basadas en la abstinencia sexual, promovidas por el sector más conservador del gobierno de Estados Unidos.
Activistas alertan que estas campañas impulsadas por Washington en algunos países pobres, como Uganda, han derivado en una gran falta de preservativos, lo que ha llevado incluso a que algunas personas con miedo de contraer el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) empleen en su lugar bolsas de basura.
Focus on the Family (FOF, Enfoque en la familia), una de las organizaciones religiosas estadounidenses más influyentes, lanzó una cruzada esta semana contra el grupo sin fines de lucro Advocates for Youth (Defensores de la juventud) al que acusa de "pedir a sus miembros y simpatizantes que contacten a autoridades de la salud ugandesas para exigirles que promuevan el uso de condones y otras formas de control de la natalidad".
FOF citó al sitio en internet de Advocates for Youth, que señala: "No hay evidencia de que los programas que promueven la abstinencia sexual hasta el matrimonio funcionen", y subraya la necesidad de adoptar "estrategias de prevención del sida basadas en la ciencia" y no "en programas ineficaces".
Peter Brandt, director de políticas públicas de FOF, sostuvo que los activistas están tergiversando la realidad para promover el uso de condones.
"Lo que los estudios corroboran es que la abstinencia funciona siempre en la prevención del sida y de todas las demás enfermedades de transmisión sexual. Los condones no son la solución al problema de los jóvenes que mueren, sino una causa políticamente correcta de la izquierda", afirmó.
FOF, liderada por el tele-evangelista James Dobson, subrayó que Uganda "llegó a tener las tasas de contagio de sida más altas del mundo, de 30 por ciento en algunas regiones".
"Pero, gracias a la fuerte política de abstinencia del gobierno, los índices cayeron en picada, de 21,2 por ciento entre embarazadas en 1991 a 6,1 por ciento en 2001", añadió.
También indicó que la incidencia del sida en la población total ugandesa cayó a siete por ciento.
"Las cifras revelaron también que un tercio de los estudiantes universitarios ugandeses cumplen con su promesa de abstinencia", indicó.
Sin embargo, muchos grupos alertan que Uganda ahora atraviesa una "crisis de condones" que pone en riesgo los previos esfuerzos contra el sida.
El independiente Centro para la Salud y la Igualdad de Género (Change, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos, sostuvo que cada vez es más difícil encontrar preservativos en las ciudades de Uganda, ni siquiera a altos precios, y no existen en las zonas rurales.
Algunos informes indican que en algunas zonas, como aquellas con gran número de desplazados, personas con miedo de contraer el sida usan bolsas de basura en sus relaciones sexuales.
Lo mismo ocurre en otros países como Zambia, donde la carencia de condones y de financiamiento para los programas de prevención dejó a millones de personas en riesgo.
Una situación similar se vive en Kenia, Namibia y Tanzania, donde Estados Unidos apoya en forma indirecta el resurgimiento de movimientos religiosos fundamentalistas y socava los programas efectivos de lucha contra el sida, señaló Change.
Mientras, el senador estadounidense Tom Coburn, del oficialista Partido Republicano, pidió al presidente George W. Bush que suspendiera la financiación de programas contra el sida en América Central organizados por el grupo sin fines de lucro Population Services International (PSI).
En una carta a Bush, Coburn, médico de profesión, criticó varias campañas de PSI, como la llamada "Noches Vives", que alude al nombre de una marca de preservativos.
"Noches Vives" consiste en enviar trabajadores sociales a bares, burdeles y otros lugares frecuentados por prostitutas en zonas pobres para distribuir condones y explicar su forma de uso, a veces incluso empleando bananos como ejemplo.
Coburn sostuvo que Usaid, la agencia gubernamental estadounidense de ayuda al desarrollo, está respaldando "una deshumanizante y ofensiva práctica que explota a jóvenes mujeres en fiestas y juegos".
Pero el director ejecutivo regional de PSI, Michael Holscher, señaló que se trataba de "una actividad muy simple dirigida a personas analfabetas".
"No podemos simplemente pararnos en un bar y decir: 'el sida puede matarte'. Con un programa interactivo, podemos llamar su atención, a veces incluso durante una hora", explicó.
Poco después de la carta de Coburn, Usaid suspendió la asistencia al programa.
"Ésta es una situación totalmente trágica que se agrava por la ética extremista de los fundamentalistas cristianos, que priorizan la pureza sexual a los intentos por salvar vidas", dijo a IPS el reverendo Tim Simpson, de la recién creada Alianza Cristiana, una red de grupos religiosos que han marcado cierta distancia con la derecha.
"Este azote del sida no debe ser ocasión para promover los fracasados intentos de la derecha de imponer la abstinencia. Ellos no parecen estar muy preocupados por la muerte de los africanos, sino por evitar que tengan sexo antes del matrimonio", señaló.
Una persona infectada "puede destruir la vida de cientos en un periodo muy corto. No hay duda de que la situación es crítica. Ya es tiempo de que el gobierno estadounidense deje de escuchar a organizaciones como FOF y se concentre en la realidad", añadió.
Coburn escribió su carta poco después de que la organización no gubernamental DKT International presentara una demanda en un tribunal del Distrito de Columbia contra Usaid por sus políticas "antiprostitución".
Usaid exige a todas las organizaciones estadounidenses y extranjeras a las que entrega fondos que "explícitamente se opongan a la prostitución y al tráfico sexual". DKT International sostiene que eso "viola la libertad de expresión".
Usaid adoptó este requisito en junio, junto a otras iniciativas promovidas por la derecha cristiana "a favor de la vida", como el cumplimiento del denominado Protocolo de México, que prohíbe entregar fondos a programas de planificación familiar en el extranjero que brinden servicios de aborto.
Bill Clinton se apartó de ese protocolo, llamado ley mordaza por los activistas, durante su presidencia (1993-2001), pero Bush volvió a adherirse en su primer día de gobierno, en enero de 2001.
DKT International es una organización sin fines de lucro con sede en Washington que maneja programas de planificación familiar y prevención del sida en 11 países de África, Asia y América Latina. Atiende a casi 10 millones de parejas, y su presupuesto operativo es de 50 millones de dólares.