PARAGUAY: Trabajo infantil, la lucha apenas comienza

La jornada de Derlis comienza a las cinco de la mañana, cuando su madre lo despierta para ir trabajar. Con 12 años, es uno de los pilares económicos del hogar, que se completa con sus hermanos de 2, 7 y 9 años.

"Mi mamá también trabaja y mis hermanos se quedan con mi abuela. A mi papá no lo conozco", explica Derlis, quien viaja diariamente unos 25 kilómetros desde Capiatá, un suburbio al este de la capital de Paraguay, para trabajar como lustrabotas en el céntrico Palacio de Justicia.

Derlis es uno de los 241.954 trabajadores de entre 10 y 17 años que hay en el país, según la última proyección realizada por el experto Roberto Céspedes basada en los datos oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares realizada en 2001 por la Dirección General de Encuestas, Estadísticas y Censos.

En el libro "Seguimiento de indicadores sobre la niñez trabajadora de Paraguay", editado con apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Céspedes puntualiza que la cifra equivale a 4,2 por ciento de la población paraguaya de ese año (5.830.583 personas) y que los niños, niñas y adolescentes trabajadores en las ciudades eran entonces 118.562.

El estrato de edad que va de 15 a 17 años constituye casi 60 por ciento de la niñez y adolescencia trabajadora, lo cual quiere decir que a mayor edad, mayor inserción en el mercado laboral.

"Respecto de años anteriores, la cifra de trabajadores menores de edad muestra un comportamiento irregular aunque va en descenso en cantidad: 395.453 en 1995, 260.633 en 1998 y 233.175 en 1999", señala la investigación.

Es que la sociedad civil comenzó a trabajar en esta problemática a comienzos de la década de los 90, pero la política estatal para la erradicación del trabajo infantil apenas comienza.

La Secretaría de la Niñez y la Adolescencia fue creada en 2001, tras la aprobación parlamentaria del nuevo código en la materia como consecuencia de la ratificación del Convención sobre los Derechos del Niño acordado en 1989 en la Organización de las Naciones Unidas.

Al año siguiente asumió la primera titular y la tarea primordial fue establecer las políticas nacionales en la materia y su programa de acción, pero "sólo a fines de 2004 fueron aprobados estos planes", dijo a IPS la abogada María Teresa Sánchez, jefa del Departamento de Asesoría Legal del nuevo organismo.

Agregó que, en este poco tiempo, la Secretaría se vio obligada a atender numerosos frentes al mismo tiempo, logrando avances especialmente en la concreción de un marco jurídico y en la creación de instituciones para tal fin.

Existe una Coordinadora Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti), creada en 2002 y conformada por instituciones públicas, entre las que se encuentra la propia Secretaría de la Niñez y el Ministerio de Justicia y Trabajo, y organizaciones no gubernamentales.

También está en marcha un plan nacional de erradicación progresiva del trabajo infantil y protección para los adolescentes.

Asimismo, "en concordancia con los convenios 138 y 182 de la OIT, que establecen la edad mínima para trabajar en 14 años y enumera las peores formas de trabajo infantil, respectivamente, el Poder Ejecutivo emitió en marzo un decreto con la lista de labores consideradas peligrosas", puntualizó Sánchez.

La herramienta reglamenta otra ley de 2001, que estipula la obligación del Estado para determinar los trabajos que puedan dañar la salud, la seguridad o la moralidad de niños, niñas y adolescentes. Allí se incluyen 26 ítem con labores expresamente prohibidas para menores de 18 años.

Entre otras, se encuentran contemplados en esa prohibición la manipulación y venta de agroquímicos y otras sustancias, "el trabajo infantil doméstico y criadazgo (servidumbre), modelaje con erotización de la imagen" y tareas que impliquen riesgo de abuso sexual, así como desarrollar tareas laborales entre las 19 y las 07 horas. También se incluye la explotación sexual.

En la elaboración de esta lista participaron entes oficiales, organizaciones de la sociedad civil, médicos y niños trabajadores.

"Es permitido el trabajo de un adolescente desde los 14 años", pero se establecen ciertas limitaciones, como por ejemplo que trabaje menos de seis horas y que esa tarea no entorpezca su educación, prosiguió Sánchez.

"Pero partimos de la base de que el trabajo debe ser estrictamente necesario", aclaró.

Aunque no hay una proyección estadística, las autoridades reconocen que la actividad que más realizan los niños en las ciudades es la venta informal callejera de golosinas, estampas con imágenes religiosas, además de ejercer la mendicidad.

En las áreas rurales, la mayor incidencia está en trabajos de labranza y cosecha, así como la ayuda obligatoria en las tareas domésticas.

"El plan nacional en marcha es progresivo", explicó Facundo Salinas, abogado especializado en minoridad y asesor de la Secretaría de la Niñez..

"Primero debemos identificar a cada niño y su situación personal, y desde su realidad dar la respuesta necesaria, porque todos los casos son diferentes", agregó.

En Coronel Oviedo, la capital del oriental departamento de Caaguazú, la institución está trabajando en un plan piloto. "Se facilita a las familias de niños trabajadores la creación de pequeñas empresas para que los pequeños no tengan que salir de sus hogares", explicó Sánchez.

"Por ejemplo, como es una zona rica en madera, se tiene buena respuesta en las miniempresas distribuidoras de carbón. A cambio de las facilidades, los padres deben comprometerse a que sus hijos no trabajen", indicó Salinas.

Las organizaciones no gubernamentales operan sobre esta problemática desde varios años antes de que el Estado abordara la lucha por la erradicación del trabajo infantil.

Con apoyo financiero de la entidad Save the Children (Salven a los Niños), con sede en Suecia, la entidad paraguaya Global Infancia (GI) encara desde 1999 un programa sobre trabajo infantil doméstico, "la forma más invisible del trabajo infantil en el país", dijo a IPS Faustina Alvarenga, responsable del proyecto.

Es tradicional en Paraguay que las familias pobres envíen a algunos de sus niños a vivir con parientes, amigos o padrinos que están en mejor situación económica.

Además, "muchas de las niñas en esa situación son enviadas por sus madres a casas ajenas porque están en peligro inminente de abuso sexual dentro de sus propias familias, por padrastros, primos, tíos, hermanos y hasta sus propios padres", explicó Alvarenga.

En estos casos, "el problema mayor es la desvinculación. La familia tira a la criatura y se desentiende. Nuestro trabajo es hacer que el vínculo entre el niño y su familia persista, algo importante para desarrollar su vida futura", indicó.

Según un estudio de la OIT, en el radio de Asunción y su área metropolitana existen unas 11.000 "criaditas" menores de 14 años.

Dentro del plan nacional en marcha y de la labor de las entidades de la sociedad civil, la descentralización del trabajo de campo con los niños trabajadores y sus familias tiene un rol fundamental.

En ese sentido, Global Infancia inició en 1995 un trabajo que contemplaba la entrada en vigencia del Código de la Niñez. Luego su promulgación, el siguiente paso fue crear servicios municipales permanentes y gratuitos de promoción y defensa de los derechos de la infancia. Así nacieron las Consejerías por los Derechos del Niño (Codeni), que operan en la atención directa de todos los problemas relacionados con esa franja etaria, incluyendo el trabajo infantil.

"Actualmente hay más de 110 Codenis en el país", explicó a IPS Mabel Benegas, responsable del área Incidencia en Legislación y Políticas Públicas de Global Infancia.

La especialista indicó que entre las funciones de estas entidades está las del relevo estadístico y la asistencia a la niñez trabajadora.

Derlis recauda al día entre 10.000 y 20.000 guaraníes (unos 1,6 y 2,3 dólares), que se invierten en su educación. Lo que sobra, lo deja para el sustento de la familia. Dice que está decidido a seguir estudiando, aunque recién cursa el tercer grado.

Y, mientras su hermano de nueve años se dispone a iniciarse en el trabajo de lustra botas, como él, reflexiona: "Me gusta trabajar y me gusta estudiar, espero poder estudiar medicina algún día".

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