Cuando Guy Effeye, de Camerún, obtuvo un permiso para residir y estudiar durante un año en París, logró algo más que un objetivo personal. El hecho representó una victoria simbólica para los inmigrantes africanos en Francia.
Pocos días después de cumplir los 18 años el pasado abril, Effeye, que cursa el último año de la escuela secundaria en Epinay-sur-Seine, un barrio del norte de París, recibió del Ministerio del Interior la orden de salir de Francia, con el argumento de que su residencia en el país era ilegal.
Según las leyes francesas, los menores extranjeros que residen en este país de manera ilegal, en su mayoría junto con sus familias, no pueden ser expulsados hasta cumplir 18.
Effeye fue detenido el 17 de agosto, y su repatriación estaba fijada para el 17 de septiembre, pero ese día, sus compañeros de estudio, profesores y algunos líderes sindicales ocuparon la sala de partidas del aeropuerto Charles de Gaulle de donde debía partir su avión hacia Camerún, y lograron bloquear su partida.
Otros miles de adolescentes extranjeros serán expulsados cuando cumplan 18. El ministro del Interior, Nicholas Sarkozy, fijó un objetivo de 25.000 repatriaciones en una campaña que lanzó este año.
En el marco de esa campaña, las autoridades buscan hijos de inmigrantes ilegales en escuelas de todo el país.
La contracampaña lanzada con motivo de la frustrada repatriación de Effeye exige un enfoque más humanitario. Tras la protesta en el aeropuerto, Eric Raoult, parlamentario de la gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP), reclamó una solución más humana en el caso de Effeye, y unos días después, la semana pasada, el Ministerio le envió al joven camerunés un permiso de residencia por un año.
Pero la victoria temporal para Effeye no significa la suspensión de las repatriaciones de otros estudiantes. Muchos ya fueron devueltos a sus respectivos países de origen en el verano, aun cuando no tuvieran familiares ni amigos allí.
"Esta campaña (gubernamental) es una devastación humanitaria", afirmó Richard Moyon, profesor de una escuela secundaria en Chaténay-Malabry, al norte de París.
"Nosotros los docentes sabemos que muchos estudiantes inmigrantes fueron arrestados y expulsados de Francia tras cumplir 18 años", dijo a IPS.
El pasado verano boreal, Moyon fundó el grupo Jean-Jaurès, que lleva el nombre de un renombrado profesor de filosofía y líder socialista de fines del siglo XIX.
El grupo se ha ampliado rápidamente. "Ahora, casi todos los sindicatos docentes han firmado nuestra protesta contra esta campaña de expulsiones. Partidos políticos y asociaciones también apoyan nuestros esfuerzos para proteger a los estudiantes y sus padres", agregó.
Mientras, el gobierno considera la abolición de la norma "juris soli" por la cual se otorga a la ciudadanía a todas las personas nacidas en territorio francés, independientemente de su origen étnico.
"Debemos romper el tabú sobre este asunto y considerar la introducción del criterio de 'juris sanguinis' para la ciudadanía", exhortó François Baroin, ministro de Territorios de Ultramar.
Por el principio de juris sanguinis, la ciudadanía se otorgaría con base en criterios étnicos. Si este principio se hubiera aplicado desde los años 60, el astro de fútbol Zinedine Zidane nunca hubiera obtenido la nacionalidad francesa, por ejemplo.
Baroin arguyó que la ley vigente es objeto de abusos en territorios franceses de ultramar como la isla de Mayotte, en el canal de Mozambique.
"Mujeres embarazadas de las islas Comoros viajan a Mayotte para parir allí y poder registrar a sus hijos como ciudadanos franceses. En Mayotte, incluso se puede comprar la paternidad francesa de un bebé", afirmó.
Malek Boutih, secretario general del opositor Partido Socialista, advirtió que la promoción de un cambio de criterio para la determinación de la ciudadanía "abre un peligroso debate que puede conducir a la discriminación de todos los inmigrantes de Francia desde un punto de vista racista".
La exhortación de Baroin "es la más escandalosa, porque se suma a una larga campaña de condena a los inmigrantes como fuente de todos los problemas de Francia", dijo Boutih a IPS.
Otras organizaciones ven en la exhortación de Baroin una señal de que la próxima campaña presidencial, que comenzará a principios de 2007, se concentrará en la inmigración.
"Está claro que algunos partidos políticos ya están adoptando argumentos de los neofascistas sobre cuestiones como la inmigración y la estructura racial de la población francesa", dijo a IPS Dominique Sopo, de SOS Racismo.
"Hay una inquietante 'Le Penización' entre los políticos franceses", dijo Sopo, en referencia al líder neofascista francés Jean-Marie Le Pen, que basa sus campañas en el odio racial desde 1975 y ha tenido un considerable éxito nacional.
El partido de Le Pen, el Frente Nacional, ha obtenido en promedio 15 por ciento de los votos en todas las elecciones. (