Europa se suele ufanar de su relativamente abundante ayuda oficial al desarrollo, pero no exhibe una capacidad de iniciativa semejante en materia de comercio y deuda externa, tan esenciales para alcanzar las metas del milenio.
Europa remite 55 por ciento de la asistencia oficial al desarrollo. Países del bloque suelen proponer mecanismos novedosos de cancelación de la deuda externa de las naciones pobres, e incluso para recaudar dinero dirigido al desarrollo.
Y así lo manifestaron los jefes de Estado y de gobierno del continente en la Cumbre Mundial 2005, que concluye este viernes en la sede neoyorquina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
"En la Unión Europea (UE) estamos orgullosos. Somos los mayores donantes de asistencia del mundo, y también el mercado más abierto", dijo José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europeo, rama ejecutiva del bloque.
En la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo, celebrada en junio en Gleneagles, Escocia, "demostramos nuestro compromiso: 80 por ciento de los compromisos de asistencia extra procedieron de Europa", sostuvo Durao Barroso el jueves en la ONU.
El objetivo del plan del G-8 es abrir posibilidades para que los países pobres altamente endeudados alcancen los ocho Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Mienio acordados en 2000 por una cumbre similar a la de esta semana.
Los Objetivos incluyen metas en materia de mejora de la salud, los servicios de agua y saneamiento, la educación, la equidad de género y el ambiente.
A pesar de las manifestaciones de Durao Barroso sobre la deuda externa, los europeos mantuvieron, sospechosamente, sus labios sellados en cuestión de barreras comerciales y subsidios agrícolas.
Cuando la prensa le preguntó esta semana qué países deberían hacer más por el Sur pobre, el músico y activista irlandés Bob Geldof sorprendió a muchos al identificar a Bélgica y Holanda, dos campeones de la asistencia oficial al desarrollo.
Geldof lo hizo en el ámbito de la ONU, en una conferencia de prensa que brindó junto a Durao Barroso, el primer ministro británico Tony Blair y el presidente nigeriano Olusegun Obasanjo.
Ni Holanda, cuya asistencia oficial al desarrollo equivale a 0,8 por ciento de su producto bruto interno, ni Bélgica, con 0,61 por ciento, parecen inclinarse a adherir al acuerdo del G-8 por la cancelación de la deuda de entre 18 y 38 países pobres
El Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP), red en que participan numerosas organizaciones internacionales de desarrollo y humanitarias, acusó a Bélgica y Holanda de intentar el "descarrilamiento" del acuerdo del G-8.
El plan de cancelación de la deuda fue propuesto primero al gobierno británico por la Comisión para África de personalidades independientes. La Comisión fue creada por Blair, y Geldof fue uno de sus inspiradores y miembros.
La iniciativa será considerada en la próxima reunión semestral conjunta del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y luego, en diciembre, en la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se celebrará en Hong Kong.
El GCAP aseguró que Bélgica y Holanda procurarán en esa reunión "atemperar gradualmente su implementación, lo que hará peligrar el financiamiento inmediato de la cancelación e impondrá condiciones extra sobre los países pobres".
"Los retrasos en la cancelación de la deuda externa tiene un alto costo para los países más pobres y sus pueblos", dijo Kumi Naidoo, de GCAP. "Cada dólar gastado en pagarla es un dólar menos para alimentos, educación y salud."
Bélgica y Holanda "tienen razones muy válidas, razones soberanas, para no acordar con el paquete" del G-8, club del que no son socios, "pero ¿qué significa eso para Malawi, para Níger, para quienes son triturados a diario por la enfermedad y la muerte, la pornografía de la pobreza que desfila en nuestras pantallas cada noche?", preguntó Geldof.
La portavoz del Ministerio de Cooperación para el Desarrollo de Holanda, Marie-Christine Lanser, dijo que su país trabajaba en el diseño de la mejor solución posible para la deuda, que incluiría mejoras en la asistencia oficial al desarrollo y en el acceso de los productos del Sur pobre a los mercados del Norte rico.
"Tenemos tiempo antes de la reunión del Banco Mundial para alcanzar la mejor cancelación de la deuda", dijo Lanser a TerraViva/IPS.
Europa podría quedar detrás del gobierno de Estados Unidos, al menos en el discurso.
El presidente George W. Bush aseguró el miércoles ante la Asamblea General que su país estaba dispuesto a "eliminar todos los aranceles, subsidios y otras barreras al libre flujo de bienes y servicios, en la medida en que otras naciones hagan lo mismo".
Pero Blair fue inusualmente franco al afirmar que los países debían practicar lo que predican si desean alcanzar un acuerdo durante la conferencia ministerial de la OMC en Hong Kong en diciembre.
"El hecho es que todos se están acusando de un 'bluff' en materia comercial. Ustedes saben: 'Eliminaremos todos nuestros aranceles y subsidios si tú eliminas los tuyos ", sostuvo Blair,
Un acuerdo en ese sentido significaría que Francia debería renunciar al menos a algunos de sus subsidios agrícolas, incluso aquellos que negoció con dureza para que se incluyeran en las normas de la UE.
El primer ministro francés Dominique de Villepin evitó cualquier mención a los subsidios y barreras comerciales el jueves en conferencia de prensa. Pero un diplomático francés dijo, solicitando reserva de su identidad, que París está "pronto para trabajar con todos los socios en este asunto".
"Cuando vemos lo que hace Estados Unidos, nosotros, como europeos, no vemos ninguna razón para ruborizarnos", agregó. (