IRAQ: Sunitas buscan cambios a proyecto constitucional

Los líderes sunitas de Iraq buscan cambios de último momento en el borrador de Constitución que se someterá a un referendo popular el 15 de octubre, pero los otros grupos no están dispuestos a aceptar modificaciones.

El embajador estadounidense Zalmay Jalilzad reconoció esta semana en conferencia de prensa que se están considerando más cambios para hacer lugar a los reclamos de los sunitas antes de que el parlamento apruebe el proyecto. Este anuncio disgustó a chiitas y kurdos, que ya consideraban el asunto saldado.

Por otra parte, radicales sunitas advirtieron que si se mantiene en sus actuales términos el borrador constitucional, Iraq podría desintegrarse.

Pero líderes kurdos y chiitas sostienen que los líderes sunitas que se oponen a la Constitución no cuentan con suficiente respaldo de su gente.

"Cabe señalar que muchos de sus representantes participaron en las negociaciones y firmaron el borrador", destacó Massoud Barzani, presidente de la septentrional región del Kurdistán y jefe del equipo negociador kurdo.
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"Nadie sabe a cuántas personas representan los que rechazaron la Constitución, porque no fueron elegidas sino designadas", dijo a la prensa en Bagdad.

El nuevo proyecto constitucional fue entregado el 28 de agosto por una comisión constituyente de mayoría chiita y kurda a la Asamblea Nacional de Iraq, pero todavía no fue sometido a votación, como establece la Ley de Administración Interina.

La mayoría parlamentaria conformada por chiitas y kurdos respalda el borrador, aunque la minoría sunita árabe la rechaza. El proyecto intenta reflejar las realidades étnicas y religiosas del país, a la vez que otorga vastos poderes a los kurdos y chiitas.

Asimismo, consagra al Islam como religión oficial y fuente principal de legislación, aunque reconoce la libertad religiosa.

Tal como está redactado, el borrador garantiza la autonomía de los kurdos y, más significativamente, establece las bases para ofrecer autonomía a hasta nueve provincias del sur, dominado por la mayoría musulmana chiita.

Pero el acuerdo es rechazado por la minoría sunita, partidaria de un gobierno central fuerte, entre otras razones porque el centro del país, donde está concentrada, tiene pocos recursos naturales en comparación con el norte y el sur, donde proliferan las industrias del gas y el petróleo.

La mayoría de los iraquíes son chiitas (60 por ciento) y habitan el sur, mientras en el centro predominan los sunitas (20 por ciento). Los kurdos, con idioma propio, constituyen otro 20 por ciento de la población, de casi 25 millones, y están concentrados en el norte.

Los sunitas eran el grupo islámico dominante en el depuesto régimen de Saddam Hussein (1979-2003), pero ahora temen ser subyugados a los chiitas y kurdos.

Mientras, los kurdos advierten que, si se hacen más cambios al proyecto, exigirán una clara referencia al "derecho de autodeterminación", que podría conducir a la secesión del norte.

"Si los kurdos no pudimos consagrar claramente el derecho de autodeterminación en la Constitución, fue por la fuerte presión de Estados Unidos y de la oposición chiita y sunita", declaró a IPS el jefe de los negociadores kurdos, Mahmoud Othman, desde Bagdad.

"Estados Unidos está activamente comprometido en el proceso constitucional", agregó.

Desde las elecciones del pasado 30 de enero, boicoteadas por los sunitas, la participación política de este grupo ha sido una prioridad para el gobierno de Bush que, guiado por sus comandantes militares, está llegando a la convicción de que la guerra en Iraq no tiene una solución militar.

El grueso de la resistencia armada a la ocupación estadounidense de Iraq está constituido por sunitas.

Los sunitas aceptaron una región autónoma kurda en el norte, existente desde 1991, pero rechazan una región autónoma chiita.

Al final de las negociaciones sobre el borrador, los chiitas aceptaron postergar la formación de una región autónoma en el sur y dejar el asunto a decisión del parlamento, pero la concesión no satisfizo a los sunitas.

La mayoría de los yacimientos de gas y petróleo de Iraq están en zonas kurdas y chiitas. Los sunitas temen que la autonomía para los otros dos grupos provoque un empobrecimiento de las zonas kurdas.

Como concesión, chiitas y kurdos aceptaron la supervisión de la distribución de ingresos por el gobierno central, pero aun así, los sunitas no están conformes.

El eventual rechazo del actual proyecto constitucional podría profundizar las divisiones existentes y, según observadores, provocar una guerra civil.

"La violencia aumentará y la esperanza de la gente se desvanecerá, y entonces los extremistas tomarán el control del país", advirtió el negociador sunita Salih al-Mutlak, en declaraciones al diario The New York Times.

El rechazo del borrador también frustraría los esfuerzos de Estados Unidos de completar el proceso de transición política como precondición para el retiro de parte de sus fuerzas el año próximo.

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