– La influencia de Estados Unidos en el proceso de reforma constitucional de Iraq ha sido excesiva y muy inapropiada, advirtió Justin Alexander, alto funcionario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Es notorio que, en las últimas semanas del proceso, el flamante embajador de Estados Unidos en Iraq, Zalmay Khalizad, asumió un papel extremadamente "práctico", dijo a IPS Alexander, experto en derecho de la oficina constitucional de la Misión de Asistencia de la ONU en Iraq.
Khalizad llegó a poner en circulación al menos un borrador estadounidense de constitución para Iraq, aseguró el experto. Finalmente, el texto surgido del parlamento tras intensas negociaciones fue avalado por representantes de las comunidades chiita y kurda, y rechazado por líderes sunitas.
Alexander, quien ha supervisado la elaboración de la nueva constitución y las negociaciones al respecto, agregó que el involucramiento de Washington en el proceso es muy inapropiado, entre otras razones porque en Iraq hay 140.000 soldados estadounidenses.
Opiniones similares manifestó otro experto que participó en el proceso, Zaid al-Ali, abogado iraquí experto en comercio internacional con actividad en París y Nueva York, graduado en la universidad británica King's College, la estadounidense de Harvard y la francesa de la Sorbona.
La ocupación intervino en el debate constitucional de tres maneras, explicó Al-Alí en una conferencia en la Asociación Internacional de Estudios Iraquíes Contemporáneos con sede en Londres.
En primer lugar, las autoridades de la ocupación seleccionaron los integrantes de la comisión a cargo de redactar la constitución interina y luego la permanente. En segundo, determinaron los parámetros y límites dentro de los cuales debía elaborarse el proyecto.
Y, en tercer lugar, intervinieron directamente para salvaguardar sus intereses en las negociaciones constitucionales.
Al-Ali consideró significativo que en la versión definitiva del proyecto hubiera desaparecido el artículo del borrador que establecía una mayoría de dos tercios de votos parlamentarios para admitir la instalación de bases militares extranjeras.
La Asociación de Académicos Musulmanes, que responde a la comunidad sunita, y el movimiento del clérigo chiita Muqtada al-Sadr se unieron a pesar de sus históricas diferencias en rechazo del proyecto, por considerarlo inducido por los ocupantes.
"Este borrador es el siguiente paso de un proceso que no representa la voluntad del pueblo. Sospechamos de la honestidad del próximo referéndum, que se realizará bajo ocupación y sin supervisión internacional, ni árabe, ni islámica", advirtió esta inédita alianza chiita-sunita en una declaración conjunta.
El profesor de la Universidad de Londres Marinos Diamantides dijo a IPS que todo el proceso de redacción constitucional podría ser ilegal, de acuerdo con el derecho internacional.
Según la Convención de La Haya, que estableció en 1907 mecanismos para la resolución de disputas internacionales, el poder ocupante tiene la obligación de mantener el sistema legal del país que ocupa.
Ésta es la primera vez en que una potencia ocupante desmantela la estructura jurídica del país que ocupa, sostuvo Diamantides.
También indicó que, paradójicamente, la población sunita tienen hoy la posibilidad de bloquear el referéndum, al contar dos tercios de los votos en tres provincias. Esa disposición había sido establecida para dar a los kurdos poder de veto sobre la constitución.
Cuando el parlamento, dominado por kurdos y chiitas, aprobó el proyecto, los partidos representativos y líderes religiosos de la comunidad sunita lanzaron una campaña por el "no". De ser aprobada la constitución, dos meses después habrá elecciones nacionales.
Al menos cuatro provincias son predominantemente sunitas.
Tres cuartas partes de los 24 millones de iraquíes son árabes, 20 por ciento kurdos y el resto de pequeñas minorías. El Islam es la religión mayoritaria.
Sesenta y dos por ciento de los habitantes, concentrados en el sur del territorio, profesan el Islam chiita, y 35 por ciento el sunita, predominante en el mundo árabe y en el régimen de Saddam Hussein, depuesto en 2003. Hay una pequeña minoría cristiana.
La coalición ocupante procuró darle a los territorios kurdos amplia autonomía, en retribución por su asistencia a la invasión de marzo de 2003. Desde la guerra del Golfo de 1991, organizaciones nacionalistas administran el área, protegidas durante el pasado régimen por la aviación de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Los kurdos, de religión musulmana, son una nación sin tierra propia. Cerca de 12 millones viven en el sudeste de Turquía, cinco millones en Iraq, un millón en Irán y menos de un millón en Siria.
Por otra parte, la mayoría de los partidos de la minoría sunita no participaron en las elecciones del 30 de enero, lo que redujo mucho la representación de esta comunidad en el parlamento donde se negoció la nueva constitución.
Para sumar complejidad a una situación ya de empantanamiento, el ex coordinador humanitario de la ONU para Iraq Denis Halliday sostuvo que ni siquiera el foro mundial debería tener participación en el proceso constitucional.
La ONU no tiene espacio en el Iraq de hoy, dijo Halliday a IPS. Una vez que se produjo la invasión, aun sin aval de la ONU, la organización se convirtió en colaboradora de los invasores a los ojos de los iraquíes, explicó. (