ENERGÍA-CHINA: Buscando petróleo en aguas turbulentas

La estrategia china de explorar reservas petroleras en países que Estados Unidos considera «renegados» o «problemáticos» se enfrenta a la creciente resistencia de Washington. Así, en medio de la escasez y el aumento de los precios mundiales, China podría pagar por el petróleo que importa mucho más que dinero.

Una semana antes de un encuentro entre el presidente chino Hu Jintao y su par estadounidense George W. Bush al margen de la Cumbre Mundial que se realizará del 14 al 16 en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, Washington realizó una severa advertencia a Beijing.

El subsecretario de Estado (vicecanciller) Robert Zoellick advirtió que los vínculos de Beijing con países "problemáticos" tendrán repercusiones "en otras partes", y que el gobierno chino debía decidir si estaba dispuesto a pagar el precio.

Esos países incluyen a Irán, Sudán, Birmania y Zimbabwe, entre otros.

En una rueda de prensa el martes, Zoellick dijo que Beijing debe volverse más sensible a la forma en que sus políticas energéticas, comerciales y militares son recibidas por otros países.
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"Es importante que China reconozca eso en sus políticas hacia países como Sudán, Birmania o Irán. Aunque puedan estar motivadas por estrechos intereses energéticos, en Estados Unidos y otros países tienen un efecto mucho más amplio de política exterior", previno Zoellick.

China debe elegir si desea trabajar con Estados Unidos para resolver los problemas que presentan esos países o "si quiere estar contra nosotros y otros integrantes del sistema internacional también", amenazó el subsecretario de Estado.

Por otra parte, el gigante de Asia, con 1.300 millones de habitantes, considera a la escasez de energía una de las mayores amenazas a su seguridad nacional y estabilidad social.

Para saciar el voraz apetito de energía de una economía que en 2004 creció oficialmente 9,5 por ciento (aunque expertos estiman que el porcentaje fue mayor), China recurre al carbón, con el que satisface la mayor parte de sus necesidades energéticas, y en 1993 se transformó en un importador neto de petróleo.

Desde ese año, las importaciones de crudo no dejaron de crecer. El año pasado, importó 2,46 millones de barriles diarios, lo que representa cerca de 40 por ciento de la demanda actual.

Para 2025, según proyecciones de la Administración Estadounidense de Información sobre Energía, las importaciones de petróleo de China llegarán a 9,4 millones de barriles diarios, en un consumo total de 12,8 millones.

Muchos analistas opinan que el gran aumento de la demanda china fue en gran parte responsable del rápido incremento de los precios del petróleo en 2004.

En este contexto, planificadores chinos se propusieron diversificar sus fuentes de energía. Así, decidieron buscar recursos en Irán, un país al que Estados Unidos y Europa acusan de pretender fabricar armas nucleares, y en otros países afectados por la inestabilidad política o con gobiernos acusados de violaciones a los derechos humanos.

Entre estos últimos se cuenta un grupo de países africanos que representa 25 por ciento de las importaciones chinas de petróleo.

Sudán, cuyo régimen fue acusado de genocidio en la región de Darfur, es actualmente la mayor base de producción de China en el exterior. China National Petroleum Corporation tiene 40 por ciento de las acciones en un consorcio que explora yacimientos petrolíferos y está construyendo una terminal de exportación a un costo de 215 millones de dólares.

En parte, China pagó esta inversión con armas. Otras transacciones polémicas de China tuvieron lugar en Chad, Gabón y Nigeria.

En Irán, donde las empresas estadounidenses tienen prohibido invertir más de 20 millones de dólares por año, empresas chinas firmaron contratos de largo plazo por 200.000 millones de dólares, lo que convirtió a China en el mayor comprador de gas y petróleo iraní.

Estas inversiones conllevan grandes riesgos políticos. Tanto Sudán como Irán están en la mira de Estados Unidos, que les impuso sanciones políticas, comerciales o militares.

India, el segundo país más poblado del mundo, también está inquieta por los emprendimientos energéticos de China en el exterior.

Ambos países asiáticos compiten por futuras fuentes de energía comprando participaciones en nuevos yacimientos de gas y petróleo o firmando contratos de suministro cuando se descubren nuevas reservas en otros países.

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